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La teoría de la inspiración

Aceptemos que Soros y compañía está machacando el euro, disparando a las economías nacionales una tras otra: después de la griega, la española. La prensa "influyente" extiende el rumor de que el gobierno español tendrá que recurrir a la ayuda internacional. Zapatero lo desmiente y nadie le cree. Las bolsas se desploman. La falta de credibilidad de los políticos no es gratis. Y los rumores negativos en situaciones de crisis se creen siempre por si acaso.

Pero además de la teoría de la conspiración, existe la de la inspiración. ¿En qué se inspiran los periodistas para coincidir en un tema e incluso en el enfoque del tema?, ¿es magia cuando coinciden los diarios y hasta los dominicales de medio mundo o de un país en sus portadas?, ¿por qué todos los focos se dirigen unánimemente a los mismos asuntos, a veces de forma bastante caprichosa?

Los más críticos dicen que la prensa está comprada. Claro. Siempre ha tenido y tendrá dueño. Pero no es el principal problema. Ni siquiera el que existan los prestidigitadores de la manipulación. Que también. Lo grave es que la dinámica rutinaria simplifica ambos procesos porque las redacciones se inspiran en los teletipos, en las notas de prensa, en los otros medios, en la CNN, Nueva York y, naturalmente, en la Red.

Unos cuantos, pocos, "influyentes" en Internet inspiran a medio mundo. Alvin Toffler decía a principios de los ochenta que el mundo funcionaba mediante una democracia censitaria: los votantes eran los trescientos mil brokers y dealers que movían los mercados financieros en aquel momento. Apretando un botón, manejaban países y gobiernos como títeres. Hoy son más lo especuladores, pero se les mueve en Red, a la vez celular y piramidal. Y los periodistas asisten en directo a esos movimientos. Y además les dan eco. Treinta años después de las palabras de Toffler no ha cambiado nada, salvo que Internet facilita aún más el proceso.

Añadamos periodistas de moqueta, llenando páginas y minutos de emisión con la inercia de la agenda diaria, reacios, casi temerosos, de apartarse de la vereda, no vayan a parecer poco profesionales. Añádale bloggers inspirándose en los agregadores de noticias, en Google News, en Menéame. Twitteros y feisbukeros repicando. Redactores echando un vistazo de reojo a estas fuentes. Ponga un rumor o unas declaraciones que encajen en esa agenda. No importa que sea la gripe A, la corrupción o la crisis. Vale cualquier tema. Y el plato está servido.

La concentración informativa ya no necesita concentración de medios. Basta con la concentración de temas y de fuentes. Es la teoría de la inspiración. E Internet no lo arregla por sí sola. De hecho, aunque pueda parecer paradójico, lo exagera.

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