José María Castellano y la gestión de la Universidad (II)

Lo prometido es deuda así que continúo escribiendo sobre el discurso que José María Castellano pronunció en la Universidad de A Coruña.

Después de hablar de los estudiantes y de los profesores, se refería el ex-número dos de Inditex (Zara y otros), y actual vicepresidente de La Voz de Galicia, a la gestión de la Universidad. A su juicio, un gestor no tiene por qué tener una titulación propia del área gestionada. Es decir, el gestor de un hospital no tiene por qué ser médico ni el de una Universidad profesor.

Yo estoy de acuerdo sólo hasta cierto punto porque creo que lo adecuado sería tener al frente de un hospital a un médico con formación de gestor o a un gestor con formación, digamos, hospitalaria. Pero reconozco que, puestos a escoger extremos, prefiero un gerente profesional no médico a un médico sin formación en gestión. En la Universidad pública española esto está teóricamente resuelto porque existe el rector, que debe ser catedrático, y un gerente (que por cierto suele cobrar más). Lamentablemente al gerente creo que no se le exige perfil alguno.

Castellano siguió hablando sobre la calidad. Y aportó algunos datos. Por ejemplo:

En todos los rankings de las mejores universidades del mundo que consultó no aparecía ninguna gallega, sin embargo cada vez aparecen más universidades de los países llamados en desarrollo, como México, Brasil, Corea o Nueva Zelanda.

Las Facultades de Ciencias Económicas y Empresariales españolas tampoco aparecen, sin embargo existen tres programas de MBA españoles posicionados entre los diez mejores del mundo: IESE, ESADE e Instituto de Empresa, por encima del MIT, la London School of Economics o Columbia.

Cada año, cinco mil estudiantes gallegos se matriculan en universidades de fuera de Galicia; otros cinco mil se van de Galicia al acabar sus estudios universitarios: se exporta mano de obra cualificada, financiada con el dinero público.

La demanda de plazas en determinadas carreras no para de descender, pero la Universidad pública es tan rígida que no puede adaptar su estructura a la nueva situación: no se puede reducir el número de profesores, no se eliminan titulaciones ni se racionalizan medios materiales. En opinión de Castellano, resultaría más barato enviar a todos los alumnos de Ciencias Económicas de Galicia a estudiar a Cambridge que mantener las cinco Facultades existentes. Con otras carreras ocurre lo mismo.

Castellano se preguntaba, porque no los conocía, si se habían realizado planes de marketing o estratégicos para poner remedio a la situación. Y en efecto, se han hecho. Sin comentarios.

A su juicio, el cambio se debe afrontar desde cuatro puntos de vista. Les adelanto dos para no extender esta entrada del blog y prometo concluir mañana:

1. En la gestión interna de la Universidad. Con el actual modelo "participativo" a un rector le cuesta poner en marcha cualquier proyecto mucho más que en una empresa privada, con el consiguiente desgaste personal y de medios.

2.El sistema de toma de decisiones. Castellano contaba cómo siendo catedrático a tiempo parcial en un consejo de departamento sobre una tesis doctoral tenía medio voto, mientras que un alumno tenía un voto completo. En su opinión, "la labor de un alumno consiste en estudiar y formarse, no en participar en órganos de gobierno evaluando materias que desconoce y teniendo el mismo peso en la votación que dos catedráticos".

A este respecto, comentó otro ejemplo: "Cuando se jubiló el ya fallecido profesor Fuentes Quintana, la Universidad Complutense de Madrid le propuso ser profesor emérito, a lo cual el profesor se negó porque en la comisión que debería aprobar el nombramiento estaba compuesta, entre otros, por el bedel Justo, amigo del profesor. Nadie tiene nada contra los bedeles pero están para hacer la función que tienen desempeñada, no para decidir quién es emérito o no".

"Poniendo un ejemplo de la medicina, es como si un cirujano antes de decidir una operación tiene que consultar con el camillero y someter a votación la decisión. Si yo soy el paciente, saldría corriendo", concluyó.

Estoy convencido de que entre quienes escuchaban a Castellano en el Paraninfo de la Universidad de A Coruña, muchos se pondrían a aplaudir desaforadamente, pero a ver quién era el rico que, sin ser un ejecutivo de éxito mundial, se atreve a decir cosas como que "nos imponen un exceso de democracia donde no es necesario ni eficaz".

Comentarios

  1. Siempre hubo y siempre habrá quien encuentre adecuado que "cualquier" tipo de organización que pueda existir se gestione como si fuera una empresa... ¡Viva el modelo empresarial! se acabó eso de los órganos públicos ineficientes, que se han convertido en ong's ultrademocráticas y vetustas (oh, qué palabra!)...
    Vamos a poner por delante el hecho de que los alumnos son todos unos ignorantes. Vamos a poner por delante que cualquier tipo de sistema de consenso es un atraso. Vamos a poner por delante que con la opinión de un único experto visionario el mundo sería un lugar idílico. Adorada Tecnocracia, cuanto te añoramos!!!

    ...bah! para que me enveneno... si al final yo esto solo lo escribo por que tengo ganas de discutir, como todos esos chavales metomentodo de la universidad, que ocupan el lugar de los catedráticos en las decisiones... que ganas de perder el tiempo, con lo bien que se está en el botellón...

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  2. si, eso, eso... yo también exijo democracia total... y cada vez que me tengan que operar (por seguir con el ejemplo ya dicho) que le consulten también al bedel del hospital, al personal de limpieza, al celador y a su primo... que al fin y al cabo también son personas humanas, con derecho a voz, voto y cena :)

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  3. Creo que una empresa puede tener un fin social, no económico, creo que una universidad pública debe ser democrática, creo que no todas las decisiones en la vida tienen que ser democráticas, creo que la demagogia es una pérdida de tiempo sobre todo cuando apenas hay audiencia ;-), creo que todo el mundo puede tener una opinión, pero no todo el mundo tiene criterio.

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