Manejando el mando

Esta mañana he estado en una amena charla de Ricardo Vaca. Aconsejaba invertir en Telecinco y Antena 3  porque seguirán llevándose el gato al agua en la publicidad audiovisual. Su visión no era muy optimista acerca de las posibilidades de subsistencia de las cadenas minoritarias, ni qué decir tiene de las cadenas locales. Internet, todavía es una incógnita tan hiperfragmentada que ni siquiera se contempla más allá de un largo parto. Y mencionaba la famosa cita de Antonio Gramsci sobre la crisis: cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. La testaruda realidad. La resistencia al cambio.

Si algo representa a la perfección el actual statu quo, el zeitgeist, sin ninguna duda es la televisión. Y siendo un sector donde todo está siempre en el aire, si me permite la broma, desde los programas hasta los ejecutivos, resulta todo un paradójico espectáculo comprobar cómo se resiste al cambio. Digo televisión pero en realidad me refiero a la audiencia de la televisión y a la publicidad de la televisión. Valga como ejemplo el liderazgo de audiencia de Pretty Woman, por no hablar de productos bastante menos presentables.


La tecnología corre, los mercados bursátiles corren, los jóvenes y "sus" redes sociales corren. Pero lo viejo no acaba de morir. Y los que gobiernan se encargan de prologar el funeral con leyes que prolongan algo que dista mucho aun de ser una agonía: creando nuevos canales, creando una TDT inviable, un modelo de televisión pública insostenible, permitiendo negocios a unas operadoras de telefonía que engordan sus cuentas de resultados y adelgazan sus plantillas.  Así que todos corren pero el poder no tanto: ni el político ni el económico. Nada nuevo bajo el sol.

Ay si manejáramos el mando con inteligencia, la de cosas que podrían cambiar.

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