Me importa un bledo que seas mujer
Te lo voy a decir clarito: salvo para cuestiones obvias, me importa un carajo que seas mujer. Lo siento si tú te sientes discriminada o si defiendes la discriminación positiva, lamento horrores lo que ha hecho la humanidad con las mujeres en general, o lo que no ha hecho, pero no me vengas con historias: no es más grave que te maten por violencia de género que te maten por violencia a secas, me aterroriza que te casquen en la cabeza con una plancha y que la policía tranquilice a la opinión pública diciendo que no fue una cuestión de género porque no hay indicios de relación sentimental. Ah, qué bien, casi te matan pero no por ser mujer. En realidad eres sólo una niña, de quince años. Y tu presunto asesino frustrado, un niño de 16. Le habría dado con la plancha igual si la chavala hubiera sido chaval. Qué alivio.
Ayer la justicia británica condenó a la BBC por despedir a una presentadora por vieja (53 años). Ojo, por vieja, no por ser mujer. En realidad una mujer de 53 años es vieja para presentar en la tele, casi desde siempre. Si fuera un hombre, con 53 años estaría empezando. Pero eso hay que probarlo. En realidad, tampoco es así del todo, porque el virus de la juvenil belleza televisiva, aún con raseros distintos y claramente sexistas, llena las pantallas de modelazos de ambos sexos. Me importa un pimiento que la modelaza tenga tetas gordas y el modelazo ojos de besugo o de galán. En realidad, lo jorobado es la telegenia, esa mezcla de belleza, aplomo, simpatía y expresión oral y corporal que sólo reconoce la cámara. Y el directivo de la tele, claro. Y, dicen ellos, la audiencia.
Y yo pienso en ti, cuestiones sexuales al margen, y me olvido de que eres mujer, de que tengas la regla o de que haya perdido tu equipo y estés con la hormona disparada de mamá gallina o de gallo del corral. Me importa un bledo el peso de tu cerebro, o que tengas más capacidades lingüísticas que unos porque seguro que tendrás menos que otros, como que seas más alta o más baja porque seguro que hay hombres más bajos o menos cachas, o que tengas más o menos capacidad espacial, que leas mejor o peor un mapa... vamos, que me importa un huevo el sexo de la estadística, me importa un comino la media del sexo o del género, el arquetipo, el estereotipo, el tópico. Si nos pasamos la vida haciendo estudios entre dos categorías excluyentes, siempre encontraremos diferencias, aunque sean mínimas: jóvenes y viejos, rubios y morenos, orejudos y orejitas... Al cuerno con los puñeteros planetas de Venus y Marte.
Pero implica también que al cuerno con tu protección por ser mujer, con tu cuota, con tu agravante, con tu paridad por ley. Sólo hay que protegerte si lo necesitas, como tú protegerías, espero, a cualquier otro que lo necesitara. No me consuela nada que no te maten por ser mujer o que no te despidan por ser mujer. Y, lo siento, tampoco me parece ni más ni menos grave que lo hagan por serlo. Espero de todo corazón que si el chaval de la plancha es culpable le caiga el mismo paquete que si el delito fuera "de género". Y que la BBC tenga que pagar lo mismo en su despido a la "vieja" que si hubiera despedido a la "mujer". Quizá sea un efecto rebote, lo reconozco, pero es que empiezo a estar hasta las narices de tanta gaita.
Soy mujer. No es una amenaza, es sólo un hecho constatable (y accidental). Me revienta la discriminación, positiva y negativa. Me parece una absoluta sandez la paridad obligada, la paridad que hay que mantener aunque ello suponga eliminar a candidatos más cualificados por el mero hecho de tener pene y no caber ya en la cuota. Me desconcierta. Me parece igualmente ofensivo.
ResponderEliminarPero no acabo de entender qué tiene que ver con la violencia de género. La violencia es violencia, sin duda, y merece el mismo castigo mi marido si me atiza con la plancha que si le atizo yo a él (o a mi vecina), pero me parece justo defender al que está en inferioridad física, que casualmente, en este tipo de situaciones suele ser la mujer. En el hipotético (y lamentable) caso de llegar a las manos con mi cónyuge, no me parece estar en igualdad de condiciones; no me parece que el palmo que me saca, a lo alto y a lo ancho, nos dé las mismas oportunidades. Que incluso en el boxeo haya categorías, me hace pensar que hay algo de injusto en el abuso por la fuerza.
Exactamente, lo grave es que el fuerte abuse del débil. Que muchas mujeres sean más débiles que muchos hombres, que muchos jóvenes sean más fuertes que muchos viejos o que los niños sean mayoritariamente más débiles que los adultos, puede parecer lo mismo, pero no es igual. Las noticias que comento en la entrada me parecen una vuelta de tuerca casi cínica. No pegaron a la chica ni despidieron a la presentadora por ser mujeres, entonces ¿ya podemos decir aquello de: uf, menos mal? A ver si de tanto proteger al "género" desprotegemos a las personas, incluidas las que son mujeres.
ResponderEliminarHola, me interesa ese punto de vista tan diferente a todo el que he escuchado durante mi corta edad. No solo hay que proteger a las mujeres de los hombres, o simplemente a los niños, sino a la persona en concreto. Que más da que sea mujer, hombre, alto, baja, importa solamente el bienestar de dicha persona y su seguridad. Sabemos que a las mujeres se les ha discriminado durante años, pero ahora aunque halla maltratos se ha conseguido que sus voces se oigan, porque ahora es cuando se sabe que a las mujeres se les a maltratado en sus hogares, pero no solo ha sido ahora, antes también habían injusticias y hemos conseguido un avance grandísimo en comparación con años de retrasos.
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