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Up in the air, lo último de Jason Reitman

Jason Reitman tiene sólo 32 años y ha dirigido, entre otras, tres películas, Up in the air , Juno y Thank you for smoking (Gracias por fumar) que me han impresionado y apenas había reparado en él. Gracias por fumar (2005) me pareció de una inteligencia fuera de lo común, aunque teniendo en cuenta que trataba de un portavoz empresarial, un particular jefe de comunicación, atribuí mi simpatía a razones de proximidad profesional: soy una especie de friki de las películas de periodistas, he digirido una tesis sobre mujeres periodistas escrita por Olga Osorio que a mi juicio (qué voy a decir) es excepcional, y en general disfruto con el "subgénero" en todas sus variedades. El guión es absolutamente brillante, con un sentido del humor inteligentísimo y un componente de crítica social fresca y a la vez formal muy rara de ver. Juno (2007) me sorprendió, sólo me había hablado bien de ella una persona cuando la vi. Era una historia curiosa, un tratamiento diferente de una real

Modern Warfare 2 frente a Avatar

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Hace unos días se conocía que el videojuego Call of Duty Modern Warfare 2  había superado la barrera de los mil millones de dólares en venta. La carrera con Avatar como el último intento de la industria cinematográfica para demostrar que aún le queda mucho antes de desaparecer, como dicen los agoreros, es de lo más interesante. Ambos son productos ligeros desde una perspectiva artística, ambos tienen violencia, rollo, digamos, yanqui, espectacularidad y montones de tecnología. El juego no tiene película y la película tiene videojuego, pero desde un punto de vista industrial presentan dos grandes diferencias: 1. La producción de Modern Warfare 2 ha costado cinco veces menos que Avatar y no ha contado ni con una centésima parte de su promoción. 2. La experiencia de ocio de Avatar se acaba a las dos horas cuarenta minutos, la del juego dura horas y horas. Quizá no son cosas comparables, pero ¿se imaginan lo que logrará la industria del videojuego cuando otros inversores se den cue

A vueltas con los idiomas

Estamos en Galicia a vueltas con el problema del idioma. Imposible al parecer hablar del tema sin pasión, si prejuicios, sin un montón de carga afectiva o desafectiva, sin intención partidista. Mi lengua madre es el castellano, pero por cierto espíritu de rebeldía y por diversión me gustó estudiar gallego. Lo hablo muy mal, pero mucho mejor que cualquier otro idioma con el que intento comunicarme. Me gustaría hablarlo mejor, y ser mejor usando el castellano, y hablar más idiomas, y adelgazar, y viajar más, y disfrutar. Al fin y al cabo estamos a principios de año, el momento de los propósitos. Pero me siento un bicho raro. Me pone muy nervioso el concepto mismo de lengua oficial y me indigna la obligación de conocer un idioma que tienen los ciudadanos de algunos países por el hecho de serlo (como los españoles). Hay 6.000 idiomas en el mundo, poco más de un centenar son oficiales, y países como Estados Unidos, Reino Unido, México, Suecia o Australia no tienen idioma oficial. Y no p

El derecho a copiar en la Universidad

Tengo pendiente de lectura un libro que promete: La fábrica de la ignorancia, la Universidad del "como si" , de José Carlos Bermejo Barrera. Al parecer, dice unas cuantas verdades de una institución que vive una crisis preocupante. Estos días se ha difundido la soberana estupidez garantista de la Universidad de Sevilla que impide a un profesor retirar el examen a un alumno que está copiando. Y lo peor es que el ministro de Educación ha venido a templar gaitas . Pero lo auténticamente desastroso es que la tendencia es a empeorar. ¿Por qué?, pues no sé si por simple idiotez, por política o por alguna teoría conspirativa. Lo único cierto es que hay culpables. No es el sistema, no es el ambiente, no es el sino de los tiempos. Hay personas que hacen tan extremadamente mal su trabajo que sólo podrían ejercerlo en la Universidad. Pública, naturalmente. En la privada estarían en la calle. Con toda probabilidad.

Globos de Oro: me quedo con Halle Berry

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Perdón, pero estaba viendo la gala de entrega de los Globos de Oro, y apareció Halle Berry . Pero también me interesaban los premios. Como saben, los Globos de Oro son los premios que cada año entrega la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood, y para mí siempre han tenido el aliciente de mezclar cine con televisión, algo que no es muy "académico" pero sí muy real desde la perspectiva del público. Tanto, que su emisión supone un éxito de audiencia. Sólo quería poner aquí la lista de premiados y hacer un pequeño comentario para acordarme. PREMIO CECIL B. DEMILLE A LA TRAYECTORIA: Martin Scorsese. Los premios de trayectoria suelen ser incuestionables. Este no iba a ser una excepción MEJOR PELÍCULA: Avatar. Aún no la he visto. Quizá esta tarde, o mañana . Ya la he visto. Un perfecto ejemplo de por qué para los americanos el cine es una industria y no un arte. MEJOR DIRECTOR: James Cameron (Avatar) MEJOR ACTRIZ: Sandra Bullock (The Blind Side). También pendie

Pilar Rubio, Amstel y la originalidad publicitaria

Otro anuncio de cerveza en la línea de  Molson o "Vivamos como galegos" de Gadis. Sólo que sin mensaje territorial identitario, simplemente de "género", si me permiten la expresión. Hombres "contra" mujeres. Nueva originalidad. Con las grandes campañas que ha dado Amstel. Una lástima. Y mira que hasta tenían ojo para escoger a sus modelos. Por ejemplo, Pilar Rubio: Todos tenemos un pasado, y el trabajo de otros que nos inspira.

Intercomunicadores en motos y leyes obsoletas

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Entre las múltiples leyes que se redactan, no para ser cumplidas, sino para que puedan utilizarse en contra del administrado cuando sea menester se encuentra la de la prohibición de conducir motos con esos pequeños sistemas intercomunicadores bluetooth que sirven para escuchar el GPS, al acompañante o (para mí una verdadera locura) el teléfono móvil. Como la norma está escrita hace años, podría parecer que la tecnología la había dejado obsoleta, como llevar luces de repuesto en los coches con faros xenón, por poner un ejemplo. Pero resulta que la DGT ha dejado claro que no , que deben multar a cualquier motorista porque el altavocillo, del tamaño de una moneda grande o una ficha de casino, aísla como lo harían unos auriculares en un turismo. Es verdad que una moto se conduce algo más con el oído que un coche, pero no demasiado. Un buen casco aísla lo mismo que una carrocería. Claro que dentro del turismo hay excelentes aparatos de radio y música, reproductores de DVD y hasta de te