Olé por los viejos



Hace unas temporadas que echo un vistazo a los resultados de la marathón de Nueva York con una morbosa intención: ver los tiempos de los corredores de más de setenta u ochenta años. En la carrera del domingo pasado, llegaron a la meta 12 octogenarios, incluidas 3 mujeres, el más rápido lo logró en 4 horas y 58 minutos, el más lento utilizó 8 horas y 2 minutos.

Yo no soy capaz de correr más de quince o veinte minutos y no más de 3 kilómetros. Pero está claro que esto se debe a que soy pequeño. Cuando crezca, dentro de 30 o 40 años, espero parecerme a uno de estos superhombres. Aunque en realidad me conformaría con estar vivo. Eso sí, tan vivo como ellos, con las mismas ganas, la misma voluntad de hacer lo que me guste, aunque no sea correr; me valdría reír, o cantar o andar detrás de esas chavalas de setenta o de ochenta tan bien conservadas como Bertha, Joy y Yolande, 81, 83 y 84 abriles respectivamente, capaces de darle a las zapatillas de ese modo tan sobrehumano.

Y es que en una de esas carreras hay de todo, desde campeones mundiales a frikis, pasando por aficionados y profesionales, obesos, manifestantes, cachondos, discapacitados, patriotas, activistas, soplagaitas... Pero qué quieren que les diga, mis respetos, mi admiración y, sobre todo, mi envidia, va para ellos. Olé por los viejos.

Comentarios

  1. Anímate, hombre, que no decaiga y sacude el culo. Es sano y te ayudará a llegar tan lejos como esos a los que "envidias". Saludos. Gracias por tu visita y tu comentario.

    ResponderEliminar
  2. Son los que más mérito tienen sólo con terminarlo.
    Respeto y admiración a nuestros mayores.

    Un saludo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Antonia San Juan no es un hombre

Aguacero de albóndigas estereoscópicas

Cambio horario: a quien madruga... le salen ojeras