Líderes, pelotas y corruptos
No importa que sean gobernantes, banqueros, grandes empresarios o casi cualquier tipo de líder o jefe. Quien ostenta el poder casi siempre está rodeado de dos tipos de colaboradores: los pelotas y los corruptos. Son los “cortesanos”, unos sujetos sin escrúpulos que a su vez se convierten en jefes de otros a los que exigen comportamientos semejantes. Por eso no quiero ni imaginar cómo será Mark Rutte con sus subalternos en la OTAN, o los Santos Cerdán y compañía en el PSOE. La cultura de la adulación explica mensajes tan sonrojantes como el de Rutte a Trump. En el idioma del presidente norteamericano, le “besa el culo” con tal devoción que solo contemplo dos posibilidades: cree que Trump es imbécil y que alabándole sacará algún provecho o el neerlandés esconde algún tipo de perfil psicopatológico que le convierte en cliente potencial de una dominatrix. Aunque el verdadero problema es que la dominatrix sea Trump y su borrachera de poder le anime a seguir manejando el látigo que todo el m...