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Y si su socio no es honrado...

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Usted es honrado, pero detienen a su socio acusado de cualquier delito relacionado con corrupción, blanqueo, evasión de capitales. Su organización entra en crisis. ¿Qué puede hacer? Naturalmente, la "pena del telediario" no se puede evitar. Su clientela, proveedores, acreedores, personal, stakeholders en general (perdón por el término) le preguntarán con urgencia. Por no hablar de la prensa. Por no hablar de las redes sociales. El tiempo vuela y los nervios ayudan poco. No importa demasiado que el detenido sea culpable o no. Usted ha confiado en él. Por lo que sabe hasta ahora, nada le hace sospechar. Está convencido personalmente de su inocencia. De no ser así, usted sería el primer decepcionado y uno de los máximos perjudicados. Y desde luego, entiende que la ley no admite excepciones. Esto es más o menos lo que dice el manual básico de gestión de crisis y cualquier directivo o político mínimamente experimentado debería saber salir razonablemente del paso. Pero no a

Los blogs ya no están de moda

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Pero qué haces volviendo a escribir en el blog. Si ya no están de moda. Ahora si no estás en las redes sociales no existes. Bueno, los blogs de moda sí. Si eres blogger hipster, también. O si has conseguido que tu blog sea como una revista, con varios redactores y fotógrafos, todavía valen. Pero todos sabemos que nadie está demasiado en el mismo sitio salvo que esté leyendo titulares estilo Twitter o en Facebook o microvídeos estilo Vine. Un blog te exige varios minutos de lectura seguida de un texto. Aunque estadísticamente los blogs resisten, por primera vez disminuyen, al menos desde un punto de vista corporativo. Los comunicólogos rederos aseguran que deben ser sustituidos por el marketing de contenidos, lo que en el fondo sólo significa que alguien que escriba un blog tiene que hacer mucho más. Como siempre, por otro lado. La combinación "web-blog-redes sociales" es tan vieja como la existencia de las tres herramientas. Y el clásico reparto de papeles, equivalente

Ahora vuelvo

No es una disculpa, ni quiero hacer demasiada literatura de una cuestión personal. Pero hace dos años me dieron el alta tras una lesión medular provocada por un accidente de bicicleta. Sí, este blog ya había ido perdiendo actividad víctima del iPad, con el que es más fácil leer que escribir, que sustituyó en gran medida el portátil al que he estado pegado (en sus distintas versiones) desde hace 25 años. Al margen de ese detalle técnico, después del accidente me negué a redactar nada que no fuera un texto universitario, donde los fantasmas personales quedan guardados bajo siete llaves. Admito que lo echo de menos. El ejercicio diario de teclear sobre actualidad, sobre comunicación, sobre cualquier cosa que uno barrunte desviado por la mentalidad de periodista en la reserva es una gimnasia adictiva. Y si una sola persona lo lee ya es el paraíso. Hoy vuelvo a escribir. Después de una entrada publicada hace más de dos años y medio sobre la maldad. Una entrada que durante este tiempo no

La maldad

En una conversación de bar, comentaban a mi lado el posible origen de uno de los peores incendios del verano: el que quemó más de 15.000 hectáreas en Castrocontrigo (León), muy cerca de mi pueblo. En la zona viven del pino y de los níscalos, y no dejan que nadie ajeno vaya a cogerlos. Según el contertulio, no sería extraño que alguien cabreado, muy cabreado por no dejarle ir a setas hubiese esperado a vengarse plantando fuego. La teoría podría admitirse como un ataque de furia de no ser que los níscalos salen en otoño y el fuego en agosto. Si el causante, como el de tantos otros, recurre a la venganza de este modo, meses después, no es un calentón, ni un ataque de furia irreflexiva. Responde a la maldad. Si un padre, cualquier ser humano pero un padre mucho peor, mata a sus hijos incinerándolos en un horno tras dormirlos con barbitúricos para hacer daño a su ex mujer, no es un enfermo, ni ha perdido el control, no hay pasiones ni irreflexión. Hay maldad. Los malos existen y rara

Pedir perdón en la estrategia de comunicación

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Si a las personas les cuesta pedir perdón, a las organizaciones más. En apenas unas semanas en España hemos asistido a dos sorprendentes peticiones de perdón institucionales: la del Rey y la de Novagalicia Banco. Detrás hay una estrategia de comunicación, expertos asesores que ayudaron a tomar la medida y seguramente redactaron cada coma del mensaje. ¿Es acertado considerar esta opción desde el punto de vista de la comunicación corporativa? Pedir disculpas implica asumir culpas. Esta obviedad lingüística tiene consecuencias legales. En muchas organizaciones donde el dircom, portavoz, jefe de prensa, etc (que no es lo mismo, pero es igual) sea un abogado , pedir perdón difícilmente será tomado en cuenta. Y al poderoso, del nivel que sea, le gustará que se presenten motivos objetivables y técnicos para no tener que tragarse el orgullo. Si el asesor tiene formación en psicología o sociología, incluso en política, lo más probable es que defienda el perdón como facilitador de las

25 formas de engañar a los estudiantes

1. Convencerles de que la Universidad favorece la "empleabilidad". 2. Prometerles que la Formación Profesional es una buena forma de acceder a la Universidad. 3. Explicar que un ciclo medio de FP proporciona salidas académicas 4. Ponerles más de una docena de asignaturas por curso en casi cualquier nivel. 6. Examinar de teoría a los niños en Educación Física. 7. Darles clase de flauta. 8. Hacerles creer que los profesores saben de qué hablan aunque les hayan adjudicado la docencia de cualquier materia unos días antes de empezar el curso. 9. Empezar el curso Universitario antes de que se celebre la Selectividad. 10. Ponerle nombres a los títulos o a las asignaturas que no se corresponden con el contenido. 11. Obligarles a que tomen apuntes de textos que pueden encontrar en Internet. 12. Aprobarles inglés durante 13 años sin que sepan inglés. 13. Darles clases de software de Microsoft diciendo son clases de tecnología. 14. Seguir hablándoles de libros que ni han leí

La felicidad

Bueno, bueno, bueno. Más pobres, endeudados, recortados. Todo sigue cayendo por la mista cuesta abajo. Mis conocidos ya no quieren hablar de economía. Prefieren el tiempo, el fútbol, los hijos, la salud... la felicidad. Una pachanga con amigos de tu mismo nivel. Una cerveza a la sombra un día de sol, con una buena conversación. Revolcarte en la cama... haciendo cosquillas a tus hijos. Pasear con tu perro por un monte espectacular. Perderte con la moto por una carretera desierta. Que te salga perfecta esa canción con la guitarra, el violín...y el resto del grupo. Un trabajo redondo, cualquiera, de esos que lo notas... Y si además lo notan los demás, ya es la leche. Que alguien te diga, diez años después, y sin necesidad alguna, que se acuerda se ti, que le ayudaste, que le influiste para bien y que ahora es un gran tipo que hace lo mismo a los demás cuando puede. Un beso de tu madre, una mirada de orgullo de tu padre, un abrazo de cualquiera de los dos