Tiene usted razón (3)
¿Y a usted qué le parece que la cocina del yonqui que ha salido en ese programa de reportajes callejeros sea bastante parecida a la suya? Quiero decir, o él tiene una cocina demasiado buena para su salud, sus ingresos y su aspecto, o la suya, o la mía, es demasiado mala.
Vale que el conductor del autobús tenga mejor coche que yo; que el encofrador me triplique el sueldo incluso con crisis de la construcción; que por reparar una cubierta, es decir, un tejado, en un día de trabajo me quieran cobrar mi salario mensual; que por una antena de televisión para la TDT, colocada en hora y media me hayan tratado de clavar 700 euros; que un cerrajero me lleve 150 por abrirme la puerta en 10 segundos (ok, más desplazamiento, que debe venir con chófer); o que por 2o metros de gres instalado la broma salga por 4.000. Vale.
Estoy acostumbrado a que me miren como si fuera un señorito pringao que, después de estudiar hasta una carrera y un MBA, dirigir empresas, eso sí, de pura supervivencia mercantil (la especialidad de la pyme española de comunicación), tenga como única misión en la vida reflexionar cada año si, tras lo de Hacienda, no merecerá la pena dejar de hacer horas extras y pedir un subsidio o una beca.
Soy de una generación de hombres echados a perder. De hijos, obedecíamos a nuestros padres; de padres, obedecemos a nuestros hijos; de alumnos, los profesores nos daban miedo e incluso nos pegaban; de profes nos dan miedo los alumnos; nuestras madres, en la cocina y con la pata quebrada, trataban como reyes a nuestros padres, ahora... viva la república independiente de tu casa, bueno de la suya... Mejor no sigo, lo he aceptado y ya está.
Pero cada vez que esos programas cámara al hombro nos muestran el lumpen que te imaginas "sin hogar", sin apenas venas donde inyectarse, hablando con un cuelgue épico, evidenciando que currelar, currelar, lo que se dice currelar, como que poco... pero que con algo de trapicheo, cobrando una ayudita pública y lo que ahorra en hipoteca, alquiler, impuestos, seguros, licencias, tasas de recogida de basuras, el apaño de la luz y del gas, pues tacita a tacita ¡que el yonqui se haga un plato de macarrones en una cocina alicatada hasta el techo, con microondas, combi y un teleplasma que no te menees...! Caramba, que estoy orgulloso de lo que contribuyo al bienestar social, así se le atraganten un poquito. Hombre.
A qué va a ser que estos programas de televisión en el fondo tienen línea editorial...
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