Usted es influyente

He llorado mucho en mi vida viendo Qué bello es vivir, de Frank Capra. Capra, en general, es un tipo que me emociona, por muchos motivos pero, sobre todo, porque me hace sentir bien en mi ningunidad. Entre otras cosas, me dice que en realidad yo soy importante en el mundo por una especie de efecto mariposa pero a lo bruto. Yo no aleteo, yo educo, contamino, escribo, compro, construyo, voto, rompo... y, aunque a mí me parezca imposible, alguien me hace caso, incluso aunque aparente no hacerlo. Soy un influenciador, que dicen por ahí. En realidad, todos los somos, aleteando o no.

Ahora bien, ni usted ni yo somos Murdoch, Berlusconi, Ted Turner, ni mucho menos Jesucristo, Mahoma o Bill Gates. Es posible que ni ellos mismos, personalmente, sean o hayan sido lo que el mundo ha querido ver en ellos. Da lo mismo. La mezcla de poder y autoridad que todos tenemos en alguna medida, la que nos da apagar la tele, la de decir la verdad hasta el límite de la cortesía o la de pensar lo que nos da la gana sin miedo a quedar como imbéciles, es tan potente como invisible. Y muchos preferirían que fuera al revés.

Pero esto no es una llamada a esa resistencia ciudadana de apagar la luz una hora o no usar el teléfono o no repostar un día. Hágalo si le parece oportuno. Pero no. Ni siquiera es la toma de conciencia de la pequeña influencia con el "aleteo". En realidad es la influencia seria, aunque no megalómana. La influencia inconsciente, la viral, la conversacional, la de la "autoritas" y la del ejemplo, la convicción, la credibilidad en la experiencia, la del carisma en el pequeño grupo, la del modelo, la que provoca plagio, citas, "investigación" (ay, la investigación), la de la opinión, la de la doctrina, la educación, la fortuita, la del tono adecuado...

Ayer estuve viendo el remate de unas jornadas: el internet meeting point asturiano. Los bloggers famosos negaban ser influyentes. En términos periodísticos es verdad, apenas cuentan de cara al poder, no como los grandes grupos editoriales, que en el fondo sólo son influyentes porque les leen los que mandan no porque les lean muchos. Cierto que los bloggers casi no dijeron nada nuevo para los que siguen este tipo de eventos. Pero a mí me gustaron dos frases. Una de Wicho, un amigo que me importa un pimiento que ya sea famoso por Microsiervos aunque me alegro por él. Decía algo así como que por qué hay clases de informática en los colegios, es como si hubiera clases de lápiz o de goma de borrar. Otra, ni recuerdo quién lo dijo, alguien del País Vasco y siento de verdad no acordarme, aunque la mayoría de las veces la influencia es anónima: en la empresa privada todo lo que no está prohibido está permitido; en la administración, todo lo que no está permitido expresamente está prohibido. Seguro que no son frases originales, seguro que no son nuevas, pero a mi me influyeron y aquí contribuyo a su expansión.

Y todo esto lo escribo, manda narices, el día que Vicente Ferrer es enterrado en la India.

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