Presionando a la Justicia

Ayer se conocía el caso de una pareja a la que le "okuparon" su vivienda. Pusieron la correspondiente denuncia; los okupas se fueron cuando les dio la gana, no por la denuncia que abrió un largo proceso penal, sino porque se aburrieron o encontraron una casa mejor igual de gratis. Cuando los propietarios quisieron volver a entrar en su casa ya desokupada se encontraron con el esperpento de que no pueden entrar hasta que exista una resolución judicial.

Apenas unos días antes se publicaba otra noticia semejante: una familia lleva pagando 16 meses el aquiler de una casa ocupada por otros y el juez no dicta el desalojo porque los okupas no disponen de recursos suficientes. Eso sí, les hace pagar un euro al mes.

Hablando de la cuestión en la televisión pública entrevistaban a una individua que explicaba sin pudor (minuto 33:50 del vídeo) cómo había entrado en una casa que no era suya: había llamado a un cerrajero y listo. Si la acaban echando, comentaba, iría a otro piso hasta quedarse con uno. Buena era ella, como para que no se lo regalen.

La "okupación" es un simple ejemplo. Está el delito violento, la indefensión administrativa, la inseguridad legal en términos fiscales y mercantiles, la improvisación legislativa desde el ejecutivo, las corruptelas, los estrellatos personalistas, huelgas de jueces,.... La Justicia vive al borde del colapso en un país, España, que es el nuevo hermano pobre de Europa según The Economist. Y algunos han decidido enfrentarse a la situación de modos muy diferentes. Pasando de víctimas a aprovechados del sistema.

Si mezclamos crisis económica y un mal o lento funcionamiento de la Justicia, con un Estado "quizá hipergarantista", según la portavoz del Consejo General del Poder Judicial, puede ocurrir cualquier cosa.

Y en un contexto así de grave, el manifiesto más enérgico del periodismo español en 30 años de democracia sobre los tribunales ha sido el editorial conjunto de 12 periódicos catalanes en relación a una sentencia del Tribunal Constitucional, ni siquiera emitida aún, sobre el Estatuto de Autonomía de Cataluña.

Estamos hechos unos zorros y puestos a presionar a lo bestia al sistema judicial lo hacemos con una cuestión estatutaria asociada a la dignidad de Cataluña. Manda güevos.

¿Dignidad? Para dignidad la de los que se quedan sin casa y en plena impotencia no la emprenden a leches con la pandilla de sinvergüenzas que están en sus poltronas apartados de la vida real de la gente, haciendo la gran política o el gran periodismo respondiendo a quién sabe qué grandes intereses.

Desde luego, qué indefensos estamos los ciudadanos normales rodeados por tantos defensores de la formación del espíritu nacional.

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