La niñas sí que quieren ser princesas



Una ya clásica canción de los ochenta, "Pongamos que hablo de Madrid", afirmaba que las niñas ya no quieren ser princesas. El éxito del fenómeno chic lit o chic flick viene demostrando no es cierto, que las niñas de los ochenta, de los noventa y de los dos mil siguen queriendo ser princesas aunque crezcan, se independicen, tomen la iniciativa y estén más liberadas que nunca. Tiana y el sapo, dicen, es la última película taquillera de Disney y la muestra de su adaptación a esta nueva realidad postfeminista.

Al margen de la receta mercadotécnica, que ya es suficiente síntoma de la realidad social, tampoco hay que rasgarse las vestiduras en exceso. Los niños quieren ser superhéroes, y el personaje suele requerir chica, así que por qué preocuparse si las niñas necesitan príncipes. Simbolice esto lo que simbolice, sumisión, triunfo social o placer, la reflexión debería centrarse más en nuestro propios sentimientos como adultos ante esa situación. Quizá nos encanta ver a nuestras niñas como princesas y a nuestros niños como superhéros, tan guapos y tan listos, tan merecedores de toda nuestra cartera, que no tanto de nuestro tiempo tan escaso. Y los regalos de Papa Noel o los que vengan de Reyes serán dignos de tan altos candidatos a la futura infelicidad del descubrimiento: ni pricesas, ni superhéroes, ni leches.

Comentarios

  1. Ni princesas, ni superhéroes, ni leches... efectivamente :)
    Cuanto más lo pienso, menos identificada me siento con ese chic lit. No me puede horrorizar más la imagen de mujer (y hombre) que se da en esas series. No me gusta este primer mundo consumista del que tan difícil es escapar. Me pone de mal humor que el afecto se tenga que medir con regalos cada vez más caros y más sin venir a cuento.
    Con la de problemas que existen a nivel global, andamos despistados como un pulpo en un garaje, como diría mi padre.
    Madre mía, vaya planeta que les queda a nuestros hijos... ¿o será que estoy envejeciendo? :)

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