Ahí están. Llegando de la mano de Kindle. En España, El País y El Mundo empiezan a distribuirse en el soporte del libro electrónico. Por ahora nadie habla de entregar el aparato al suscribirse o con un precio promocional atractivo. Todo llegará. El ahorro no es muy grande para el lector. La política de precios todavía tendrá que pensarse y repensarse. El diseño también. Igual que la experiencia de uso. Creo que la tinta digital representa una de las últimas oportunidades para el periódico tal y como lo conocemos, como un producto tipográfico. Publicitariamente deberían investigarse sus posibilidades en mercado locales, son enormes, pero la apuesta tiene que ser decidida y los tiempos económicos no lo propician. El sector es conservador y la caída lenta, aunque cada vez menos. No me gustaría verlos morir. Pero el Kindle, todavía una patata, sólo es el principio.
Hay miles de cuestiones sobre las que no tengo opinión, sólo estómago. La identidad sexual es una de ellas. No sé qué pensar ante alguien que duda sobre quién es. Y me quedo desconcertado ante la realidad de que algunos hombres quieren ser mujer o viceversa. O ante el hecho de que a un hombre le atraigan los hombres, a una mujer las mujeres. No tener opinión no significa mucho. La mayoría de las cosas se aceptan, se observan, gustan o no, simplemente están. Si dudo sobre la identidad sexual de una persona, me siento inseguro, como con cualquier duda, pero lo acepto como algo que no es de mi incumbencia salvo, naturalmente, que tenga algún interés sexual en ella o sea un juez deportivo ante uno de esos extraños casos como el de la corredora surafricana Caster Semenya . Pero no me quiero referir a la atleta sino a una actriz, Antonia San Juan , con la que comparto una homonimia razonable. Aunque escribamos nuestro apellido de forma diferente, ella separado y yo junto, y ella sea Antonia
Estoy de acuerdo contigo, Antonio. Éste es sólo el principio de una revolución digital en los medios de comunicación. No sé si es que los grandes grupos no lo ven o no lo quieren ver. Pero ése es el futuro.
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