Globos de Oro chapado

Táchenme de poco romántico, pero me ha dado por ver los Globos de Oro de 2011 con perspectiva económica, que no están los tiempos para tirar el dinero. Y me he llevado una cierta alegría al comprobar cómo los premios no se han entregado a los grandes prepuestos, aunque sí a los grandes retornos. Voy al grano:

Mejor película, director y guión: The social network. 40 millones de dólares de presupuesto, más de 200 millones de recaudación. No está mal.

Mejor comedia: The kids are all right. 4 millones, sí, sólo 4 millones y 30 millones de recaudación. Arrebatando por cierto el Globo de Oro a la Alicia de Tim Burton (200 millones de coste y mil millones de ingresos) y The Tourist (100 millones de coste y menos de 200 de ingresos)

En el mejor largo de animación ya se confirma la victoria del poderío: Toy Story 3, con presupuesto de 200 millones, más de mil millones de recaudación, más o menos como Alicia en el país de las maravillas. E igual en televisión, donde Broadwalk Empire ha desbancado a Mad Men (supongo por no volverse a entregar el jurado a las aventuras y desventuras de Don Draper) pero lo ha hecho puliéndose 18-20 millones por capítulo según se dice en la Red) aunque seguro que es rentable a tenor de su renovación de temporadas.

Los otros ganadores de la noche no tienen nada que ver: Glee o Carlos (la miniserie sobre el terrorista que inmortalizó Chacal) son de relativo bajo presupuesto, aunque la primera es mucho más cara (3 millones por capítulo) que los productos similares con los que compite en la programación. Tampoco otros finalistas en otras categorías: 127 horas es un largo de 18 millones; El discurso del rey, 15 millones; Cisne negro, 13 millones; The fighter, 25 millones. Nada que ver con los Alicia, Toy Story, The walking dead o Inception (160 millones), que juegan otra liga.

Desde la perspectiva europea, el presupuesto más bajo parece alto, pero no me van a negar que da un cierto regustillo pensar que algunos trabajos muy rentables porque al público les gusta reciben también el reconocimiento de los premios y vencen a los "ricos". El dinero no lo es todo. Es el consuelo que tenemos los pobres, los que nos conformamos con el chapado en oro, que en pantalla cuela igual.

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