"Jubilados" a los 33 y el sueldo del presidente

Que un banco ofrezca bajas incentivadas a los trabajadores a partir de los 33 años o incluso con 8 de antigüedad, que se trate de una medida precedida por muchas otras encaminada a la reducción de la plantilla, que el sistema bancario esté sobredimensionado, que se pierda talento joven cuando no se para de perder el talento maduro, que ocurran todas estas cosas mientras que el salario de sus ejecutivos y consejeros, empezando por su presidente Francisco González (cobra lo de 250 trabajadores), sigue en niveles estratosféricos es sencillamente delirante.

La crisis de la clase media, su progresiva desaparición sostenida por la solidaridad familiar, lleva a pensar en crisis anteriores en las que las clases bajas (qué antiguo suena eso, todos o casi decimos ser de clase media) sufrían en sus carnes efectos devastadores. Quizá la caída económica se suavice, entre otros factores porque la Reserva Federal de los Estados Unidos no tiene reparo alguno en darle a la máquina de los billetes, una vez más. Pero el desarrollo social se va a resentir en términos de bienestar, de estabilidad y de paz, o dicho de otra forma, en términos de violencia, reducción de natalidad, movimientos migratorios...

El único mecanismo regulador que quedaba, el estado democrático, está permitiendo la injusticia incluso desde posiciones socialdemócratas. Y mientras tanto perdemos el tiempo hablando de aviones presidenciales, trajes de Milano, hijas apoderadas, fundaciones habilidosas, nacionalismos agraviados... Pero qué porquería de periodismo estamos haciendo en este país.

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