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Muface y los buitres

Como dice el refrán, cada uno habla de la feria según le va en ella. Así que permítanme hablar de mi experiencia personal en relación a Muface, aun sabiendo que esto, más que una columna de opinión, puede tener ribetes de carta al director. Pero creo que, viendo los datos y los comentarios que se han vertido estas semanas en relación a esta mutua de funcionarios, mi caso no debe ser especialmente raro. Después de 20 años en la empresa privada y, por tanto, cotizando a la Seguridad Social, gané una plaza de profesor en la universidad. Hasta entonces mi conocimiento sobre Muface era estrictamente periodístico y lo que me podía haber comentado algún familiar. Cuando se me explicó mi baja como cotizante en la Seguridad Social y el beneficio de poder elegir entre asistencia sanitaria privada o pública, me pareció una buena idea ahorrarme el seguro médico con el que desde hacía años complementaba la cobertura pública. Pagaba un seguro básicamente por el fisioterapeuta, el dentista y el oculi...

Una ley antimonopolio para las redes “antisociales”

Imagine que usted tiene un moderno tablón de anuncios donde todo el mundo puede publicar lo que quiera. Es aparentemente sencillo, pero detrás esconde una potentísima tecnología que hace más o menos visibles los mensajes. Prioriza los que enganchan más al usuario. Primero, porque son de sus amigos. Después, los mensajes que le interesen según su historial de uso. Y, por último, aquellos mensajes que alimenten sus emociones más básicas y adictivas. Entretanto, en ese tablón aparecerán otros mensajes, en esta ocasión pagados, lo que generará un estratosférico volumen de negocio. Como en algún momento surgirán los contenidos problemáticos, usted, como propietario del tablón, aceptará a regañadientes gastarse una pequeña cantidad en la moderación, en la verificación y en la retirada de basura, violencia, amenazas, injurias, etc. Pero en esto, gracias entre otras cosas a la basura que no se ha filtrado en su tablón, llega al poder un sujeto que reivindica la libertad de expresión para acaba...

Los reyes existen, pero los magos…

Voy con la carta a los reyes, que en estas fechas poco más se puede hacer que pedir y hacer propósitos. Les pido vivienda pública y rápida. Si a los promotores privados les resulta muy rentable, a la administración también debería salirle a cuenta. Con el mismo razonamiento, pediría más investigación. Si las farmacéuticas se forran con Ozempics o pastillas de colesterol, a lo mejor invirtiendo más en I+D se logran más ingresos públicos que subiendo impuestos.  Aplique usted el mismo cuento a la educación. En este país han aflorado universidades privadas como setas. Deben ser un buen negocio. Saneen las cuentas de las universidades públicas, que sobran agencias de calidad tipo “Anecas” o “Acsugas” y falta dinero, mucho dinero. Acuérdense de lo de las gafas. Son incomprensiblemente caras. Y entre miopes, hipermétropes, astigmáticos y “presbíteros”, más del 60% de la población las necesita. Y con las pantallitas irá a más. Ya de paso les pediría a los reyes que le metieran mano al tem...

Predicciones sobre las ZBE

Balance del año y predicción para el que viene. Así solemos rematar diciembre. Recurriendo al oráculo de Delfos, a la hemeroteca, a internet y a la inteligencia artificial. Desde los griegos hasta los usuarios de ChatGPT. De lo que pasó se suele ocupar nuestro sesgo personal, esa maravillosa mezcla de retención y distorsión selectiva que todos llevamos dentro, incluidas las líneas editoriales y los mismísimos algoritmos. De lo que pasará, en el fondo, lo mismo. Así que mientras las calles de la ciudad se llenan de tecnología y señales sobre la ZBE (zona de bajas emisiones) y los políticos profetizan que no habrá limitaciones de tráfico, o mientras Europa aumenta su gasto militar con un ojo en Trump y otro en Putin, permítanme reírme un poco de algunas de nuestras técnicas de predicción. Incluidas las más científicas. Cuando los científicos comprobaron que el tarot o el i ching no eran del todo precisos, inventaron la “prospectiva” para “identificar tendencias”, que tienen mucho que ver...

Alcaldes transformadores

A los alcaldes se les valora por muy diversos motivos: políticos, personales, por su gestión o por sus gestos. Mueven pasiones e indiferencias casi por igual. Para muchos ciudadanos un alcalde es invisible, para otros es quien les arregla o no la calle, el facha o el rojo de turno, el que permite licencias o el que las paraliza. Pero si alguna característica común tienen casi todos los alcaldes mejor valorados es haber sido capaces de transformar su ciudad. Eso de “transformar ciudades” es una especie de concepto social que no está del todo claro. De Paco Vázquez se dice que abrió A Coruña al mar. De Lores, que humanizó Pontevedra, o de Iñaki Azkuna que reconstruyó Bilbao con su efecto Guggenheim. Pueden ser transformaciones más o menos redondas. Nunca exentas de críticas. En Málaga, Francisco de la Torre lleva 24 años gobernando y ha convertido a la ciudad en un referente cultural y un polo de atracción de talento tecnológico. Pero en diez años el precio de la vivienda se ha duplicado...

Debates aborregantes y peligrosos

¿Es normal que existan pensiones de 3.000 euros cuando el salario más frecuente en España apenas supera los 1.200? Pues, naturalmente. La frase, además de ser imprecisa estadísticamente, muestra una falacia de manual al usar la palabra “normal” para calificar las pensiones brutas máximas y compararla con los salarios “más frecuentes” netos. Pero si yo no llego a final de mes no me voy a poner a analizar los matices. Simplemente me cabreo. ¿Cree usted que el gobierno debe intervenir en el mercado de la vivienda? Si atendemos a los sondeos, sin duda. Aunque para unos esa intervención debería ser limitar la libertad de los propietarios a la hora de fijar sus precios, para otros tendría que centrarse en incrementar la vivienda pública y para otros facilitar y multiplicar la promoción privada. Pero planteando la pregunta de este modo, logramos que casi todo el mundo parezca “intervencionista”. ¿No es anacrónico que los funcionarios públicos tengan una mutua que ofrece asistencia sanitaria p...

La universidad sin dinero

Coincidiendo con la noticia de que está pensando en vender edificios y participaciones en sociedades para enjugar su déficit de más de 13 millones de euros, la Universidade da Coruña ha difundido internamente su plan estratégico de comunicación. El documento reúne con enorme voluntarismo la mayor parte de los conceptos teóricos. Pero le falta el más importante de los prácticos: el dinero. Porque podemos rellenar papeles con la facilidad de ChatGPT, usar los libros de todos los especialistas y parafrasear los planes de otras organizaciones para inspirarnos. Pero, sin el presupuesto adecuado para la ejecución del plan, el documento queda en un brindis al sol.  Todos sabemos que el monstruo administrativo tiene sus particularidades. Las rigideces económicas de las entidades públicas provocan, por ejemplo, que se tire dinero en unas partidas mientras en otras falta. Hablan de capítulos como si se tratara de una novela, de planes plurianuales inalterables (que incomprensiblemente encant...