Hay miles de cuestiones sobre las que no tengo opinión, sólo estómago. La identidad sexual es una de ellas. No sé qué pensar ante alguien que duda sobre quién es. Y me quedo desconcertado ante la realidad de que algunos hombres quieren ser mujer o viceversa. O ante el hecho de que a un hombre le atraigan los hombres, a una mujer las mujeres. No tener opinión no significa mucho. La mayoría de las cosas se aceptan, se observan, gustan o no, simplemente están. Si dudo sobre la identidad sexual de una persona, me siento inseguro, como con cualquier duda, pero lo acepto como algo que no es de mi incumbencia salvo, naturalmente, que tenga algún interés sexual en ella o sea un juez deportivo ante uno de esos extraños casos como el de la corredora surafricana Caster Semenya . Pero no me quiero referir a la atleta sino a una actriz, Antonia San Juan , con la que comparto una homonimia razonable. Aunque escribamos nuestro apellido de forma diferente, ella separado y yo junto, y ella sea Antonia ...
Pues por ahora sigue sin convencerme en cine estereoscópico, sí, el de las gafitas por mucho que haya mejorado la técnica. Pesan, quitan demasiada luminosidad, y narrativamente la tercera dimensión sigue sin aportar absolutamente nada. Pasada la primera sorpresa del novato, todo parece reducirse a que te lancen cosas a la cara. Claro que afecta la película que veas, y yo vengo afectado por ver " Lluvia de albóndigas " ( Cloudy with a Chance of Meatballs ). Una buena historia original se convierte en una mezcla de Jimmy Neutron y el Laboratorio de Dexter . El guión pretende hacer una parodia del cine de catástrofes, pero directamente se excede hasta la ridiculez, en una prolongación del final sin sentido; carece de subtramas y no dedica ni un mal guiño a los padres. Los personajes, planos, sin el menor atisbo de conciencia social respecto al hambre en el mundo; machistas (de la peor escuela, la que elimina los escasos papeles femeninos a una madre que desaparece como por art...
En el taller no encuentran la avería después de un mes. En la telefónica te facturan servicios que nunca has solicitado ni utilizado. Vas al banco seis veces para presentar el mismo papel y cada vez le ocurre al impreso algo diferente. El dermatólogo, tras un año en lista de espera y una reclamación, no tiene ni idea de lo que te pasa. La aseguradora te explica que precisamente esa fuga en la cisterna no está cubierta por la póliza. En el trabajo no quieren pagarte un kilometraje porque no has ido por autopista. Te trolea un chatbot, después de tres horas de espera, pidiéndote los mismos datos que has dado al principio, vuelve a iniciar el proceso y te informa de que el tiempo de espera es elevado. Lo admito, necesito vacaciones. Probablemente el sector turístico funcione mejor, me digo. Casi seguro que los empresarios hoteleros habrán contenido los precios ante la competencia de los pisos turísticos. Los vuelos serán más baratos frente al tren de alta velocidad. Hasta es posible que e...
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