Creadores vocacionales y baratos
Quizá sea una cuestión vocacional, pero el que disfruta cantando, canta, gane o no gane dinero. Si le gusta escribir, dibujar, bailar, pues lo hace. Es uno de los problemas, o ventajas, de las llamadas industrias culturales: siempre hay alguien dispuesto a crear. La industria, para obtener beneficios, puede invertir en los creadores o esperar simplemente a que creen por generación espontánea, apropiarse de sus creaciones y hacer negocio o simplemente disfrutarlas en el caso de ser sólo un consumidor final. Pagar a los creadores es cosa de sociedades avanzadas y acomodadas, una vez que ya han pagado necesidades primarias. Piratearlas, también, incluso hasta el extremo de las empresas que viven del diseño ajeno y que les compensa pagar indemnizaciones cuando son condenadas por plagio. Esto ocurre con la "cultura". Pero también la "ciencia". En España se investiga mal, poco, de forma ineficiente y, sobre todo, vocacionalmente. Y si llega la crisis, los presupuest...