Pit-bulls asesinos y periodistas

Un pit-bull mata a un niño de dos años. Un periódico pregunta en Internet: "¿Deben prohibirse las razas peligrosas?". Hace falta echarle redaños y conocimiento para enfrentarse a lo que una mayoría dirá: hay que prohibirlos, naturalmente, sobre todo si se plantea de este modo, en caliente, contraponiendo dos valores tan incomparables como un perro y la vida de un niño.

Si preguntamos por la pena de muerte cuando el cadáver está presente, y más si la víctima es un ser indefenso, y más si el asesino es un extraño, de otro país, de otra raza, hace falta tenerlos muy bien puestos para responder en contra del ajusticiamiento, incluso en contra del linchamiento.

Y si pillamos al pederasta, al violador, al agresor brutal, ya sea en directo o con una cámara de vídeo, y emitimos las imágenes una y otra vez para que se nos suba la sangre a la cabeza. Es el momento en el que un medio puede preguntar si quiere obtener el resultado más violento, menos reflexivo, más visceral.

Un joven muere en un accidente "pilotando una moto de gran cilindrada", ¿habría que impedir que los jóvenes "pilotaran" o incluso que existieran las "motos de gran cilindrada"? "Pilotar", "moto de gran cilindrada". Los coches no suelen pilotarse ni tener grandes cilindradas en las noticias de sucesos.

A veces me da pena el tipo de periodismo "serio" que hacemos. Hasta que el dilema moral nos aterra. Como cuando el asesino de un niño es otro niño, o su propia madre, o cuando el accidentado iba haciendo lo mismo que cualquiera de nosotros. Entonces esas encuestas se bloquean, no sabemos qué pensar. Mejor no pensamos. Aunque tampoco pensamos mucho cuando culpamos a los perros, a los objetos, a los extranjeros, a todo lo que sea diferente.

Y ahora que no me venga algún periodista a decirme que el negocio, que la línea editorial, que hay que dar carnaza a la audiencia. Cuestiones como lo del pit-bull son de primero de carrera, la definición misma de sensacionalismo y falta de rigor ético. Nadie te obliga "para llenar" a tener ideas tan manipuladoras, tan burdas, tan elementales que dan pudor. Has sido tú, colega, y esto de colega es un decir.

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo con su discurso en la mayoría de sus entradas. Hoy entro a comentar esta, simplemente para darle las gracias por tocar el tema de los principios éticos en tantas de ellas; cuando, a todos los niveles, en esta sociedad su falta es palpable. Realmente loable su actitud.

    Un saludo.

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  2. Muchas gracias, Mara. Animan un montón estos comentarios.

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