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Gobernar sin presupuestos

Decidir adónde va el dinero es probablemente lo más importante de la gestión pública. Por ello resulta frustrante ganar unas elecciones y no contar con un presupuesto propio. No me refiero a Feijóo, que ganó y no gobernó. Ni a Sánchez que, con su hype (tradúzcase por bombo publicitario) hasta el próximo lunes, nos hace olvidar que gobierna sin presupuestos. Sino a algo mucho más local: la Universidad de A Coruña. En concreto hablo del cuarto rector perteneciente a la misma corriente que lleva gobernando la universidad coruñesa desde hace 20 años. Ha decidido no presentar por ahora un presupuesto propio tras comprobar que hereda un imprevisto agujero de más de 3 millones. En realidad se trata de una cantidad ridícula para un presupuesto de más de 180. Claro que las magias financieras pueden ocultar otras sorpresas. De todos modos, no es el único motivo por el que ha decidido renunciar a su propias cuentas. También lo explica con el hecho de que se está instalando un nuevo sistema de in

Plan estratégico 2030-2050 gratis

Los planes estratégicos de las ciudades tienen tres problemas: quién los hace, cómo se elaboran  y que casi nunca llegan a aplicarse. Por eso he decidido ahorrar dinero a las arcas públicas y recurrir a ChatGPT para que redacte el plan estratégico de A Coruña 2030-2050. También se podría recurrir a un corta y pega, que en el fondo es algo bastante parecido a cómo trabaja ChatGPT solo que a lo bestia, pero ahora queda todo mucho más fino si decimos que incorpora Inteligencia Artificial. Así que vamos a ello. Me salto el diagnóstico de la situación de “macroentorno” porque se describe a diario en este periódico. Pido a la IA que haga un DAFO y aquí se lo resumo, que no me sobra el espacio. Debilidades: dependencia de Inditex, paro juvenil, transporte urbano y metropolitano, envejecimiento y urbanismo desequilibrado. Amenazas: inestabilidad internacional, cambio climático, competencia de otros destinos turísticos, políticas nacionales y autonómicas negativas, la gestión de residuos y la l

Lo peor para la salud mental

  Estar obsesionado por tu salud mental es malo para tu salud mental. Lo escuché en un programa de humor y me reí. Pero después comprobé que no exageraba. Según un informe de Fundamed, casi el 10% de españoles tienen un diagnóstico de depresión. Seis millones se automedican ansiolíticos, ¡la mayoría aconsejados por influencers!. Cada día se toman casi cinco millones de psicofármacos en España. Desde el año 2000 el consumo de antidepresivos ha aumentado un 249%. La mitad de los españoles dicen que se encuentran mal emocionalmente. Ocurre en todo el mundo desarrollado. Italianos y británicos están incluso más desanimados. Y quienes peor lo llevan son las mujeres de 45 a 54 años. Somos tan infelices que en TikTok circulan tests de autodiagnóstico para saber si tienes problemas mentales. Y en la Politécnica de Madrid ya detectan la depresión con inteligencia artificial. Lo que le faltaba a los adolescentes, a entrenadores del machine learning y a programadores informáticos. Sí, hubo una pa

Ramas, áreas, ámbitos y campos universitarios

  Disculpen que insista en la obsesión normativa de la Universidad española. Hace una semana hablaba de la diarrea de leyes universitarias de todos los gobiernos, menos el de Rajoy, pero no tenía espacio para comentar un proyecto de real decreto que vuelve a jugar con las palabras. Así, lo que antes era rama, área y últimamente ámbito de conocimiento, se propone convertir en campo. Parecen trileros del lenguaje. A ver si soy capaz de explicarlo. Hasta hace dos días, los títulos universitarios pertenecían a una de las cinco ramas de conocimiento: Ingeniería y Arquitectura, Artes y Humanidades, Ciencias Sociales y Jurídicas, Ciencias de la Salud y Ciencias. Y los profesores se encuadraban en 190 áreas de conocimiento agrupadas en Departamentos como cada Universidad convenía. Con un real decreto de 2021, las cinco ramas pasaron a ser 32 ámbitos. Los que al ministro Castells se le ocurrieron (imagino que con ayuda e influencias varias, siempre interesadas). En 2023 llegó la LOSU de Subirat

Y ahora opinando en El Ideal Gallego (como antes)

Hace cinco años me liaron en la SER para participar opinando en audiotuits y tertulias (y ahí sigo con compañeros como Luis Paz, Marta Otero y Paola Feal). Ahora me han liado con una columna en prensa local, en  El Ideal Gallego , un periódico de A Coruña en el que trabajé en los años 90. La sección, que se publica los viernes, se llama "Por amor al arte". Al margen de la razón obvia, tiene también el sentido de darle a la columna de vez en cuando una orientación hacia el cine. Seguramente no será lo más frecuente, porque la cabra tira al monte y antes que profesor de comunicación audiovisual soy periodista. Pero lo intentaré. Del mismo modo que intentaré introducir siempre algún dato que justifique la opinión, por lo demás tan personal y rebatible como todas...  Por eso he retomado hoy el blog, ya más como repositorio anticuado (creo que esto ya lo decía hablando de reconectar con el periodismo). Así que si aún andáis por ahí, un saludo de un viejo conocido. Y si me encuentr

Universidad: de 190 áreas a 32 ámbitos (equivocados)

En la Universidad española existe un catálogo de 190 áreas de conocimiento, trasnochado pero aún vigente, a donde adscriben a un profesor cuando gana una plaza. Si cuando había un catálogo de titulaciones limitado era muy poco práctico, ahora que hay casi  600 denominaciones de títulos universitarios diferentes  es sencillamente una ridiculez. Lo malo es que las materias de los casi 3.000 grados universitarios que se reparten esos casi 600 nombres se asignan a áreas de conocimiento. No a los profesores que saben de la materia. A las áreas. Si hay suerte, te toca como profesor de periodismo un periodista, de publicidad un publicista, pero también te puede dar marketing un economista, un sociólogo o un informático. En mi Facultad hay profesores en el área de conocimiento de Cartografía, Geodesia y Fotogrametría que son arquitectos, informáticos y graduados en Bellas Artes. Imparten materias como animación, videojuegos o efectos especiales. Profesores del área de Computación que enseñan a

Cambio horario: a quien madruga... le salen ojeras

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Esta noche cambió el horario oficial. Decían hace un tiempo que iban a abandonar la costumbre, pero ya saben que la cosa se pospone al menos hasta el 26. Llaman la atención las discusiones que provoca el asunto. Más si cabe en las zonas más orientales y occidentales del país, las más afectadas por el reloj respecto al sol. No importa la especialidad profesional del opinante, ya sea sociólogo o astrofísico, economista o sanitario, porque desde una perspectiva profesional todo el mundo admite la importancia del sol (los gallegos comen más tarde que los de Baleares si nos fiamos del reloj pero exactamente en el mismo momento solar). Lo que sí importa es que la persona que emite su opinión sea madrugador (alondra) o noctámbulo (búho), o feliz cumplidor de las normas sociales (sistémico) o empeñado en ensalzar la libertad individual (empático). Y sobre todo orgulloso de ser cualquiera de estas cosas. Los husos horarios, esos que insisten en que Barcelona y Londres deberían tener la misma

Comunicación, marketing...o lo que sea

Esto debe ser difícil de explicar. O de entender. En todo caso provoca una cierta frustración. Acabo de ver al enésimo ex alumno de Comunicación que dice en su Linkedin que se dedica al Marketing. Lo cual no sería mala cosa si no fuera porque todo lo que asegura hacer es una actividad de Comunicación, propia de un graduado en esa disciplina: redes sociales, webs, relaciones con los medios, creación de contenidos escritos y audiovisuales, relaciones con clientes y proveedores e incluso creación de acciones de responsabilidad social corporativa.  Pero no sé por qué extraña razón a eso le llaman marketing. Cierto que esta clase de comunicación puede encuadrarse dentro del marketing, pero no realizan ni una sola investigación mercados, ni de posicionamiento de producto, ni de política de precios o distribución, logística,  control de resultados, ni de estrategia respecto a la competencia, de análisis de macroentorno, etc, etc... "Solo" se centran en cuestiones de comunicación (

El laberinto legal universitario

  En España se han promulgado medio millón de leyes desde la instauración de la democracia. Un afán legislador causado con frecuencia por el adanismo y el ardor guerrero de cada nuevo gobernante. Afecta a casi todos los ámbitos. Los más comentados son el penal y el educativo. Aunque dentro de este último casi siempre se habla más de la educación obligatoria que de la superior.  Así que permítanme compartir mi perspectiva desde los sectores que mejor conozco. Llevo más de 20 años como profesor universitario, después de ejercer el periodismo las dos décadas anteriores. En el campo periodístico, desde la Constitución solo se ha regulado la cláusula de conciencia en 1997. Incluso partes de la ley de prensa de Fraga de 1966 siguen en vigor. Algo excepcional. Por el contrario, en la Universidad ya he vivido cinco leyes: la franquista (que llegó a los noventa), la de González, la de Aznar, la de Zapatero, y ahora la de Sánchez. De los reglamentos y las normas autonómicas y locales ni les cuen

El juego de los milmillonarios

  La fundación de Marta Ortega ha obtenido una concesión de terrenos en el por ahora desaprovechado puerto coruñés para darle continuidad a su sala de exposiciones. Hace apenas unas semanas su padre donaba unos aparatos de protonterapia contra el cáncer. Unos aplauden su filantropía. Otros se escandalizan.  Los “milmillonarios” siempre provocan estas dos reacciones. Hay quien piensa que ganan tanto dinero porque no pagan los suficientes sueldos ni los suficientes impuestos. Hay quien los admira por la riqueza que generan y quien los elogia esperando llevarse bien con ellos. En realidad, me interesa poco esa polémica. Comprar tecnología para la sanidad pública u organizar muestras fotográficas, siendo cuestiones difíciles de comparar, tienen en común su gratuidad para los ciudadanos, aunque puedan suponer calderilla para sus impulsores. Pero no entro a juzgar, ni siquiera opinar, sobre cómo emplean los Ortega su dinero. Son simplemente dos ejemplos de lo que pueden hacer las grandes for

Jueces sustitutos

  Catorce nuevas juezas se incorporan a su cargo en Galicia. Perdón por no hablar de su sexo, sino de su ridículo número. Porque, solo unos días después, se han convocado  para los tribunales gallegos 111 plazas de jueces sustitutos y magistrados suplentes. Dicho de otra forma: se necesitaban 125 jueces en Galicia y únicamente convocaron 14 plazas fijas. En toda España han ofertado 120 plazas para titulares y mil de sustitutos. Una locura. Cómo no va a ser lenta la justicia. Uno de cada cinco jueces en España trabaja en precario, tras un concurso de méritos, sin oposición y sin haber pasado por la Escuela Judicial. Algo semejante ocurre con los fiscales. El poder en general y el judicial en concreto parecen preferir un abultado cupo de jueces temporeros que, si no gustan, no se les vuelve a llamar. Ni siquiera son fijos discontinuos. Sí, lo sé, ocurre en el Sergas, en todo el sector público. En este país, la Administración es el primer contratador con miedo al trabajador estable. Pero

Escuela gallega de cine

  Semana de Oscars, en realidad trimestre de premios cinematográficos que en Galicia rematará el próximo 23 con la entrega de los Mestre Mateo. Siempre me ha sorprendido el éxito de público que registran estas galas, aunque después reciban críticas feroces. Los Goya reunieron a casi dos millones y medio de espectadores ante el televisor, un año en el que la taquilla se va sobreponiendo tras la pandemia y las plataformas producen películas y series sin parar. El sector audiovisual crece como nunca. El gallego también. Salta, O corno, Fatum, Matria, Rapa… No solo se estrenan más títulos sino que son mucho mejores. Productoras como Vaca, Portocabo o Voz Audiovisual han alcanzado niveles impensables unos años atrás. Sin embargo, incomprensiblemente, Galicia no tiene todavía una auténtica escuela de cine. Madrid y Cataluña, con la ECAM y la ESCAC, respectivamente, han recuperado un concepto que nunca debió abandonarse. Porque una cosa son los ciclos de Formación Profesional y los títulos un

El asesino silencioso

  Ninguna de las principales ciudades españolas cumple con los nuevos límites europeos a la contaminación. En otras palabras, respiramos mierda. Pero antes de caer en tentaciones alarmistas o negacionistas, antes de prohibir el uso del coche o demonizar la agenda del cambio climático, recordemos por un momento que tenemos en casa otro veneno con el que las administraciones o los ecologistas siguen siendo sorprendentemente laxos: el radón.  En España se rebajó en 2022 el límite de radón aconsejable en empresas y locales públicos. Y desde junio será obligatorio medirlo en las empresas gallegas. Pero este límite normativo sigue siendo el triple de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Y nadie protesta, ni ninguna administración parece dispuesta a tomar medidas comparables con las que se están tomando, por ejemplo, con el tráfico. Según estimaciones de la OMS, el radón mata en España unas dos mil personas al año. Parecen pocas si tenemos en cuenta que anualmente fallecen m

Para que algo cambie

Hay quien mantiene que en Galicia ha empezado una nueva etapa en la que los liderazgos personales no importan. Que todo se resume a la extensión de los tentáculos con los que un partido es capaz de controlar una sociedad o, dicho de otro modo, al trabajo diario con la gente a pie de calle. El carisma clásico está obsoleto. Ahora vende electoralmente la timidez, la normalidad, la suavidad y se premia “picar piedra” toda la legislatura. Por eso arrasa el PP, presente a quien presente. Por eso ha crecido el BNG. Y por eso se ha hundido el PSdeG. No importan los programas, ni las ideologías. Sí, seguimos siendo de izquierdas o de derechas, progresistas o conservadores, pero esto va de cuestiones sociales, no de política. A lo mejor tienen razón. Claro que también parece razonable la simpleza de las dos Españas o las dos Galicias. Con una diferencia entre ellas de apenas unos miles de votos (treinta mil de 1,4 millones). Eso sí: una de las dos Galicias, la izquierda, está dividida en varias

Reconocer errores

  ¿A qué jugamos? Diga esta frase con ilusión y se dará cuenta de que hace muchos años que no la pronuncia. Se lo decíamos a nuestros amigos e incluso a nuestros desconocidos. ¿Jugamos a algo?, ¿quieres jugar conmigo? La sencillez y la claridad con la que nos comunicábamos de niños facilitaría mucho las cosas si la siguiésemos empleando de adultos. Claro que para lograrlo deberíamos aspirar solo a jugar, a pasárnoslo bien. No a ganar nada ni engañar a nadie, ni mucho menos a nuestro compañero de juego. Me argumentarán ustedes que la vida no es un juego. Que, como diría Disciépolo, el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Pero, qué quiere que le diga, el domingo hay elecciones. Así que vale casi cualquier verso del tango, por ejemplo: todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. Durante esta campaña desganada y al ralentí, los partidos han estado jugando con nosotros sin pedírnoslo. Con plena consciencia de haber cometido un error gordo de base pero sin reco
  Barbie y los Goya No creo que Barbie sea una magnífica película. Tampoco demasiado mala ni demasiado original. Lego, Playmóbil, Transformers, Toy Story, G.I. Joe… la lista de películas de juguetes es amplia. Incluso la propia Barbie ha tenido varios títulos menores que preceden a este éxito descomunal de taquilla. Por cierto, un éxito no mucho mayor que el de Super Mario Bros. El film de Greta Gerwig es algo histriónico, lento por momentos y con sobreactuaciones entre lo infantil y lo bochornoso, como la Mel Ferrer. Siendo correcta en alguna que otra cuestión cinematográfica, donde borda la excelencia es en su estrategia de marketing, con una campaña de promoción y un sentido de la oportunidad envidiable en cuanto a su discurso, nivel intelectual y público objetivo: para “anti Barbies”, para “pro Barbies”, para madres que jugaron y para hijas que, ahora sí, jugarán.  Claro que su presupuesto estratosférico, unos 130 millones, sirve de excusa para no compararla con cualquier película