Indignados

Manifestaciones, concentraciones, acampadas... la "spanishrevolution", unos cientos, unos miles, quizá lleguen a cientos de miles, ¿millones? A veces estas movilizaciones consiguen milagros. Pocos milagros. Pocas veces. Pero si no existen, nunca ocurren. Personalmente preferiría que todos lo que piensan o pensamos que los políticos mayoritarios no nos representan votasen a otros, a los minoritarios, o creásemos nuevos partidos, nuevos movimientos que salten al ruedo de las urnas, sin abstención, sin voto nulo, o incluso que se asalten los propios partidos mayoritarios, inundándolos de nuevos afiliados y provocando mecanismos de democracia interna, desde las juntas locales hasta los congresos nacionales. Preferiría, en definitiva, que la gente volviera a la política, no sólo a la calle. Y que la Democracia Real Ya se ejerciese por convencimiento individual de que tenemos poder, al menos un cierto poder.

Nos han dicho desde siempre que la conciencia política depende de la formación. Pues bien, nunca ha habido una ciudadanía tan formada. Ni tan adormecida. Queremos ser empleados, nos divierte aborregarnos en grupos de forofos, vendemos nuestra alma al banco con tal de vivir en el centro o tener un coche mejor o unas vacaciones en un resort... No somos inocentes. Votamos con el mando a distancia, con la compañía telefónica, en el supermercado, votamos con las banderas, con los idiomas, con la red, con el transporte público o privado, con la bicicleta o el 4x4. Podemos decidir no fumar o no invertir en bolsa. Tirar o no tirar de una tarjeta de crédito. Pero no sólo es la democracia del consumo. Podemos exigir responsabilidades, nadie te obliga ir a un mitin, ni a convertir en un dios a un payaso, no hay por qué ser un incondicional de casi nada. Somos más libres que nunca. Y más perezosos.

Así que si alguien, unos pocos, unos jóvenes, unos acampados... se plantan y empiezan a revolver, y a grabar imágenes, a denunciar, a pasar de izquierdas o derechas, a indignarse con el coche oficial o el sueldazo de directivo, o el especulador o el mismísimo sistema monetario internacional y el condenado mercado de derivados pues bienvenido sea.

Aunque sería mucho mejor participar en política. Todos y a fondo.

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