La estafa de "Bolonia"
Si yo fuera estudiante universitario, también protestaría por la llamada reforma de Bolonia. Pero no por planteamientos antisistema globales, ni por el riesgo de mercantilización, ni por los precios de los postgrados, sino porque porque a cambio del dinero de mi matrícula y de los impuestos de todo el mundo donde antes recibía 25 horas de clase semanales ahora recibiré sólo 15 . Así de simple. Si yo fuera padre de estudiante universitario, también protestaría. Pero no sólo porque tenga la sensación de que mi hijo siga en el colegio y no madure, ni porque los botellones se celebren en los campus, ni porque se estén prolongando las diplomaturas de tres años a grados de cuatro, o los masters se conviertan en algo "inevitable", sino porque de los casi once meses que dura un curso y que por tanto hay que pagar en términos de alquileres, residencias o colegios mayores, si se concentrasen las horas de clase en jornadas de trabajo "normales", ya no digo de ocho horas, si