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No prefiero ser pianista en el burdel

Asumámoslo, algo hacemos mal los que nos dedicamos a la Comunicación, así, en general porque si no es incomprensible la imagen que tiene de nosotros una buena parte de la sociedad. Dicho en pocas palabras: los periodistas somos unos mentirosos, indocumentados, sensacionalistas y verduleros; los publicistas, unos manipuladores sin escrúpulos que se forran engañando a la gente; los del cine, unos caraduras que viven de la subvención, activistas políticos coñazos incapaces de hacer productos decentes (y eso se dice incluso de Celda 211); la televisión es directamente basura; muy pocos están dispuestos a pagar por contenidos (y eso se dice el año de Avatar o Modern Warefare 2); y hasta en las Universidades las disciplinas de Comunicación son como de segundo nivel, no se reconoce como campo científico, los filólogos dicen que preparan periodistas; los informáticos, diseñadores; los ingenieros y hasta los rectores creen que lo importante son los cacharros, las redes, las antenas... Natural

Los Goya de Celda 211

Fue la mejor gala de los Goya de la historia. Buenafuente, el mejor presentador y seguramente fue uno de los mejores años del cine español a tenor de los finalistas. Pero aún siendo un rendido admirador de la ganadora de la noche, Celda 211, con sus ochos galardones, me gustaría hacer algunos matices. El primero es que no todos los premios son igual de justos. Sí los más importantes: el de mejor película, mejor director, mejor protagonista, mejor guión adaptado y mejor montaje. Pero no los de mejor actor revelación, ni actriz de reparto, ni mejor sonido. De hecho creo que estos tres premios inciden en tres de los pocos puntos flojos de la película. En mi opinión, el caso de las dos interpretaciones es bastante evidente. No tanto el del sonido, de hecho cuando la vi me pareció muy bueno y fue un amigo profesional de la sonorización el que me hizo ver (oír) sus carencias. Y, en efecto, eran notables, seguramente por el escaso presupuesto y porque, puestos a ahorrar, el de audio es de los

¿Erotismo para mujeres?

Aunque no soy fotógrafo, si un cliente me encargara unas fotos de erotismo femenino, o sea, para hombres, sabría más o menos lo que tengo que hacer. Pero si el encargo exigiera fotos de erotismo masculino estaría más perdido que un pulpo en un garaje.  No me refiero a la pornografía, en la que cada vez que alguien aparece con la etiqueta "porno para mujeres" me parece puro mercantilismo "de género", sino a lo que se supone que tiene más de sutileza y de imaginación, aunque la foto sea evidente. Ni siquiera me refiero al concepto de belleza más o menos escultórica, donde sí me siento aceptablemente preparado para reconocer el atractivo masculino. Estoy hablando del erotismo del cuerpo del hombre en los ojos de la mujer. Algo que me veo incapaz de entender. Claro que soy aburridamente heterosexual, pero eso no es excusa. Se supone que un profesional de la comunicación se pone en la piel del público objetivo al que va dirigido un producto. Y no hace falta ser mujer

Juan Carlos Bugallo y la responsabilidad social corporativa del frutero

Juan Carlos Bugallo es uno de esos tipos que merece la pena conocer. Economista creativo y marketiniano, de carácter emprendedor, atrevido y apasionado, lleva unos años dirigiendo la Fundación de la Universidade da Coruña desde una perspectiva clara: la de la responsabilidad social corporativa. Ayer, después de estar hablando de RSC, me envió un explicativo texto que, con su permiso, paso a reproducir: Hace unos días se presentaban los resultados de una encuesta que afirma que el 65% de los españoles desconoce el significado de la RSC, y del restante que lo conoce, el 17% lo confunde con acción social o filantropía, o centra sus definiciones en cuestiones medioambientales, olvidando el carácter transversal de la misma.  Mi sorpresa ya fue mayúscula cuando la estadística se hizo realidad. Me explico. El sábado durante una comida familiar, mi abuela repentinamente me espetó a la cara y con desprecio la siguiente pregunta: pero, ¿qué es eso de la RSC?.   Tras superar el desconcie

El gobierno de las Universidades

¿Cómo deberían estar gobernadas las Universidades públicas? Según la información publicada en El Mundo, la Fundación Conocimiento y Desarrollo ha elaborado una propuesta en la que plantea que los rectores se transformen en una especie de consejeros delegados, designados por un Consejo Social que a su vez estaría formado por personas ajenas a la Universidad elegidas por el Claustro. Este rector, que debe ser, como hasta ahora, un catedrático pero con conocimientos o aptitudes de gestión, nombraría a los decanos, sería el encargado de lograr fondos para la institución y podría ser destituido en cualquier momento en función de sus resultados. Podría hasta sonar bien. Al menos para todos los que están deseando la despolitización de las estructuras universitarias, acabar con la burocracia paralizante, el poder de los sindicatos o las capillas departamentales. Pero, aunque resulta urgente encontrar algún modelo que mejore el gobierno universitario, hay demasiados puntos oscuros en la propue

¿Está usted preparado para despedir?

Imaginemos por un momento que el despido es en España libre y gratuito. Lo fácil sería imaginar a los trabajadores temblando y a los empresarios frotándose las manos.  Ahora póngase en el papel del hipotético despedidor. No en plan George Clooney en Up in the air, ni siquiera el mítico Norm de Cheers en aquel episodio histórico donde su estrategia era llorar para que lo consolara el despedido.  No. Póngase más en la tesitura de jefe cabreado tipo: o haces esto o a la puta calle. Muy por mis santísimos, por ejemplo. Quizá se reforzase el principio de autoridad o disciplina en la empresa (o el de la arbitrariedad, que también podría ser).  Ahora póngase en la piel del jefe del jefe, que a lo mejor no comparte el mismo criterio, ni la misma opinión, ni el mismo cabreo. O al que incluso le molesta que se haya perdido un trabajador que él considera valioso, quizá más que el propio despedidor.  Porque, claro, no todos los trabajadores son tan fáciles de echar, ni de sustituir, ni sirve d

La inteligencia emocional de Mad Men

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Aunque hace algunos años tuve la oportunidad de acudir a una conferencia de Daniel Goleman, tengo que reconocer que nunca he acabado por identificar del todo el concepto de inteligencia emocional. Ser capaces de reconocer los sentimientos propios y ajenos, y disponer del conocimiento para manejarlos (que es una definición tipo Wikipedia) parece sencillamente tal pasada que no sé muy bien si estamos hablando del Mago Merlín, de un carismático político en estado de gracia, de El Príncipe de Maquiavelo o de una devoradora de hombres (o devorador de mujeres, ok). Conocimiento propio y ajeno, sentimiento y manejo. Un tigre acorralado frente a un ser humano puede ser un buen ejemplo. También una serpiente, una mala víbora, un cizañero. Inteligencia emocional. Un verdadero hijo de su madre. Alguien que maneja sus propios sentimientos y los de los demás. Si se tratase de un simple manipulador, estaríamos ante un líder, un conductor de almas, y si el camino es el correcto, chico, pues hasta