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Mostrando las entradas etiquetadas como Tiene Ud. razón

Plan estratégico 2030-2050 gratis

Los planes estratégicos de las ciudades tienen tres problemas: quién los hace, cómo se elaboran  y que casi nunca llegan a aplicarse. Por eso he decidido ahorrar dinero a las arcas públicas y recurrir a ChatGPT para que redacte el plan estratégico de A Coruña 2030-2050. También se podría recurrir a un corta y pega, que en el fondo es algo bastante parecido a cómo trabaja ChatGPT solo que a lo bestia, pero ahora queda todo mucho más fino si decimos que incorpora Inteligencia Artificial. Así que vamos a ello. Me salto el diagnóstico de la situación de “macroentorno” porque se describe a diario en este periódico. Pido a la IA que haga un DAFO y aquí se lo resumo, que no me sobra el espacio. Debilidades: dependencia de Inditex, paro juvenil, transporte urbano y metropolitano, envejecimiento y urbanismo desequilibrado. Amenazas: inestabilidad internacional, cambio climático, competencia de otros destinos turísticos, políticas nacionales y autonómicas negativas, la gestión de residuos y la l

Lo peor para la salud mental

  Estar obsesionado por tu salud mental es malo para tu salud mental. Lo escuché en un programa de humor y me reí. Pero después comprobé que no exageraba. Según un informe de Fundamed, casi el 10% de españoles tienen un diagnóstico de depresión. Seis millones se automedican ansiolíticos, ¡la mayoría aconsejados por influencers!. Cada día se toman casi cinco millones de psicofármacos en España. Desde el año 2000 el consumo de antidepresivos ha aumentado un 249%. La mitad de los españoles dicen que se encuentran mal emocionalmente. Ocurre en todo el mundo desarrollado. Italianos y británicos están incluso más desanimados. Y quienes peor lo llevan son las mujeres de 45 a 54 años. Somos tan infelices que en TikTok circulan tests de autodiagnóstico para saber si tienes problemas mentales. Y en la Politécnica de Madrid ya detectan la depresión con inteligencia artificial. Lo que le faltaba a los adolescentes, a entrenadores del machine learning y a programadores informáticos. Sí, hubo una pa

Cambio horario: a quien madruga... le salen ojeras

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Esta noche cambió el horario oficial. Decían hace un tiempo que iban a abandonar la costumbre, pero ya saben que la cosa se pospone al menos hasta el 26. Llaman la atención las discusiones que provoca el asunto. Más si cabe en las zonas más orientales y occidentales del país, las más afectadas por el reloj respecto al sol. No importa la especialidad profesional del opinante, ya sea sociólogo o astrofísico, economista o sanitario, porque desde una perspectiva profesional todo el mundo admite la importancia del sol (los gallegos comen más tarde que los de Baleares si nos fiamos del reloj pero exactamente en el mismo momento solar). Lo que sí importa es que la persona que emite su opinión sea madrugador (alondra) o noctámbulo (búho), o feliz cumplidor de las normas sociales (sistémico) o empeñado en ensalzar la libertad individual (empático). Y sobre todo orgulloso de ser cualquiera de estas cosas. Los husos horarios, esos que insisten en que Barcelona y Londres deberían tener la misma

El juego de los milmillonarios

  La fundación de Marta Ortega ha obtenido una concesión de terrenos en el por ahora desaprovechado puerto coruñés para darle continuidad a su sala de exposiciones. Hace apenas unas semanas su padre donaba unos aparatos de protonterapia contra el cáncer. Unos aplauden su filantropía. Otros se escandalizan.  Los “milmillonarios” siempre provocan estas dos reacciones. Hay quien piensa que ganan tanto dinero porque no pagan los suficientes sueldos ni los suficientes impuestos. Hay quien los admira por la riqueza que generan y quien los elogia esperando llevarse bien con ellos. En realidad, me interesa poco esa polémica. Comprar tecnología para la sanidad pública u organizar muestras fotográficas, siendo cuestiones difíciles de comparar, tienen en común su gratuidad para los ciudadanos, aunque puedan suponer calderilla para sus impulsores. Pero no entro a juzgar, ni siquiera opinar, sobre cómo emplean los Ortega su dinero. Son simplemente dos ejemplos de lo que pueden hacer las grandes for

Jueces sustitutos

  Catorce nuevas juezas se incorporan a su cargo en Galicia. Perdón por no hablar de su sexo, sino de su ridículo número. Porque, solo unos días después, se han convocado  para los tribunales gallegos 111 plazas de jueces sustitutos y magistrados suplentes. Dicho de otra forma: se necesitaban 125 jueces en Galicia y únicamente convocaron 14 plazas fijas. En toda España han ofertado 120 plazas para titulares y mil de sustitutos. Una locura. Cómo no va a ser lenta la justicia. Uno de cada cinco jueces en España trabaja en precario, tras un concurso de méritos, sin oposición y sin haber pasado por la Escuela Judicial. Algo semejante ocurre con los fiscales. El poder en general y el judicial en concreto parecen preferir un abultado cupo de jueces temporeros que, si no gustan, no se les vuelve a llamar. Ni siquiera son fijos discontinuos. Sí, lo sé, ocurre en el Sergas, en todo el sector público. En este país, la Administración es el primer contratador con miedo al trabajador estable. Pero

Para que algo cambie

Hay quien mantiene que en Galicia ha empezado una nueva etapa en la que los liderazgos personales no importan. Que todo se resume a la extensión de los tentáculos con los que un partido es capaz de controlar una sociedad o, dicho de otro modo, al trabajo diario con la gente a pie de calle. El carisma clásico está obsoleto. Ahora vende electoralmente la timidez, la normalidad, la suavidad y se premia “picar piedra” toda la legislatura. Por eso arrasa el PP, presente a quien presente. Por eso ha crecido el BNG. Y por eso se ha hundido el PSdeG. No importan los programas, ni las ideologías. Sí, seguimos siendo de izquierdas o de derechas, progresistas o conservadores, pero esto va de cuestiones sociales, no de política. A lo mejor tienen razón. Claro que también parece razonable la simpleza de las dos Españas o las dos Galicias. Con una diferencia entre ellas de apenas unos miles de votos (treinta mil de 1,4 millones). Eso sí: una de las dos Galicias, la izquierda, está dividida en varias

Reconocer errores

  ¿A qué jugamos? Diga esta frase con ilusión y se dará cuenta de que hace muchos años que no la pronuncia. Se lo decíamos a nuestros amigos e incluso a nuestros desconocidos. ¿Jugamos a algo?, ¿quieres jugar conmigo? La sencillez y la claridad con la que nos comunicábamos de niños facilitaría mucho las cosas si la siguiésemos empleando de adultos. Claro que para lograrlo deberíamos aspirar solo a jugar, a pasárnoslo bien. No a ganar nada ni engañar a nadie, ni mucho menos a nuestro compañero de juego. Me argumentarán ustedes que la vida no es un juego. Que, como diría Disciépolo, el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Pero, qué quiere que le diga, el domingo hay elecciones. Así que vale casi cualquier verso del tango, por ejemplo: todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. Durante esta campaña desganada y al ralentí, los partidos han estado jugando con nosotros sin pedírnoslo. Con plena consciencia de haber cometido un error gordo de base pero sin reco

Los convenientemente "desinformados"

La política española vista desde una provincia o una comunidad autónoma que apenas varía su voto resulta un extraño espectáculo. Por un lado tranquilizante, por otro aterrador. Parece como que en tu país puede pasar cualquier cosa, y apenas puedes hacer nada. Los temas que decidirán la composición del gobierno y de las cámaras de representantes pueden llegar a localizarse en aquellos territorios donde se juegan flecos de diputados. Una alcantarilla de Torrelodones puede tener más influencia que la política sanitaria o educativa propuesta para el conjunto del país. Y los estrategas de los partidos lo saben. Concentrarán sus esfuerzos en los grupos concretos de las redes sociales, en las comunidades de voto variable. Nada de atender a los jubilados o a los autónomos si están demasiado dispersos. Ni mucho menos a los pesados del norte, con sus nacionalismos estables, o los recalentados del este con quien no hay nada que hacer. Aquí importa hilar fino. El big data y el tiro al blanco. Va

Carreteras, cárceles, médicos y ambulancias

De pronto aparecen en los medios de comunicación noticias e incluso imágenes de las cárceles españolas. Un mundo del que generalmente nadie quiere saber nada. Como mucho algún detalle cuando ingresa un preso famoso, político, de la familia real... Después, el silencio. Pero ahora los funcionarios de prisiones están reivindicando la equiparación salarial en toda España, como con los policías. Las desigualdades entre autonomías e incluso ayuntamientos son un clásico de la controversia sobre la descentralización administrativa. Dejo esta perspectiva al margen. Lo importante es que los funcionarios permitirán que se conozcan cosas de las prisiones que hasta el momento eran poco menos que secreto de estado: incidentes, privilegios, enfermedades, permisos, peleas, responsabilidades de unos y otros (o irresponsabilidades) a la hora de tomar decisiones... Los medios lo aprovechan como es lógico. Publicarán todo lo que se filtre. Por ejemplo, ayer mismo:  "Heridos tres funcionarios..al

Adiós Wert, otro a la lista

Otro ministro de Educación que cae. El peor. Uno de los peores. ¿Llega otro que bueno lo hará? Lo cierto es que, salvo por el intento de Ángel Gabilondo de alcanzar un consenso educativo, no recuerdo un solo ministro "del ramo" (qué bonita expresión) que me dejara un mínimamente aceptable sabor de boca. Quizá la figura no es la más adecuada. Pero a muchos me los he tenido que tragar, como estudiante, como periodista y como profesor. Estudié la EGB y el BUP de Villar Palasí. Entré en la Universidad saltando de Mayor Zaragoza a Maravall, con los "penenes" en huelga constante, la revolución de la LRU que acabó muy lentamente con la Universidad franquista, que en el fondo fue la que sufrí mientras la nueva no llegaba del todo. Admito que, por cuestiones personales, de Solana y Rubalcaba apenas tengo recuerdos en el cargo, salvo porque se multiplicaron las Universidades y nació la LOGSE. El problema era el dinero, pero en teoría la cosa no pintaba mal del todo. En esto

Ideologías, mentiras y mayorías absolutas

Puedo equivocarme, pero cuando el gobierno de Zapatero decidió bajar los sueldos a los funcionarios se produjo un punto de inflexión en el modo de hacer política en España. Dejando al margen que fuera justo o injusto, evitable o no, ocurría con esa decisión algo tremendamente desasosegante y maquiavélico: los poseedores de una mayoría absoluta se vieron capaces de hacer cualquier cosa y la opinión pública no se rebelaba. Y, además, no era necesario disimular. En realidad siempre había ocurrido que, con cualquier excusa, no se cumplieran los programas electorales, o directamente se mintiese, o se olvidase intencionadamente una medida prometida, o que se hiciera directamente lo contrario de lo dicho. Pero o bien se disimulaba, o bien se justificaba con argumentos peregrinos, retorcidos, torticeros. Es política. O realpotilik.  O razón de Estado. Y todo se maquillaba para que las urnas no se resintieran. Pero desde hace unos años, quienes mandan creen que no lo necesitan. Aplican su

La maldad

En una conversación de bar, comentaban a mi lado el posible origen de uno de los peores incendios del verano: el que quemó más de 15.000 hectáreas en Castrocontrigo (León), muy cerca de mi pueblo. En la zona viven del pino y de los níscalos, y no dejan que nadie ajeno vaya a cogerlos. Según el contertulio, no sería extraño que alguien cabreado, muy cabreado por no dejarle ir a setas hubiese esperado a vengarse plantando fuego. La teoría podría admitirse como un ataque de furia de no ser que los níscalos salen en otoño y el fuego en agosto. Si el causante, como el de tantos otros, recurre a la venganza de este modo, meses después, no es un calentón, ni un ataque de furia irreflexiva. Responde a la maldad. Si un padre, cualquier ser humano pero un padre mucho peor, mata a sus hijos incinerándolos en un horno tras dormirlos con barbitúricos para hacer daño a su ex mujer, no es un enfermo, ni ha perdido el control, no hay pasiones ni irreflexión. Hay maldad. Los malos existen y rara

25 formas de engañar a los estudiantes

1. Convencerles de que la Universidad favorece la "empleabilidad". 2. Prometerles que la Formación Profesional es una buena forma de acceder a la Universidad. 3. Explicar que un ciclo medio de FP proporciona salidas académicas 4. Ponerles más de una docena de asignaturas por curso en casi cualquier nivel. 6. Examinar de teoría a los niños en Educación Física. 7. Darles clase de flauta. 8. Hacerles creer que los profesores saben de qué hablan aunque les hayan adjudicado la docencia de cualquier materia unos días antes de empezar el curso. 9. Empezar el curso Universitario antes de que se celebre la Selectividad. 10. Ponerle nombres a los títulos o a las asignaturas que no se corresponden con el contenido. 11. Obligarles a que tomen apuntes de textos que pueden encontrar en Internet. 12. Aprobarles inglés durante 13 años sin que sepan inglés. 13. Darles clases de software de Microsoft diciendo son clases de tecnología. 14. Seguir hablándoles de libros que ni han leí

La felicidad

Bueno, bueno, bueno. Más pobres, endeudados, recortados. Todo sigue cayendo por la mista cuesta abajo. Mis conocidos ya no quieren hablar de economía. Prefieren el tiempo, el fútbol, los hijos, la salud... la felicidad. Una pachanga con amigos de tu mismo nivel. Una cerveza a la sombra un día de sol, con una buena conversación. Revolcarte en la cama... haciendo cosquillas a tus hijos. Pasear con tu perro por un monte espectacular. Perderte con la moto por una carretera desierta. Que te salga perfecta esa canción con la guitarra, el violín...y el resto del grupo. Un trabajo redondo, cualquiera, de esos que lo notas... Y si además lo notan los demás, ya es la leche. Que alguien te diga, diez años después, y sin necesidad alguna, que se acuerda se ti, que le ayudaste, que le influiste para bien y que ahora es un gran tipo que hace lo mismo a los demás cuando puede. Un beso de tu madre, una mirada de orgullo de tu padre, un abrazo de cualquiera de los dos

Salir bien en la foto

Vengo de la ITV, esa especie de oficina de Hacienda con pinta de taller. Miro a los inspeccionados. Somos casi todos mayores, incluso muy mayores. Bajamos de los coches un poco atolondrados. Avance, pare, abra el capó, pise el freno, mueva el volante, intermitente, avance, pare, encienda luz de cruce, baje... Se puede hacer un tratado sociológico viendo las expresiones de las caras. O el estado de los vehículos. Después pienso que lo mismo ocurre cuando entras por primera vez a un gimnasio. O a un país. De un golpe de vista recibes tanta información curiosa que se apelotonan las opiniones. Pero más que un tratado, lo que haces es una foto. Me quité la barba hace unos días. Es como el Guadiana, no crean, desde hace 30 años. Pero un amigo me dijo ayer: "Chico, no te conocía tan afeitado. ¡Cambia la foto del Twitter!" De pronto me percaté de que la foto tiene ¡cinco años! Prefiero pensar que soy un perezoso, pero a lo mejor soy un coqueto. Sobre las fotos en redes sociales sí

Algunas ideas que nos inoculan

De pronto, casi todo el mundo parece estar de acuerdo en muchas cosas. Una de ellas, por ejemplo, que es bueno fusionar bancos, cajas, ayuntamientos, provincias, universidades... ¿Para cuándo Estados, autonomías, hospitales, colegios, policías, bomberos, tribunales, ejércitos, redes de carretera, estándares de televisión o telefonía, impuestos o clubs de fútbol? No, eso no está en la agenda. En otros momentos históricos la moda era la división con idéntica excusa: la eficiencia. Y así pasamos de los portaaviones a las "zodiac" una y otra vez. Como siempre, sin reparar en que hay charcas y océanos. Entrar en detalles da una pereza... Que la cuestión pendular de trazo grueso anime conversaciones de bar, aunque estén emitidas por antena, u ocupe titulares de espacio reducido es comprensible. Que los gobernantes y responsables en general tomen decisiones con esta actitud me aterroriza tanto como que me operen con azadón en vez de bisturí. Pero como uno va perdiendo la fe en

Lo que no queremos hacer por ideología o interés

Estamos creando un estado de opinión demoledor. En relativamente poco tiempo todo está patas arriba. El dinero lo tiene alguien pero no lo mueve: los bancos, las telefónicas, las petroleras y sus directivos (más que sus accionistas) se lo siguen llevando crudo. A los empresarios se les da más poder pero la mayoría están tan asfixiados financieramente que no los salva ni el despido libre; hay recortes pero no crecimiento, suben los impuestos y los despidos, bajan las prestaciones, el Estado se encoge, los indignados han vuelto a sus casas, miles de personas siguen acalorándose más por Ronaldo o Messi que por sus nóminas o se refugian en realities televisivos, otros pirados recurren a la violencia, a veces con uniformes a veces con capuchas. A un punto del conflicto social. O a la distancia que se quiera colocar por quien maneje los hilos. Me preocupa sobre todo la desconexión mental de quien tiene responsabilidades. Políticas, ejecutivas en empresas y administración, en los "merc

La ideología de los técnicos

Muchas personas honradas, normales y hartas de políticos prefieren que un presidente de Gobierno o un ministro sea una técnico. Algunos argumentan que así no caería en componendas de partido y otras politiquerías varias. Pero otros sostienen que el técnico no tiene ideología, que es casi como un científico o un ingeniero (que tampoco), incluso como una madre. Curioso cómo podemos creer que nuestra visión del mundo está libre del pecado político, moral, emocional... ideológico. A veces me divierto tratando de demostrar a mis alumnos (inútilmente casi siempre) que pensamos como pensamos porque somos un producto de nuestro tiempo, lugar, familia, etc. Que nadie es capaz de tomar decisiones como las tomaría un ordenador. Y que incluso un ordenador es fruto de una información preseleccionada que le condiciona. No hay técnico aséptico. No hay cirujano sin prejuicio. Ni ingeniero sin emoción ni madre sin ideología. Y no estamos demasiado dispuestos a aceptarlo. Porque nos creemos seres

Pero tú ¿realmente te ganas el sueldo?

La situación ahora es habitual. Parece una mezcla de American Beauty y Up in the air. Llega una consultora en recursos humanos para realizar un ajuste de plantilla y van realizando entrevistas al personal: –¿Le importaría decir exactamente en qué consiste su trabajo? En esos momentos ya estás a la defensiva y sólo aciertas a soltar con sarcasmo el cargo, la categoría o una función que, de pronto, incluso a tus propias parece prescindible. –¿Cómo cree que podría ser más eficiente? Los que saben que la sentencia está emitida de antemano ya sueltan frases del estilo de –Trabajando, no haciendo entrevistas estúpidas. Claro que los hay que pierden la dignidad y cargan contra otros departamentos, contra algún jefe, compañero o subordinado, perdón, cliente interno. Respuesta delatora tanto de los demás como de uno mismo. Roma no paga traidores (bueno, a veces) pero le saca un partido bárbaro a la lista de criticados. El caso es que la tribu de veinteañeros consultores (indios para los

Forofos

Me he tomado unas semanas de vacaciones porque sabía que, de lo contrario, iba a estar hablando de política. Y para qué cebarse con el árbol caído. Además, he desarrollado una especie de fobia a la bronca, a la discusión emocional, a los chillidos de fanáticos, extremistas, reaccionarios, histéricos, integristas... Bueno, soy padre de adolescentes, ya tengo suficientes salidas de tono en casa. El caso es que entretanto, he confirmado, por ejemplo, que mi cuenta de Twitter cojea de una pierna. Que buena parte de mis alumnos veinteañeros son incapaces de sustraerse a la pasión de la bandera (sea la que sea), como siempre, por otra parte. Que personas racionales, inteligentes, equilibradas y amigas echan espumarajos por la boca, incluso coincidentes con mis propias ideas aunque no por eso menos "salpicantes". Que los comentarios de los blogs o los periódicos que leo llegan a radicalismos tabernarios que meten miedo. Estamos abonando el camino a la violencia, porque el desbor