Bigelow: "Da igual el sexo, lo importante es hacer cine"


No hubiese sido yo quien criticase a la academia hollywoodiense si se hubiera rendido a Avatar, esa atracción de feria entretenidísima, como lo fue el cine en general en su momento, al fin y al cabo inicia una nueva etapa en la industria que no se sabe ya si será la misma. Y no seré yo quien critique los seis oscars de En tierra hostil, porque es una muy buena película, aunque la he visto muchas veces, incluso en series de televisión (no puedo dejar de recordar una muy recomendable Generation Kill) y casi es un western clásico. Creo que si entregaran premios a partes de películas UP debería haber recibido uno a los mejores minutos de la historia del cine de todos los tiempos.  Pero opiniones particulares al margen, más que el resultado global me alegra que una mujer haya recibido un Oscar (qué políticamente correcto, verdad) a la mejor dirección (no a la mejor directora, ¡?) y con una película que no es ni para mujeres (uy, uy, uy), ni de mujeres (vamos, que no es de relaciones humanas, intimismo, chick flick o el universo de la hija y la madre, hala). Pero es que hoy es el día de la mujer (en general, porque todas son trabajadoras, dicen, e imagino que sacrificadas, nobles y santas).

Una mujer es capaz de dirigir mejor que cualquier hombre y que cualquier mujer si es lo suficientemente buena. Puede que tenga que esforzarse más en que la contraten, o en que le den el presupuesto necesario, pero mire usted por donde que ha llegado una que con poco dinero se ha comido a su ex marido (qué morbo) y a la peli más cara y taquillera. Ojo con la celebración "de género", no vaya a haber alguien que piense que si el director de En tierra hostil fuera un hombre muchos dirían "otra de guerra, tiros y artificieros" y ni le habrían dado la oportunidad de ver por qué la película hace con la testosterona un buen trabajo, o quizá le hubieran destrozado por la superficialidad con la que despacha el ámbito familiar en los protagonistas, el estresante movimiento de cámara o la violencia y los litros de sangre. Pero yo me alegro precisamente por eso, porque Kathryn Bigelow (de la que me importa un comino con quien haya estado casada) ha hecho un peli que vi el sábado por la noche y soñé con ella (algo breve, tampoco vamos a exagerar), que provoca tensión, que no te adoctrina más allá de los imprescindible (cómo le sobraba eso a Avatar, por ejemplo), y de paso le ha ganado a Cameron y a Tarantino (tan divinizados por distintos motivos), incluso a mi personal descubrimiento del año, Reitman. Mujer, sí, haciendo historia por eso, sí, no por la película, vaya.

No sé si hoy es el día para recordar que hay mujeres que no son trabajadoras, y que me ciscaría en sus muelas pensar que hoy es también su día internacional. Las mujeres que han tenido los ovarios de enfrentarse al mundo por sus derechos no tienen por qué regalarle nada a las que pasan de la tienda de ropa al masajista, esas que son tan divertidas que saben gastar mejor que ninguna el dinero que su machote gana mejor que ningún otro gallo. Menudo asco que estas tías tengan derecho a un día internacional por ser mujeres. Y menuda mierda que alguien hable de "la" Bigelow más que de The Hurt Locker, un título mucho más adecuado, como casi siempre, que En tierra hostil o Vivir al límite. Menos mal que Bigelow mide casi 1,90 y entonces nadie hace el chascarrillo de que es una gran mujer a pesar de ser menuda y sobre todo menos mal que dice eso de "da igual el sexo, lo importante es hacer cine". Buen cine.

Por cierto, mejor película, mejor dirección, mejor guión original, mejor edición, mejor mezcla de sonido y mejor edición de sonido. Todo asexuado. El único sitio donde hay espacio para el sexo es en los Oscars a actores y actrices protagonistas y de reparto. E incluso ahí no sé si tiene mucho sentido.

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