Hablando de los Oscar

Si algo bueno tiene la víspera de los Oscar es que mucha gente se pone a hablar de cine. Y reconozco que los que más me fascinan son los que no tienen ninguna base técnica pero son aficionados, o espectadores esporádicos pero entusiastas, o fans de determinados directores o actores, y escriben en todas partes, a veces haciéndose pasar por expertos y otras confesando sin pudor que lo que le gusta o disgusta es porque sí y ya está.

Me fascinan porque muchas veces ven cosas que yo no veo y no ven casi nada de lo que a mí me parece evidente y que en ocasiones me distrae de lo importante por pura deformación, es decir, caen en la magia pero la analizan igual que si hubiesen escrito uno o diez guiones, rodado mil planos tras atrezzarlos, interpretado o dirigido a actores novatos y expertos, sonorizado, montado y hasta animado en 3D. Es genial, y lo digo sin ironía alguna, porque en líneas generales demuestra una cultura audiovisual ingente.

No es que yo sea un expertísimo profesional de la imagen. Mi relación con el audiovisual tuvo unos tímidos comienzos a mediados de los ochenta en La Voz de Galicia, un periódico que ahora se enfrenta al siempre aplazado reto de tener su propio canal de televisión después de varios éxitos y algún fracaso en la producción de ficción e informativos para la televisión autonómica gallega. Años después tuve mi propia productora y más tarde comencé en esto de la enseñanza de la producción y la realización. En total todo se resume en la participación en algo más de una veintena de documentales, testigo de alguna ficción, amigos y unos pocos años de estudio. Me siento un novato, pero he sufrido en carne propia de dineros, de artes y artistiñas, de tira pa'lante, dificultades técnicas, vanidades, condiciones climatológicas y, como creo que decía Jack Warner, muchos no lo quiero perfecto, lo quiero para el martes.

Por eso me encojo casi siempre ante el nivel de las grandes superproducciones, como si hubiera trabajado en el taller de la esquina y me dejaran ver la Toyota o la Mercedes. Hago de crítico, sí, aunque en el fondo me quedo extasiado con lo que son capaces de conseguir en Hollywood.

Pero en días como hoy, la gran mayoría habla de cine con desparpajo, sin ningún encogimiento. 460.000 entradas en Google tecleando "nomicaciones oscar 2010". Y, qué caray, adelante, aunque comparen a Cameron y Tarantino con Monzón y desprecien que la industria quiera dar premios a quien ha dado taquilla. Yo, simplemente, me voy a poner a ver En tierra hostil, y lo que me queda.

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