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Mostrando entradas de marzo, 2011

La nueva FP y otras propuestas

Cada vez me gusta más la idea de un amigo sobre la necesidad de elevar la edad de acceso a la universidad. Como profesor de enseñanzas medias, me aseguraba que era un disparate pretender una educación obligatoria hasta los 18 pero al mismo tiempo le parecía un desperdicio sentar a estudiantes de esa edad en un aula magna. El problema es que los niños crecen muy rápido, pero la adolescencia se ha alargado como mínimo hasta los 20 años o más. De modo que su propuesta consiste en ampliar hasta los catorce la primaria y fundir entre los 14 y los 20 años la secundaria, el bachillerato y formación profesional con un título (mixto) cada dos años. La formación universitaria se podría cursar entre los 20 y los 26, con otros tres niveles o ciclos, cada uno también con su propia titulación. Lo sé. Otra propuesta más. Quizá tan válida como cualquier otra, con el inconveniente de la homologación con Europa. Pero piensen en algunas ventajas: -Una de las grandes preocupaciones actuales es la &quo

Por qué no nos metemos en política

La frase de Franco "haga como yo, no se meta en política" ha servido para ilustrar la aversión que tenemos en este país a ejercer, defender y sostener ideas políticas además de cargos políticos. En realidad, cargo e ideas parecen conceptos incompatibles. Vean el caso de Zapatero, que presumiendo de banderas izquierdistas ha acabado aplaudido por Botín y dejando a los trabajadores más pobres, menos protegidos socialmente y con el recibo de la luz por las nubes (es un ejemplo). No nos queremos meter en política por ideas. Al parecer algunos sólo aceptan la oferta por oportunidad laboral o de enriquecimiento pero no porque pretendan hacer las cosas como ellos creen que se deba hacer. Ni siquiera por hacerlas como la mayoría de la gente cree con tal de que les vote. Esa clase de marketing mal entendido en el que se ha convertido la supervivencia de los partidos. Y es que las empresas sí deben orientarse a la demanda, esa es la clave del marketing. Pero las ideas no, salvo que l

Lectores de iPad: algunas peculiaridades

En mi Facultad llevamos unos meses investigando cómo leemos los periódicos en las tabletas. A nivel mundial salen a la luz los resultados de los primeros trabajos, sobre todo centrados en la parte publicitaria. Uno de ellos, el elaborado por Alex Wang , de la Universidad de Conneticut, comparaba el mismo anuncio publicado en las ediciones impresa y del iPad de Wired. Wang concluye que los anuncios interactivos tienden a generar un mayor compromiso, comprensión del mensaje e intención de compra que los anuncios de la publicación impresa. Otro estudio , el realizado por Time Inc., Interpublic, Universal McCann y EmSense (la ya famosa compañía de neuromarketing), se apresuró a señalar que los mejores anuncios para el iPad debían ser limpios y emocionales, sin demasiada complejidad. Affinity , la empresa de control de audiencias, elaboró otra investigación similar para confirmar que los anuncios publicados en la edición impresa de Sports Illustrated se recordaban un 21% más y provoc

El péndulo eléctrico y nuclear

Nos movemos como péndulos. La energía nuclear está en la picota, tic, la electricidad es muy cara, tac. Ahora suenan a sensatos los argumentos que hace dos días eran casi antisistema. Lo mismo ocurrió con la crisis financiera, con la burbuja inmobiliaria. El discurso de la sostenibilidad, la auténtica sostenibilidad no el argumento comercial para vender híbridos o bombillas, parte de un descenso del consumo. ¿Estamos dispuestos?, dicen los defensores del "progreso" (es que es el mundo al revés"). En Estados Unidos, la industria del automóvil está preocupada por una tendencia creciente entre los jóvenes: ya no anhelan comprarse un auto en cuanto se sacan el permiso de circulación. Mientras se conduce no se puede aprovechar el tiempo con las redes sociales. Pasan del chófer papá al transporte público para seguir conectados. Todavía es una tendencia incipiente, pero podría significar un "nuevo paradigma" (otro más). Los niños, concienciados a veces por una ecol

La Universidad que tenemos y la que queremos

A los periódicos españoles les ha dado por hablar de la Universidad. Varias elecciones a rector casi simultáneas, con el morbillo, al parecer inevitable, del color partidista, las primeras quejas del sistema Bolonia , runrún sindical, exceso de títulos con pocos alumnos , problemas de financiación para gastos corrientes, decretos decepcionantes como el   estatuto del estudiante o de doctorado , oscurantismo y sospechas en las llamadas "agencias de calidad" que deciden sobre le futuro laboral de los profesores, controversias territoriales con los llamados "campus de excelencia" , rebajas en las partidas de investigación ... los problemas se amontonan. Nadie está contento. No quiero entrar demasiado hondo en los porqués, pero seguramente la universidad que queremos no es la universidad que tenemos. Y esta es la sensación de los profesores, los investigadores, los estudiantes, los padres, las empresas... y los medios de comunicación. Las relaciones de los medio

Y tú, ¿de quién eres?

Un domingo lluvioso. Como para reflexionar. La semana pasada, debió ser por los carnavales y por esa florecida fauna del management y los recursos humanos que habla tanto ahora de la felicidad, estuvo ocupada por conversaciones largas y "conceptuales". Vamos, que hasta me preguntaron ¡bajando una escalera! cuál era mi concepto del ser humano . Apenas 24 horas más tarde, otra persona me preguntó en qué creo. Y al día siguiente, por mi visión global de la política , así, a las bravas. No son conversaciones habituales. No suele haber ni tiempo ni ganas de pensar, ni mucho menos de escuchar, no siendo que te cuenten su vida, etc, etc. Pero ando leyendo a Antonio Damasio , escuchando a "coachs" mediáticos como Mario Alonso Puig , a ese monstruo emergente de la felicidad que es Santiago Vázquez , e incluso a mi amigo Ramón Gil (que fue el que me puso en la pista de la alegría de Spinoza, más que de la felicidad). Son intelectuales pragmáticos. Con la ciencia, la gest

Presidente, se me ha ocurrido que...

Soy un ignorante. No sé por qué si excedo el límite de velocidad en 30 kilómetros por hora me multan con 100 euros y si como pipas en la calle o paseo con el perro por la playa me multan con 300 e incluso con 1.125. Ambas noticias son de hace un año, pero no creo que haya habido ninguna "revolución" normativa que haya transformado el panorama. Hoy ha empezado la limitación de velocidad en autopistas y autovías a 110 km/h. Cuando la gente poco capacitada se le entrega el poder sobre los demás ocurren cosas como estas. En realidad mucho más graves, aunque al parecer estas se entienden mejor. No sé si dar ideas, pero por ignorante soy de lo más idóneo para tomar serias decisiones que afecten al prójimo, así que, señor presidente, escuche lo que se me ha ocurrido: Se podrían poner límites al consumo eléctrico , además aquí se puede atemorizar de dos formas: multando a quien se exceda de la barrera arbitraria que se le ocurra al ministro o directamente cortando la luz al inf