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Para que algo cambie

Hay quien mantiene que en Galicia ha empezado una nueva etapa en la que los liderazgos personales no importan. Que todo se resume a la extensión de los tentáculos con los que un partido es capaz de controlar una sociedad o, dicho de otro modo, al trabajo diario con la gente a pie de calle. El carisma clásico está obsoleto. Ahora vende electoralmente la timidez, la normalidad, la suavidad y se premia “picar piedra” toda la legislatura. Por eso arrasa el PP, presente a quien presente. Por eso ha crecido el BNG. Y por eso se ha hundido el PSdeG. No importan los programas, ni las ideologías. Sí, seguimos siendo de izquierdas o de derechas, progresistas o conservadores, pero esto va de cuestiones sociales, no de política. A lo mejor tienen razón. Claro que también parece razonable la simpleza de las dos Españas o las dos Galicias. Con una diferencia entre ellas de apenas unos miles de votos (treinta mil de 1,4 millones). Eso sí: una de las dos Galicias, la izquierda, está dividida en varias

Reconocer errores

  ¿A qué jugamos? Diga esta frase con ilusión y se dará cuenta de que hace muchos años que no la pronuncia. Se lo decíamos a nuestros amigos e incluso a nuestros desconocidos. ¿Jugamos a algo?, ¿quieres jugar conmigo? La sencillez y la claridad con la que nos comunicábamos de niños facilitaría mucho las cosas si la siguiésemos empleando de adultos. Claro que para lograrlo deberíamos aspirar solo a jugar, a pasárnoslo bien. No a ganar nada ni engañar a nadie, ni mucho menos a nuestro compañero de juego. Me argumentarán ustedes que la vida no es un juego. Que, como diría Disciépolo, el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Pero, qué quiere que le diga, el domingo hay elecciones. Así que vale casi cualquier verso del tango, por ejemplo: todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor. Durante esta campaña desganada y al ralentí, los partidos han estado jugando con nosotros sin pedírnoslo. Con plena consciencia de haber cometido un error gordo de base pero sin reco
  Barbie y los Goya No creo que Barbie sea una magnífica película. Tampoco demasiado mala ni demasiado original. Lego, Playmóbil, Transformers, Toy Story, G.I. Joe… la lista de películas de juguetes es amplia. Incluso la propia Barbie ha tenido varios títulos menores que preceden a este éxito descomunal de taquilla. Por cierto, un éxito no mucho mayor que el de Super Mario Bros. El film de Greta Gerwig es algo histriónico, lento por momentos y con sobreactuaciones entre lo infantil y lo bochornoso, como la Mel Ferrer. Siendo correcta en alguna que otra cuestión cinematográfica, donde borda la excelencia es en su estrategia de marketing, con una campaña de promoción y un sentido de la oportunidad envidiable en cuanto a su discurso, nivel intelectual y público objetivo: para “anti Barbies”, para “pro Barbies”, para madres que jugaron y para hijas que, ahora sí, jugarán.  Claro que su presupuesto estratosférico, unos 130 millones, sirve de excusa para no compararla con cualquier película

Los convenientemente "desinformados"

La política española vista desde una provincia o una comunidad autónoma que apenas varía su voto resulta un extraño espectáculo. Por un lado tranquilizante, por otro aterrador. Parece como que en tu país puede pasar cualquier cosa, y apenas puedes hacer nada. Los temas que decidirán la composición del gobierno y de las cámaras de representantes pueden llegar a localizarse en aquellos territorios donde se juegan flecos de diputados. Una alcantarilla de Torrelodones puede tener más influencia que la política sanitaria o educativa propuesta para el conjunto del país. Y los estrategas de los partidos lo saben. Concentrarán sus esfuerzos en los grupos concretos de las redes sociales, en las comunidades de voto variable. Nada de atender a los jubilados o a los autónomos si están demasiado dispersos. Ni mucho menos a los pesados del norte, con sus nacionalismos estables, o los recalentados del este con quien no hay nada que hacer. Aquí importa hilar fino. El big data y el tiro al blanco. Va

Carreteras, cárceles, médicos y ambulancias

De pronto aparecen en los medios de comunicación noticias e incluso imágenes de las cárceles españolas. Un mundo del que generalmente nadie quiere saber nada. Como mucho algún detalle cuando ingresa un preso famoso, político, de la familia real... Después, el silencio. Pero ahora los funcionarios de prisiones están reivindicando la equiparación salarial en toda España, como con los policías. Las desigualdades entre autonomías e incluso ayuntamientos son un clásico de la controversia sobre la descentralización administrativa. Dejo esta perspectiva al margen. Lo importante es que los funcionarios permitirán que se conozcan cosas de las prisiones que hasta el momento eran poco menos que secreto de estado: incidentes, privilegios, enfermedades, permisos, peleas, responsabilidades de unos y otros (o irresponsabilidades) a la hora de tomar decisiones... Los medios lo aprovechan como es lógico. Publicarán todo lo que se filtre. Por ejemplo, ayer mismo:  "Heridos tres funcionarios..al

Audiotuit en la Ser: Reconectando con el periodismo

Ya sé, ya sé. Los blogs, esa cosa histórica en vías de extinción. Casi un repositorio personal. Y siempre un lugar adonde recurrir en momentos puntuales. Como este. Cuando reconecto con el periodismo externo a la universidad. Colaborando con Radio Coruña de la Cadena Ser. Un audiotuit, 170 palabras de opinión local, un minuto de comentario apresurado. Aquí van los primeros enlaces por si alguien quiere escucharlos. Carreteras, cárceles, médicos y ambulancias, que alguien gestione lo público (18 de febrero de 2019) https://play.cadenaser.com/audio/1550484940_941361/ El edificio Conde de Fenosa, demasiado grande para caer (11 de febrero de 2019) https://play.cadenaser.com/audio/1549880619_414538/ El bus y la movilidad metropolitana (4 de febrero de 2019) https://play.cadenaser.com/audio/1549272556_777220/ Multas delirantes (28 de enero de 2019) https://play.cadenaser.com/audio/1548667220_499631/ La Fábrica de Armas de A Coruña y la Universidad (21 de enero de 2019) htt

Radón en el campus, dos años después

Ha pasado un tiempo y la Universidade da Coruña ha tomado medidas sobre la presencia de gas radón en el Campus de Elviña. Medidas políticas, sanitarias y científicas. Ha tranquilizado a muchos. A mí, también. Han sido dos años sin confiar demasiado en que se lo tomasen en serio desde el rectorado. Pero se han ventilado instalaciones, efectuado catas en el subsuelo, chequeos, reformas de obras... y por fin se ha comunicado. Cierto que no es el mejor ejemplo de comunicación de crisis. Aunque tampoco una muestra de que si se gestiona mal el coste sea demasiado alto. A pesar de 12 cánceres de distintos tipos. A pesar de estar afectado un centro educativo, siempre más sensible que otro tipo de escenarios. A pesar de que ha habido muertes. Al final, los seres humanos aceptamos lo razonable. Cierto que cada vez que entro en el despacho abro la ventana. Pero asumo el riesgo como algo parecido al derivado de la contaminación, desplazarse por carretera, a estar vivo. Llámenle autoengaño. Lláme