Algunas ideas que nos inoculan

De pronto, casi todo el mundo parece estar de acuerdo en muchas cosas. Una de ellas, por ejemplo, que es bueno fusionar bancos, cajas, ayuntamientos, provincias, universidades... ¿Para cuándo Estados, autonomías, hospitales, colegios, policías, bomberos, tribunales, ejércitos, redes de carretera, estándares de televisión o telefonía, impuestos o clubs de fútbol? No, eso no está en la agenda.

En otros momentos históricos la moda era la división con idéntica excusa: la eficiencia. Y así pasamos de los portaaviones a las "zodiac" una y otra vez. Como siempre, sin reparar en que hay charcas y océanos. Entrar en detalles da una pereza...

Que la cuestión pendular de trazo grueso anime conversaciones de bar, aunque estén emitidas por antena, u ocupe titulares de espacio reducido es comprensible. Que los gobernantes y responsables en general tomen decisiones con esta actitud me aterroriza tanto como que me operen con azadón en vez de bisturí.

Pero como uno va perdiendo la fe en la razón humana, ya estoy acostumbrado. Mañana, otra huelga en la que no participaré. Este fin de semana, otras elecciones a las que se vota a los mismos partidos mayoritarios sin duda por sus grandes "éxitos" cosechados. Pasado, unos presupuestos generales sobre los que (nos les quepa ninguna duda) nadie exigirá responsabilidades. Todos los recortes, todas las fusiones, todas las "refundaciones" del capitalismo o del estado del bienestar de este principio de milenio ocuparán sólo unas líneas de transición en los manuales de historia. Espero que cuando aparezca el líder de turno que escriba el primer capítulo importante del siglo no sea al estilo de los del pasado. Los años veinte y los treinta no acabaron muy allá. Qué tal si aprendemos algo.

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