Si usted anuncia que mañana va a reducir los precios, es probable que la gente no compre hoy y espere. Si prometemos futuras rebajas fiscales a productos que no se venden por la crisis, sufrirán mientras tanto una crisis mayor. Si decimos que los barcos españoles van desprotegidos o con una seguridad privada que sólo ha superado un cursillo de tres días y que sólo lleva fusiles de asalto con 400 metros de alcance, pues ya me dirá usted que harán los piratas. El Gobierno de Zapatero tiene fama de manejar bien la información. No es cierto. Simplemente la oposición lo hace todavía peor.
Hay miles de cuestiones sobre las que no tengo opinión, sólo estómago. La identidad sexual es una de ellas. No sé qué pensar ante alguien que duda sobre quién es. Y me quedo desconcertado ante la realidad de que algunos hombres quieren ser mujer o viceversa. O ante el hecho de que a un hombre le atraigan los hombres, a una mujer las mujeres. No tener opinión no significa mucho. La mayoría de las cosas se aceptan, se observan, gustan o no, simplemente están. Si dudo sobre la identidad sexual de una persona, me siento inseguro, como con cualquier duda, pero lo acepto como algo que no es de mi incumbencia salvo, naturalmente, que tenga algún interés sexual en ella o sea un juez deportivo ante uno de esos extraños casos como el de la corredora surafricana Caster Semenya . Pero no me quiero referir a la atleta sino a una actriz, Antonia San Juan , con la que comparto una homonimia razonable. Aunque escribamos nuestro apellido de forma diferente, ella separado y yo junto, y ella sea Antonia
Comentarios
Publicar un comentario