Un punto de inflexión en EL PAÍS

La carta abierta del director de El País a la Redacción de su periódico tiene una enorme carga simbólica para el sector de la prensa escrita. Describe el presente, el futuro y su incógnitas. Con algunas certezas a medio camino entre la tecnología, la evolución demográfica y los cambios sociales en la percepción del valor de la información periodística. Nadie sabe casi nada. Solo que será caro mantenerse, que el único camino lo traza la calidad de los contenidos y que el mercado será tan global como el marco cultural al que pertenezca el medio, ya sea idiomático o de cualquier otra índole.

Obviamente el sector perderá protagonistas. Los que más aguanten serán los correspondientes líderes de sus mercados. Algo muy parecido a lo que ha ocurrido con la televisión: una especie de oligopolio que vive tanto de su audiencia como de su influencia. Nada nuevo en el periodismo aunque siempre en evolución en lo tecnológico. Grandes medios digitales, transmedia, con Redacciones en red, rápidas no ya fabricando producto sino aportando rigor periodístico del bueno. El lector de ese periodismo nunca será masivo, siempre pertenecerá a las elites intelectuales de la sociedad. Lo que abarque esa elite entre la población marcará la diferencia de un país, de una comunidad. Llámenle cultura, si lo prefieren. O educación. O conciencia. Conocimiento, habilidades y actitudes, como quieran.

El Periodismo hace mucho tiempo que no vive de la información, sino de su enriquecimiento. Los medios, los canales, los soportes seguirán cambiando. El valor esencial del Periodismo seguirá siendo el mismo. Cuestión de resistir y seguir creyendo.

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