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Sólo dos horas más de clase

Un experto en técnicas para hablar en público comentaba ayer que una buena intervención requiere una preparación mínima de tres semanas. Sobre todo si es una charla breve, que motive, una charla eficaz. Hay que dominar el tema, ensayar ante el espejo, repetir una y otra vez el inicio, los cambios de ritmo, captar la atención, mantenerla y recuperarla cuando baja, sin olvidar naturalmente el objetivo principal: que el mensaje se fije en la mente del receptor. Si usted ha tenido que hablar en público, hacer una presentación, incluso un mínimo discurso familiar, conoce el miedo escénico, sabe el trabajo que da, la tensión que provoca. Lo de menos es que deba hablar un minuto, diez o sesenta. Claro que eso se debe a que no es profesor. Porque al parecer, los profesores no necesitan preparar sus clases y sólo trabajan cuando las están impartiendo. De hecho, algunas administraciones han decidido transmitir la idea de que los profesores sólo trabajan las horas lectivas que les corresponde

Mi mono y yo

Quizá le haya pasado alguna vez. Sobre todo si vive en una localidad no muy grande. Alguien se salta un stop o un ceda, o hace cualquier otro tipo de pirula y usted le pita, le abronca, le menta a la madre. Es tarde cuando usted se percata de que conoce al sujeto en cuestión: un vecino, un cliente, un jefe, un amigo, un familiar. Y se mezclan las sensaciones: vergüenza, sí, pero menuda ha hecho... quizá he exagerado... ahora ¿qué hago?, ¿le saludo?, ¿me disculpo?, ¿no debería disculparse él?, ¿hago que no lo conozco?, ¿qué nos diremos la próxima vez que nos veamos? Somos la persona educada pero también la que pierde el control. La frecuencia de esa pérdida y el nivel de descontrol alcanzado es lo que marca la diferencia entre el ser humano racional y el estúpido, entre el empático y el egocéntrico, entre la inteligencia y el mono. Con perdón para los monos. Ira, miedo, chulería, inmadurez, rigidez mental, sentimiento justiciero... Dicen que el dinero no nos vuelve idiotas, sino que s

Mensaje para García y otras historietas

Durante las vacaciones, entre otras cosas, me he dedicado a hacer limpieza. He tirado, con mucho dolor de corazón, papeles de mi infancia, de mi etapa universitaria, de etapas profesionales anteriores, de becario, de temporal, de fijo, de parado, de empresario, de funcionario.... Releí alguno y me encontré con historias repetidas, por ejemplo, esas que alguna vez te contaron en clase y que luego tú usas en tus propias charlas, con alguna imprecisión. Una de ellas (quizá la conozca) es la del "Mensaje para García".  La primera vez me impresionó. La segunda la aprecié más aún. Después la incorporé a mis anécdotas para pedir iniciativa (y en el fondo obediencia) a mis colaboradores (en realidad subordinados) o para ilustrar clases de comunicación y dirección de personas. No hace falta que la lea pero por si acaso le pongo el  enlace .. En resumen es una historia que cuenta como el teniente Rowan recibió un difícil encargo del presidente de los Estados Unidos y lo cumplió sin p

Empiezo a pagar por prensa digital

Pues al final, empiezo a comprar. Han pasado unos días desde mi última entrada en este blog buscando explicaciones sobre mi extraño comportamiento ante los quioscos digitales. Y por pura disciplina "profesional" me he obligado a comprar periódicos y revistas aprovechando ofertas de lanzamiento veraniegas. A diario. Tirando la casa por la ventana: gastando las astronómicas cifras de 0,79 céntimos por ejemplar e incluso 2,30 euros si se trataba de una revista. Hala, será por dinero. Y en efecto, en el caso de las revistas definitivamente prefiero leerlas en el iPad que en papel. Mejores fotos, posibilidades de diseño llamativas y mucha, mucha comodidad. En el caso del papel prensa, aún no he superado la sensación de novedad, me siguen sobrando las interacciones y los "enriquecimientos" de noticias con vídeos que no enriquecen nada o galerías de fotos que tampoco suponen una gran mejora. No puedo compartir el ejemplar con los otros miembros de mi familia, ni lo puedo l

No sé por qué no compro

A pesar de que llevo más de 25 años delante de una pantalla de ordenador, no soy un nativo digital. Mis amigos más "de letras", de esos que siempre piden ayuda con el ordenata o que no quieren aprender nada demasiado nuevo, llevan años vacilándome sobre mis escasos niveles de lectura en papel, que ciertamente he reducido a tres o cuatro novelas al año y una docena de manuales y muy pocos artículos "científicos". El resto ha caído claramente del lado digital. Y desde el iPad , más aún porque estoy descubriendo el placer de las revistas y periódicos en versiones de "pdf enriquecido", muy poco enriquecido, por cierto. Pero aún estoy comprando poco, quizá estoy a punto de lanzarme, pero aún no. Y la verdad es que no sé por qué. La aparición de Orbyt , el próximo lanzamiento de Kiosko y más, o iniciativas tipo Zinio (hay muchas más pero no quiero aburrir) están dirigidas a lectores como yo. Lectores que cuando están leyendo, incluso ojeando, no navegan. Lee

La noche de Sanjuán y de San Juan

Me gustaría decir que esta es mi noche por muchos motivos. Pero sigo asustado por la capacidad de atracción que tiene la actriz Antonia San Juan. Al menos atracción de tráfico hacia este blog. Esta noche, como las últimas diez o doce noches, más de cien personas pasan por esta minúscula parte de Internet porque alguna cadena de televisión emite una serie donde sale la canaria. Así que esta noche es de San Juan por partida doble, triple, si me permiten la vanidad. Y esta entrada me sirve para reflexionar sobre cómo la televisión sigue siendo, pese a quien pese, el gran totem de la comunicación. Puede que la publicidad siga cayendo , pero será una mala idea para la rentabilidad y para el motor de la recuperación económica. De muestra, añado a las montañas de evidencias y datos este humilde botón. Ay, tele y morbo, qué mezcla tan eficaz. Me cago en la leche.

Gente de orden e indignados

Este fin de semana vi un documental en la Noche Temática de la 2, titulado "Verdadero o falso" de Pandorga S.L. y TVE, en el que entre otras cosas un científico llegaba a afirmar que nuestro cerebro se acababa "haciendo" de derechas o de izquierdas. Por pura distorsión de la realidad. La neurociencia tiene estas cosas. Un escáner demuestra que algunas zonas de nuestro coco se activan ante determinados estímulos. Seguramente eso justifica la reacción irreprimible ante una bandera, un equipo de fútbol o una ideología. Ocurre también con el orden. La gente de orden es lo que tiene. Y si usted es gente de orden, le ponen nervioso los perroflautas, prefiere que los sintecho puedan ser retirados por la policía de las vías públicas, se sube por las paredes cada vez que un calzoncillo o una braga asoma por encima de un pantalón, las rastas de esos guarros y, naturalmente, los violentos. En realidad a los violentos no los aguanta ni su madre, pero en cuanto aparecen entre