Reconozco que estoy sorprendido con mi propio entorno digital, que no con el personal. Todos o casi hablan de la Ley Sinde y el futuro de las cajas de ahorro. Son mensajes de protesta, de queja. Supongo que ese entorno del que me empiezo a sentir un poco extraño no tiene problemas de empleo, ni de años de cotización para jubilarse, ni siquiera de futuro global, quiero decir, de los barrios vacíos del pelotazo, de embargos, de los locales en venta o en alquiler que ni se venden ni alquilan, de ausencia de nuevas empresas, de aceptar recortes y más recortes sin que nadie trate de vender más, de buscar nuevos mercados, de innovar. En mi mundo real,vamos, el de carne y hueso,se habla más que nunca de que algo hay que hacer ya. Hoy los informativos nos han vendido un Obama bajando a la arena para animar a los estadounidenses a espabilar si no quieren que los chinos los rebasen por todos lados. Google crea empleo, Prisa o la BBC lo reducen. La innovación, la real, la de andar por casa. Aquí casi nadie habla de ella. No ya los políticos, sino las "elites" digitales. Y mañana, por cierto, otra huelga general que quedará en nada. Quizá tenga que alejarme un poco de mi propio Twitter, de Meneame y de esas cosas que me empeño en leer.
Hay miles de cuestiones sobre las que no tengo opinión, sólo estómago. La identidad sexual es una de ellas. No sé qué pensar ante alguien que duda sobre quién es. Y me quedo desconcertado ante la realidad de que algunos hombres quieren ser mujer o viceversa. O ante el hecho de que a un hombre le atraigan los hombres, a una mujer las mujeres. No tener opinión no significa mucho. La mayoría de las cosas se aceptan, se observan, gustan o no, simplemente están. Si dudo sobre la identidad sexual de una persona, me siento inseguro, como con cualquier duda, pero lo acepto como algo que no es de mi incumbencia salvo, naturalmente, que tenga algún interés sexual en ella o sea un juez deportivo ante uno de esos extraños casos como el de la corredora surafricana Caster Semenya . Pero no me quiero referir a la atleta sino a una actriz, Antonia San Juan , con la que comparto una homonimia razonable. Aunque escribamos nuestro apellido de forma diferente, ella separado y yo junto, y ella sea Antonia
Empatizo. Por ahí iba yo con este tuit: http://twitter.com/#!/McShuibhne/status/29908242758897664
ResponderEliminarSaludos.
Anda, no lo había visto. Pues eso.
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