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La dirección de comunicación como atajo

De acuerdo, a mí también me pasa. A veces me parece que un psicólogo es casi lo mismo que un quiromántico, que un pedagogo es un tipo que sólo ve a los niños fuera de casa o que un director general sólo es alguien que simplemente logra que otro haga cosas por pelotas. Puede incluso que con esto de Internet uno acabe teniendo la sensación de que domina un tema mejor que su médico, albañil, abogado o mecánico: sólo hace falta dedicarle el tiempo suficiente, empaparse y listo, al cuerno con la formación reglada. Así que no me debería quejar demasiado de que todo el mundo piense que lo de la Comunicación es un poco de sentido común y nada más. Al fin y al cabo ven actuar a los periodistas en las tertulias, comprueban cómo las noticias se deforman, cómo los sentimientos afloran en el periodismo deportivo o político, o cómo se encubren en el económico. Y además está la gran plaza del pueblo, la red, donde todos somos iguales, no hay tarima ni tribuna. Como mucho está el dominio de determinad

Plagios de profesionales a aficionados

Como de regreso a la normalidad me niego a mirar a la actualidad, para no deprimirme, incluso aunque se haya puesto a la venta el iPad y la gente (y los medios) se haya postrado de hinojos, pues empiezo por una de esas cosas tontas que uno se encuentra en días de descanso. Por ejemplo, este vídeo. Que el estilo youtube lo invade todo, que las ideas flotan en el ambiente, que el buen humor disculpa muchas cosas, o que no es copia sino homenaje. Ya, pero a veces queda tan en evidencia que la producción profesional carece de las ideas de la producción aficionada que deberíamos replantearnos muchas cosas. Si el profesional lo es porque cuenta con los medios profesionales, estamos listos. Si lo es sólo porque ha conseguido vivir, aunque sea mal, de hacer algo, estamos listos. El profesional tiene, además, que ser mejor que el aficionado. Puede que éste le gane una vez, pero es la excepción. Si el profesional no está por encima de la media de los mejores aficionados, así, colectivamente, es

El suelo tiene que seguir aparentando ser caro

De vez en cuando me pierdo en moto. A veces unas horas, a veces unos días. Y suelo encontrarme, entre otras cosas, con dos tipos de sorpresas: rincones naturales a los que difícilmente llegaría de otro modo, a veces incluso por lo cerca que están de mi casa, y construcciones humanas en los lugares más recónditos, no sólo viviendas o instalaciones agropecuarias, sino también industriales y culturales. Una casa en una ladera imposible, una ermita y hasta un monasterio en medio de la nada. Me pregunto entonces qué les habrá llevado a construir precisamente ahí y me imagino herencias, historias, tradiciones... yo qué sé. La moto tiene esas cosas, vas callado y se dispara la imaginación. Pero lo curioso es que nuestra relación con el suelo, con los lugares, ha cambiado de forma tan radical que nos ha condicionado no ya al modelo social (todos viviendo apiñados) sino también el productivo y económico. Los paletos actuales somos los cosmopolitas habitantes de las grandes ciudades que parecemo

El cineforum empresarial

Me invitaron ayer por primera vez a uno. La película era Shutter Island, la última de Scorsese, una mezcla de Los renglones torcidos de Dios con Una mente maravillosa, pasando por constantes homenajes a Vértigo, Laura, El sexto sentido, o Los otros, por citar algunas referencias. Vamos, que la película no era muy original, pero lo suficientemente efectista como para que a los asistentes les gustara. Aunque era una simple excusa para hablar de gestión de recursos humanos, de empresa, de motivación, de felicidad, de resiliencia, de psicología industrial, de coaching. Toda una experiencia. Acostumbrado como estoy a los alumnos de comunicación audiovisual, a mis compañeros y a mis propios ojos deformados por la profesión, asistir a un cineforum con empresarios o directivos, entiendo que aficionados al cine aunque no necesariamente, con ganas de hacer una interpretación de la película aproximándose a cuestiones de su ámbito laboral, realmente me resultó muy curioso, un pequeño placer. Así q

Los call center o la antítesis de la comunicación

Quizá lo conozca, porque ya tiene un cierto tiempo. El archivo sonoro es de esos que te envían los amigos en cadenas de correo electrónico. En este caso merece la pena. Es una crítica demoledora a los servicios de telemarketing y a los call center que tanto machacan al usuario. No sé quien ha diseñado este tipo de actividades, desde luego no alguien que esté orientado al cliente. A lo mejor está diseñado por informáticos, o por abogados, o por vendedores agresivos. O por alguien que reniega de la comunicación. En fin, todos los sabemos, todos los aborrecemos, incluso los listos que ordenan la instalación en sus empresas odian que a ellos les toque en suerte en su vida privada. Es una de esas demostraciones palpables e indiscutibles de que las empresas, muchas empresas, desprecian a sus clientes, entienden su negocio como abuso de posición de dominio y creen que su beneficio consiste en no beneficiar a su compradores o usuarios. Todo un ejemplo de antimarketing. Y de anticomunicación.

Parallel Lines, me quedo a las puertas

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Me entero por Las Blog en punto de esta campaña de Philips Cinema. Una experiencia, como dicen ahora, en Internet y en las redes sociales (como si fueran cosas distintas). Lo malo es que entras en la correspondiente página de Facebook y al hacer click sale esa clásica pantalla de "si permites el acceso... " etc, etc. Y claro. Como que acabo pasando. Una lástima.

El verdadero error de Nestlé en Facebook

A lo mejor usted no debería estar en las redes sociales, ni en los medios de comunicación, ni en ningún otro lugar bajo un foco que ilumina todo lo que hace. Quizá tenga algo que ocultar, o difícil de explicar, o fácil de criticar. Puede que esté acostumbrado a soltar el parné y que los medios locales se le pongan firmes, puede incluso que usted se haya dado ya el gusto de ser accionista mayoritario, público o en la sombra, de un periódico local o de una emisora de radio o televisión, pero el mundo está cambiando y cualquier insolente se olvida de que usted es el principal anunciante del país o de la ciudad, o llega un grupo de presión, belicoso profesional, que goza de las simpatías de lo políticamente correcto y aprovecha para ponerle a caldo en su mismísima cara, casa o página de Facebook. Así que lo mejor debería estar quietecito, con foco lo más apartado posible. Resulta curioso como están circulando estos consejos, ante lo que se consideran clamorosos errores de comunicación de d