Reyes y adolescentes
De acuerdo, algunos han suspendido todas por enésima vez y por fin se han quedado sin reyes. Pero otros reciben un videojuego que en realidad ya se habían descargado sin que los reyes se hubieran enterado. Otros se encuentran con la cuarta o quinta Nintendo de su vida (podrían hacer una exposición titulada "De la Gameboy a la DSi"), o la tercera PlayStation (es que le gusta tanto al padre como al hijo), o el sexto móvil (bueno, alguno fue heredado), su segundo iPhone, su cuarto MP3 o iPod, la segunda PSP; habrá quien reciba directamente el chipeo de la Wii, que era el único del barrio que no lo había hecho... y ¡ay si Google se hubiera dado más prisa con el Nexus One o Apple con su tablet! Como las cámaras digitales ya son un clásico que hay que ir renovando, alguno habrá recibido la última con tropecientos megapíxeles o una que grabe HD.
La colección de cargadores, alimentadores, auriculares, transformadores y cables se siguen amontonando por los cajones. La cacharrería alrededor del ordenata y cada vez más alrededor del televisor pone de los nervios a quien debe limpiar (casi nunca el usuario) o le gusta mínimamente el orden. Y es que no hay nada más caótico que el enmañaramiento digital.
Uno pensaba que nada sería comparable a esos días de reyes imborrables con niños pequeños chillando de alegría ante enormes paquetes de juguetes de plástico o peluches gigantes cuyos envases abarrotaban los contenedores de basura esa misma noche. Ya sacar la pistola de rayos de su cartón era una obra de ingeniería, siempre faltaban pilas incluso cuando los reyes aprendían a regalarlas por si acaso. No digo nada montar el barco de turno, o el coche, o la cocina, o el problema de dónde guardar bicicletas, patines, canastas...
Pero con la adolescencia todo cambia para que todo siga igual. Solo que sin saltos de alegría, con algún gesto torcido, con errores, o con hastío. Claro que hay otros regalos: la ropa, los libros, la música (jajajaja, algunos seguimos comprando algún CD), los complementos... en realidad son los regalos a beneficio de inventario. Los protagonistas son los otros.
Y todos los años me pregunto, ciego que es uno, que estaré haciendo mal.
¡Qué refrescantes resultan sus reflexiones en un día como hoy!
ResponderEliminarAñadiría, ¿qué tipo de sociedad le estamos presentando a nuestros jóvenes?
Felicidades por su discurso.
Un saludo.