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Nucleares, cardenales y realidades

  Esta semana somos expertos en redes eléctricas. La que viene, dominaremos los entresijos del cónclave como auténticos vaticanistas. Todo ello con la suficiente profundidad de conocimientos como para tomar partido, que, en realidad, es de lo que se trata. Lo de menos es el bando: las nucleares, las renovables o la corriente progresista o conservadora del próximo cónclave. Tomamos partido con el corazón y ya encontraremos las explicaciones según nuestro clásico sesgo de confirmación. Siempre después del primer impulso emocional y con brocha gorda.  Lo malo es que entre tanta cuestión general no prestamos atención a lo concreto. Por ejemplo, hemos elogiado con toda justicia la labor de los equipos humanos, pero no se ha denunciado suficientemente los problemas de comunicación de los servicios de emergencia durante el apagón. Ni nadie exige que los respiradores o las máquinas de oxígeno cuenten con sistemas centralizados de alarma que movilicen la ayuda, aunque sea por parte de ...

La mecha que enciende El Odio

  Entre rearme, aranceles y la muerte del Papa, apenas ha trascendido lo que solo unas semanas antes era tema de portada: una entrevista en TVE a Luisgé Martín, autor del libro sobre José Bretón. Ante la presión social, Anagrama decidió no publicarlo. Y ahí remitió un escándalo que no solo se azuzó en redes sociales sino también desde el Gobierno, con una ministra de Igualdad afirmando que “no se puede dar voz a los asesinos”, aunque sí (esto lo apostillo yo) gobernar gracias a su apoyo parlamentario.  La entrevista era periodísticamente interesante porque daba por primera vez la oportunidad de explicarse a un escritor lapidado antes de que su texto se leyera. Sin embargo, en el ambiente flotaba la crítica, educada, templada y con dudas, sí, pero también con un ligero paternalismo moral. Aunque no refiriéndose al programa en el que estaba participando sino a la sociedad en general, el mismo Martín denunciaba ese insidioso mecanismo de la censura actual como un peligro prefasci...

Tensionados

  El 22% de las viviendas en A Coruña están vacías. Más de 31.000. Reincorporarlas al mercado sería la verdadera solución al problema de los alquileres en la ciudad. Pero ninguna de las herramientas que teóricamente se han utilizado para conseguirlo ha funcionado. ¿Por qué en otros lugares sí y aquí no? Es un misterio. ¿Por qué piensan que la declaración de zona tensionada abaratará los pisos? ¿Porque ha funcionado en Barcelona? No me hagan reír. Cada ciudad es un mundo. A Coruña no se parece a Barcelona, ni Barcelona a Sevilla, ni Sevilla a Bilbao. En realidad, las leyes nacionales de vivienda suelen pecar de sesgo capitalino (ya se sabe, “Madrid es España”) o se redactan en clave de grandes ciudades, con distribuciones residenciales y empresariales muy concretas y con invasiones turísticas que vacían los barrios de vecinos locales.  Rara vez esas leyes son adecuadas para ciudades medianas o pequeñas. Tienen sus propias particularidades. Por eso, cada vez que un gobierno inte...

Universidades, chiringuitos y políticos

La Unesco reconoce diecinueve mil universidades en todo el mundo. Otras fuentes elevan el número hasta cincuenta mil. Unas son públicas; otras, privadas sin fines de lucro; y otras, privadas con fines de lucro. Determinar cuáles son mejores resulta complicado porque depende de los criterios evaluados (como calidad académica, investigación, costes o accesibilidad). Así que la controversia entre buenas y malas universidades suele ser bastante estéril. Salvo que responda a intereses políticos. Que en los rankings siempre aparezcan en las primeras posiciones las privadas sin ánimo de lucro, como Harvard, Stanford o el MIT nos lleva a pensar que son el mejor modelo, pero solemos olvidar que la UCLA o Berkeley, ambas en California, o las británicas Oxford y Cambridge son públicas. Todas ellas con un excelente marketing. De hecho, gozan de fama mundial mientras otras universidades con indicadores de calidad semejantes apenas son conocidas. Así que algo hay de propaganda, bastante de truco en ...

Mutualistas mayores, pero no idiotas

Siendo todo malo, lo peor de la administración no es la burocracia, la opacidad, la ineficiencia o la lentitud. Lo atroz es que hay personas en la maquinaria que toman decisiones en exclusivo interés propio. Son los tiranos que retuercen la letra de una norma, los déspotas que la redactan para beneficiar al sistema en perjuicio del administrado, el listillo que tiene una ocurrencia para ganarse el favor de su jefe o simplemente el funcionario quemado que no tramita un papel porque le falta cualquier estupidez. Por una vez, Hacienda ha rectificado su decisión de fraccionar en varios años la devolución de los 1.700 millones de euros que los mutualistas tributaron en exceso entre 1967 y 1978. ¿Por qué no devolverlo en un solo pago como hasta ahora? Pues por sus santas narices. De modo que miles de pensionistas, en edades obviamente avanzadas, debían solicitar este año la devolución correspondiente al 2019. Y así hasta 2029. Hacienda hacía cálculos para ver cuántos se morían antes. Dinero ...

Adolescencia, la serie, el problema

  Si tienen ocasión, no dejen de ver en Netflix la miniserie británica ‘Adolescencia’. Retrata de forma magistral la mezcla explosiva de hormonas, redes sociales, deseo, odio y padres ajenos a la inseguridad de una habitación cerrada a la familia y abierta a un mundo de riesgos infinitos. Cuatro capítulos rodados en plano secuencia, es decir, sin cortes. Narran la angustiosa situación de un niño de 13 años acusado de asesinar a una compañera. Cada episodio muestra un contexto: la detención, el colegio, la entrevista con la psicóloga y, por fin, el cumpleaños del padre, una jornada que nada tiene de celebración. Al margen de las cualidades excepcionales de la interpretación, en especial la del chaval, capaz de mostrarse tan tierno y desamparado como aterrador, la serie mete un dedo en el ojo de cualquier familia normal con hijos, no solo varones, inmersos en su universo digital. Normal. Ni marginal ni desestructurada. Una familia que cree regalar un teléfono y en realidad regala una...

Spiderman contra María Pita

Las estadísticas dicen que nos gastamos casi 9 euros al mes en ver películas, ya sea en plataformas o en el cine. Si la Xunta fuera una familia media se gastaría menos de un euro. Es lo que le suponen las ayudas al cine gallego dentro de su presupuesto. Sé que todo el mundo está hablando del gasto en Defensa, pero permítanme hablar del gasto público gallego en el audiovisual, aunque solo sea porque mañana se entregan los Mestre Mateo. Puede que películas como ‘Honeymoon’, ‘As Neves’ o ‘Justicia Artificial’ no estén al nivel de ‘La infiltrada’, ‘El 47’ o ‘Casa en llamas’. Tampoco han tenido la misma promoción ni el mismo apoyo institucional para su realización. Si hablamos de ventajas fiscales, Canarias y el País Vasco se llevan buena parte de los rodajes. Si hablamos de industria, Madrid y Cataluña están a años luz del resto de España y además cuentan con sendas escuelas de cine que Galicia debería tener hace años. Y aun así el audiovisual gallego mantiene su ritmo, con más de 4.500 em...