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Los medios y el imaginario social

Un viejo debate en los medios de comunicación social, periodísticos y artísticos, como el cine, se produce entre quienes consideran que construyen el imaginario social o quienes sostienen que se limitan a reflejarlo. Como seguramente ambas posturas tienen parte de razón, resulta mucho más interesante analizar en los medios de consumo, los que necesitan audiencia, venta o taquilla, si se pliegan a ese imaginario con la intención de reforzarlo o de transformarlo desde dentro.

Por ejemplo, sin entrar en los matices de estereotipo, arquetipo y demás: qué hacemos los medios con cuestiones como los padres, los profesores y los niños; qué hacemos con las mujeres y los hombres, los ancianos y los jóvenes, la velocidad, la diversión, el éxito, los valores, la felicidad... Existen algunos tópicos: la violencia, el machismo, el sexo, el consumismo... Siempre que queramos realizar una investigación para demostrar su presencia excesiva lo conseguiremos sin demasiado esfuerzo y confirmaremos el prejuicio moral y político. Así se plantea, por ejemplo, el papel de la televisión pública, la ética periodística, la protección a la infancia.

Pero llevamos cien años de cine, sesenta de tele, unos siglos de prensa y unos milenios de cultura. Esperamos determinados comportamientos del héroe y del villano, del poli y del ladrón, del espía y del extraterrestre; están las reglas de la narrativa, de los géneros, además de las modas y las tendencias, y está, naturalmente el mercado, que quiere ver y leer determinados productos. El margen para quien no pretenda alimentar el imaginario social es escaso, pero el que quiera reforzarlo sólo tiene el límite de lo tópico y demagógico e incluso ahí siempre encontrará el forofo que lo aplauda. Por eso los medios son esencialmente populistas y conservadores.

Lo curioso es que determinados asuntos se convierten en parte de ese imaginario a la velocidad de vértigo y se quedan en él durante décadas. Habrá quien vea oscuras estrategias del poder establecido, prejuicios sexistas, clasistas, racistas, nacionalistas, culturales. Pero estoy seguro de que en ocasiones se produce un efecto mariposa que los medios engordamos como por arte de magia.

Dos ejemplos; Rebelde sin causa y Easy rider, adolescentes y moteros, reflejaban una realidad o le dieron impulso, o ambas cosas.

Y ahora empiece a pensar en grandes éxitos televisivos de los últimos años: Los Picapiedra, Los Soprano y Los Simpson, Marcus Welby, House o Anatomía de Grey, La Casa de la Pradera y Mujeres desesperadas, Friends, Ally McBeal o Sex and the city, Cheers, Falcon Crest, Melrose Place o The West Wing, Heidi, Mazinger, Médico de Familia, Prison Break, Queer as Folk, CSI, Lost, o Dexter... podría seguir citando casi indefinidamente.

¿Quién pretendía reforzar el estereotipo o quien simplemente lo reflejaba e incluso pretendía "reconducirlo"?

¿Tiene la imagen? Es la nuestra.

Comentarios

  1. Ben certo.

    -Cierto.

    O estrano é que agora se vinculan a ficción e a información dun xeito escalofriante. Incluso diríase que estamos a vivir unha experiencia de ficción socio-sanitaria co alarmismo que se está a crear entorno á gripe A.

    -Lo extraño es que ahora mismo la vinculación entre ficción e información es escalofriante.
    Incluso me atrevería a decir que estamos viviendo una experiencia de ficción socio-sanitaria con el alarmismo extremo que se ha desatado entorno a la gripe A.

    Antes estaban claros os límites de cada materia, ficción, información, opinión... Esas barreiras esvaeceron tan axiña como a desaparición das fronteiras políticas para os que, de momento, somos cidadáns europeos.
    - Al menos antes estaban claros los límites de cada materia, ficción, información, opinión... Estas barreras se han desvanecido tan deprisa como la desaparición de las fronteras políticas para los que, de momento, somos ciudadanos europeos.
    Saudos, dunha das súas alumnas de posgrao.
    -Saludos de una de sus ex alumnas de postgrado en Santiago de Compostela.

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  2. Qué bueno lo de la traducción simultánea ;-). Tienes mucha razón Mónica.

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