El Mundial de la lechera
El Concello de A Coruña está convencido de que los inspectores de la FIFA confirmarán a la ciudad como subsede del Mundial de Fútbol de 2030. Y una gran mayoría de votantes, profesionales de múltiples disciplinas, periodistas y aficionados se alegrarán. En realidad muy pocos se molestarán. Porque, aunque los datos y la experiencia demuestran que es una pésima inversión, la emoción, el orgullo local y el optimismo (imprescindible para sobrevivir) nos empujan como una gigantesca ola impulsa a un surfista. A todos nos apetecen los lujos, compramos coches más caros de lo necesario, nos hipotecamos algunos años más de lo que sería razonable y nos concedemos o soñamos con todo tipo de caprichos. Gracias a esa tendencia tan humana, unos pocos se enriquecen y unos políticos ganan elecciones. Hasta ahí todo normal. Pero resulta simpático como, para el autoengaño colectivo, no paramos de repetir coletillas: el Mundial tiene un enorme impacto económico, genera miles de puestos de trabajo y proy