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Mostrando entradas de febrero, 2024

Para que algo cambie

Hay quien mantiene que en Galicia ha empezado una nueva etapa en la que los liderazgos personales no importan. Que todo se resume a la extensión de los tentáculos con los que un partido es capaz de controlar una sociedad o, dicho de otro modo, al trabajo diario con la gente a pie de calle. El carisma clásico está obsoleto. Ahora vende electoralmente la timidez, la normalidad, la suavidad y se premia “picar piedra” toda la legislatura. Por eso arrasa el PP, presente a quien presente. Por eso ha crecido el BNG. Y por eso se ha hundido el PSdeG. No importan los programas, ni las ideologías. Sí, seguimos siendo de izquierdas o de derechas, progresistas o conservadores, pero esto va de cuestiones sociales, no de política. A lo mejor tienen razón. Claro que también parece razonable la simpleza de las dos Españas o las dos Galicias. Con una diferencia entre ellas de apenas unos miles de votos (treinta mil de 1,4 millones). Eso sí: una de las dos Galicias, la izquierda, está dividida en varias

Reconocer errores

  ¿A qué jugamos? Diga esta frase con ilusión y se dará cuenta de que hace muchos años que no la pronuncia. Se lo decíamos a nuestros amigos e incluso a nuestros desconocidos. ¿Jugamos a algo?, ¿quieres jugar conmigo? La sencillez y la claridad con la que nos comunicábamos de niños facilitaría mucho las cosas si la siguiésemos empleando de adultos. Claro que para lograrlo deberíamos aspirar solo a jugar, a pasárnoslo bien. No a ganar nada ni engañar a nadie, ni mucho menos a nuestro compañero de juego. Me argumentarán ustedes que la vida no es un juego. Que, como diría Disciépolo, el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Pero, qué quiere que le diga, el domingo hay elecciones. Así que vale casi cualquier verso del tango, por ejemplo: todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. Durante esta campaña desganada y al ralentí, los partidos han estado jugando con nosotros sin pedírnoslo. Con plena consciencia de haber cometido un error gordo de base pero sin reco
  Barbie y los Goya No creo que Barbie sea una magnífica película. Tampoco demasiado mala ni demasiado original. Lego, Playmóbil, Transformers, Toy Story, G.I. Joe… la lista de películas de juguetes es amplia. Incluso la propia Barbie ha tenido varios títulos menores que preceden a este éxito descomunal de taquilla. Por cierto, un éxito no mucho mayor que el de Super Mario Bros. El film de Greta Gerwig es algo histriónico, lento por momentos y con sobreactuaciones entre lo infantil y lo bochornoso, como la Mel Ferrer. Siendo correcta en alguna que otra cuestión cinematográfica, donde borda la excelencia es en su estrategia de marketing, con una campaña de promoción y un sentido de la oportunidad envidiable en cuanto a su discurso, nivel intelectual y público objetivo: para “anti Barbies”, para “pro Barbies”, para madres que jugaron y para hijas que, ahora sí, jugarán.  Claro que su presupuesto estratosférico, unos 130 millones, sirve de excusa para no compararla con cualquier película