Deudas del verano

Igual que Silvio Rodríguez, que en su "Testamento" debía canciones a un montón de temas, después de unas semanas sin escribir le debo posts a un montón de asuntos más o menos veraniegos, más o menos personales, políticos, locales o universales.

Le debo un post a Wallace Souza, el expolicía metido a diputado gracias a dirigir un programa donde se informaba de asesinatos hasta el extremo de, al parecer, provocarlos.

Le debo un post a los políticos que no se van de vacaciones y gobiernan con decretos de agosto hasta hacer el ridículo e incluso daño, con cuestiones de lo más variado, desde la ayuda al desempleo hasta la TDT de pago.

Le debo un post a las vacaciones de resort y su conglomerado de clientes, algunos extuneadores de ibizas metidos a padres de familia talluditos con niños a los que nada niegan salvo la educación. A los que acortan los días de descanso no tanto por la economía, que también, sino para aparentar que trabajan más que otros. A las estrategias turísticas ante la crisis, los precios, los servicios y el cobro de wifis, minibares, propinas o aparcamientos.

Le debo otro al uso de las redes sociales desde chiringuitos, terminales de aeropuerto o destinos internacionales, a la charleta intrascendente de Facebook o a sus tests. A las tarifas de internet móvil, que por muy delegada provincial que uno sea no es un delincuente por usar la red, más bien lo es la compañía capaz de facturar a alguien en un mes 40.000 euros por muchos datos que descargue. A la literatura de tumbona, engordada por las editoriales a bajo precio para simular dar más por menos; y a las barrigas untadas de protector solar que la soportan.

Le debo uno a las relaciones esenciales de familia carnal, política o marital, a las de adolescentes y niños, a los abuelos escoba y a los "sobrantes", a las de los ex y las segundas o terceras nupcias.

Le debo, cómo no, uno al clima gallego, y al recurso del agua como bien económico, del mismo modo que lo es el sol para el Mediterráneo, a la industria de los incendios, a la investigación contra las catástrofes, a la gestión urbanística y suburbana, al conocimiento en campos de especialización que proporciona el entorno de forma natural y que se desaprovechan.

Debo hasta un par de ellos a la creación y destrucción y creación de identidades gráficas corporativas para cosas tales como las guarderías: de no tener nombre a llamarse galescolas, y de galescolas a galiña azul.

A las comunidades pobres y ricas, a las carreteras limítrofes, a diez metros anchos y bien asfaltados porque son cántabros, 25 bacheados y estrechos porque son de Castilla-León, otros 150 buenos, otros 75 malos, los buenos con cartel "Cantabria", los malos anónimos, que ya se entiende.

Y, claro, a la gripe A, a los medios de comunicación, al miedo y los periodistas, a las clases de ética y deontología profesional de la carrera, a las campañas conscientes e inconscientes que quedan en nada o que consiguen sus objetivos.

Se me acumulan las deudas. Y quien cree que paga todo lo que debe o miente o tiene poca memoria. Así que muchas me quedarán pendientes. Seguro.

Comentarios

  1. Espero poder disfrutar, ya no digo de todos pero si de parte, de esos "posts" a los que hace referencia...prometen.

    Un saludo.

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