Lo peor para la salud mental

 Estar obsesionado por tu salud mental es malo para tu salud mental. Lo escuché en un programa de humor y me reí. Pero después comprobé que no exageraba. Según un informe de Fundamed, casi el 10% de españoles tienen un diagnóstico de depresión. Seis millones se automedican ansiolíticos, ¡la mayoría aconsejados por influencers!. Cada día se toman casi cinco millones de psicofármacos en España. Desde el año 2000 el consumo de antidepresivos ha aumentado un 249%.

La mitad de los españoles dicen que se encuentran mal emocionalmente. Ocurre en todo el mundo desarrollado. Italianos y británicos están incluso más desanimados. Y quienes peor lo llevan son las mujeres de 45 a 54 años. Somos tan infelices que en TikTok circulan tests de autodiagnóstico para saber si tienes problemas mentales. Y en la Politécnica de Madrid ya detectan la depresión con inteligencia artificial. Lo que le faltaba a los adolescentes, a entrenadores del machine learning y a programadores informáticos.

Sí, hubo una pandemia, está el paro, la inflación, los alquileres, Putin nos amenaza con el fin del mundo… Los contenidos sobre salud en medios y redes sociales arrasan. Y docenas de series y películas están protagonizadas por gente con problemas mentales que consumen pastillas mágicas. Por si fuera poco, el sector farmacéutico español se gasta al año, solo en los canales convencionales, más de cien millones en publicidad.

A lo mejor esto se nos está yendo de las manos. No puede ser que, de pronto, casi todo comportamiento humano tenga algún diagnóstico psicopatológico. Parece como si uno no pudiera estar triste. Tiene depresión. Si te gusta tener todo muy ordenado, eres TOC. ¿Estás preocupado? No, sufres ansiedad. ¿Inquieto o aburrido? El niño tiene TDAH. ¿Jorobado por volver al trabajo? Síndrome postvacacional. ¿Molesto por el mal tiempo? Depresión estacional. Hay tanto psicópata narcisista en Tinder que no debes preocuparte si no ligas, con esta píldora superarás tu “ansiedad por separación”.

Lo más probable es que casi todos los excombatientes de una guerra hayan sufrido estrés postraumático, aunque el concepto no apareció en los manuales hasta finales del siglo XIX. Lo puede desencadenar cualquier experiencia grave. No cualquier inconveniente. Porque estar enfadado, tener miedo, tristeza o preocupación es normal si estás vivo. Solo los profesionales de la salud deberían detectar, con prudencia, la enfermedad. Y las personas, con todos sus problemas diarios, algunos tan serios como la muerte o las desgracias que depara la vida, no deberían pensar que reaccionar emocionalmente sintiéndose mal es una patología.

Ver X (¿hasta cuándo diremos eso de “antes Twitter”?), los comentarios de muchos diarios digitales, algunos foros, grupos de Whatsapp o Telegram puede llevarnos a pensar que la gente no se toma su medicación. Pero sí la toman. Demasiada medicación en realidad. Y seguramente de forma innecesaria.

Que a muchos les guste vivir amargados, negativos, tocapeloteando o iracundos indefinidos no significa que e stén enfermos. Simplemente no son la alegría de la huerta. Y muchos presumen de ello. Otros dicen tener un “trastorno de espectro” de lo que sea. De hecho esas dos palabras, trastorno y espectro, han adquirido nuevos significados. Antes un trastorno era olvidarse las llaves. Ahora se ha convertido en un diagnóstico. Y un espectro era un fantasma o tenía que ver con lo electromagnético. Ahora es un grupo de enfermedades con síntomas, antecedentes o tratamientos comunes.

Claro que la salud mental es algo muy serio. Pero muchos se están forrando convenciéndonos de que todos necesitamos terapia, pastillas y una definición psicopatológica. Y tal vez exageren un poquito.


https://www.elidealgallego.com/articulo/opinion/peor-salud-mental-4793990


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