Empezando

Aunque el título corresponde a un viejo proyecto, empiezo este blog porque estoy enzarzado en un curso de marketing y comunicación digital. Los medios sociales, los influenciadores, los blogueros aficionados y profesionales, las estrategias empresariales y, en último término, quién se encarga de todo esto en las empresas normales cuando deciden que quieren una presencia en la red que vaya más allá de tener una página web y usar el correo electrónico.

Empieza hoy, pero lo cierto es que todas estas reflexiones tienen su origen en una tesis que comenzó hace casi catorce años (ojo, también se acabó hace siete). Eran los tiempos de Goya, después Infovía, después Cesatel.... Y una columna diaria firmada a mediados de los noventa ya con un e-mail, donde recibí unas cuantas amenazas de muerte, alabanzas, críticas normales y extrañadas por publicar sin pudor ese dato, por aquel entonces tan minoritario y reservado.
Si en los noventa y principios de los dos mil las empresas se preguntaban si debían estar en internet y permitir su acceso a sus trabajadores, hoy saben que esa presencia es imprescindible aunque no siempre adecuada y se preguntan si sus empleados deben poder acceder a las redes sociales. Pero su principal preocupación es cómo posicionarse en la red, cómo controlar su reputación, cómo llegar a sus clientes y cómo sus clientes llegan a ellos.

Lo divertido del caso es que la llamada Web 2.0 ha recuperado, multiplicado por millones, el espíritu de los pioneros, aquellos pocos que accedían a la red, subiendo sus textos planos gracias a su html elemental para comunicarse entre ellos. Ahora que las audiencias se han fragmentado casi tanto como los emisores, ahora que el periodismo convencional se enfrenta a una crisis sin precedentes, ahora que los libros corren peligro de ser tan pirateados como la música o las películas, ahora que una generación entera que se puede considerar digital empieza a tener dinero suficiente como para ser atractiva para las empresas de siempre, ahora que la pequeña pantalla ya no es la televisión, sino más pequeña y portátil aún, ahora, precisamente ahora, empiezo este lío de "El mundo según Sanjuán".

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