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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Por qué me gusta Emilio Duró

A Emilio Duró no hay que tomárselo en serio, como él mismo dice. A pesar de su sentido del humor y de rapidez mental, dice bastantes cosas serias, pero te las tienes que tomar a broma, sin darle demasiada trascendencia, sin indignarte ni dejar que te afecten mucho. No importan ni sus teorías, ni su visión de la vida, ni siquiera su formación, que la tiene aunque la emplee de forma peculiar. Lo que importa de Emilio Duró es su capacidad de comunicar. Dicho de otra forma, no importa un pimiento lo que dice sino cómo lo dice y lo que provoca en la gente: risa, reflexión, desprecio, deslumbramiento... ¡hasta le piden consejo como a un psicólogo! Su forma de transmitir saltó a la fama gracias a las redes sociales, pero quien lo conociera antes seguro que le sorprendió su originalidad aunque jamás pensaría, como tantas otras veces, que el fenómeno pasara de círculos reducidos. YouTube y Buenafuente lo han convertido en una estrella de las conferencias amenas. Que en el fondo es lo que quie

Forofos

Me he tomado unas semanas de vacaciones porque sabía que, de lo contrario, iba a estar hablando de política. Y para qué cebarse con el árbol caído. Además, he desarrollado una especie de fobia a la bronca, a la discusión emocional, a los chillidos de fanáticos, extremistas, reaccionarios, histéricos, integristas... Bueno, soy padre de adolescentes, ya tengo suficientes salidas de tono en casa. El caso es que entretanto, he confirmado, por ejemplo, que mi cuenta de Twitter cojea de una pierna. Que buena parte de mis alumnos veinteañeros son incapaces de sustraerse a la pasión de la bandera (sea la que sea), como siempre, por otra parte. Que personas racionales, inteligentes, equilibradas y amigas echan espumarajos por la boca, incluso coincidentes con mis propias ideas aunque no por eso menos "salpicantes". Que los comentarios de los blogs o los periódicos que leo llegan a radicalismos tabernarios que meten miedo. Estamos abonando el camino a la violencia, porque el desbor