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Fertiberia y el campus de Elviña

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La preocupación sobre los casos de cáncer en el campus de Elviña se ha relacionado con la antigua ubicación de una planta de Fertiberia en la zona. No era muy difícil ubicarla. Está muy bien explicada en las páginas 119 y 120 de la memoria del plan parcial del campus de 1990. Entiendo que la investigación todavía sigue abierta. Según el rectorado de la Universidade da Coruña, en esos terrenos no se almacenaban fertilizantes sino amonios. Lo cual, a su juicio, reduce el riesgo. Lo que sin ninguna duda reduce el miedo es la información. Sin prejuicios. Sobre esa finca están los edificios de la Facultad de Informática y la Escuela de Caminos. La investigación también les importa a ellos. Cuanto antes se concluya sin ninguna intención de tranquilizar sino de informar responsablemente, mejor. Radón, amonios o fertilizantes, no importa demasiado. Lo que importa es saber si hay algo que provoque cáncer más allá de lo razonable. Importa cumplir la ley, pero sobre todo importa proteger a l

Un punto de inflexión en EL PAÍS

La carta abierta del director de El País a la Redacción de su periódico tiene una enorme carga simbólica para el sector de la prensa escrita. Describe el presente, el futuro y su incógnitas. Con algunas certezas a medio camino entre la tecnología, la evolución demográfica y los cambios sociales en la percepción del valor de la información periodística. Nadie sabe casi nada. Solo que será caro mantenerse, que el único camino lo traza la calidad de los contenidos y que el mercado será tan global como el marco cultural al que pertenezca el medio, ya sea idiomático o de cualquier otra índole. Obviamente el sector perderá protagonistas. Los que más aguanten serán los correspondientes líderes de sus mercados. Algo muy parecido a lo que ha ocurrido con la televisión: una especie de oligopolio que vive tanto de su audiencia como de su influencia. Nada nuevo en el periodismo aunque siempre en evolución en lo tecnológico. Grandes medios digitales, transmedia, con Redacciones en red, rápidas n

La crisis del radón en la UDC

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El rector de la UDC, en el centro, con su equipo, reunido con trabajadores y estudiantes de las Facultades de Comunicación y de Sociología. Fotografía publicada en Economía Digital Este es el resumen. Se producen varios casos de cáncer en una Facultad, algunos mortales. En el edificio comienza a circular el rumor, quizá injustificado, de que pueden estar vinculados con el subsuelo. Cerca de donde ahora hay un campus universitario antes había una fábrica de fertilizantes, Fertiberia. El rumor salta a los medios de comunicación: prensa, radio, televisión, redes sociales. La Universidad abre una investigación: 23/1/2016 La UDC abre una investigación sobre la salubridad del edificio de Sociología y Comunicación La intención parece claramente tranquilizadora: 27/1/2016 El rector de la UDC dice que no hay "datos" que vinculen los casos de cáncer en Sociología con el edificio 27/1/2016 El rector vería "sorprendente" que el edificio de Sociología tuviese rie

Periodistas de los que aprendí en primera persona

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Cristóbal Ramírez, Xosé A. Gaciño, Armando Fernández-Xesta, Xosé Luis Blanco, Victorino Lourido, Juanjo Gallo, Primitivo Carbajo, Valentín Alejandro, Xosé Luis Vilela, Vituco Leirachá, Arturo Lezcano, Bieito Rubido, Pedro de Llano "Bocelo", Nonito Pereira y Marina de la Peña. Como periodista aprendí de ellos infinitamente más que en la Facultad de Periodismo, como es lógico. Todos me dieron clases particulares, en varias Redacciones, a lo largo de más de 20 años. Trabajé con ellos, para ellos y en muchos momentos me hicieron abrir la boca de admiración profesional y personal. No siempre estuve de acuerdo. A veces, compartíamos ideas; otras, en absoluto. En ocasiones me dieron clases de locución, de redacción, de diseño, de tecnología, de pragmatismo, de organización, de ética, de humanidad, de negocio, de política, de historia, de velocidad, de precisión, de realismo, de dirección de equipos, de equilibrio personal, de oficio, de compañerismo. Me hicieron mirar y v

Reestructurar la Universidad

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La imagen es del Consejo de Gobierno de mi Universidad. Podría ser la de cualquier otra Universidad pública española. A pesar de las diferencias en los estilos de gestión y de los dineros públicos que reciben, todas sufren problemas semejantes. Y no son fáciles de resolver. Por las leyes que condicionan el sistema, por el sistema que condiciona las leyes. Por las inercias personales de los académicos y los prejuicios de los políticos. Por la falta de comunicación, por las ideologías, los intereses y el desconocimiento. Desconocimiento. Sí. Quizá el problema más importante. La opinión pública, en general, los medios periodísticos en particular, hasta a veces los ministros y los consejeros autonómicos de Educación tienen un enorme desconocimiento de la Universidad. Y la Universidad tiene un enorme desconocimiento de la sociedad real, del mundo de la empresa y hasta de si misma, de las disciplinas que imparte, de sus estudiantes, de las habilidades de gestión de recursos y personas q

Adiós Wert, otro a la lista

Otro ministro de Educación que cae. El peor. Uno de los peores. ¿Llega otro que bueno lo hará? Lo cierto es que, salvo por el intento de Ángel Gabilondo de alcanzar un consenso educativo, no recuerdo un solo ministro "del ramo" (qué bonita expresión) que me dejara un mínimamente aceptable sabor de boca. Quizá la figura no es la más adecuada. Pero a muchos me los he tenido que tragar, como estudiante, como periodista y como profesor. Estudié la EGB y el BUP de Villar Palasí. Entré en la Universidad saltando de Mayor Zaragoza a Maravall, con los "penenes" en huelga constante, la revolución de la LRU que acabó muy lentamente con la Universidad franquista, que en el fondo fue la que sufrí mientras la nueva no llegaba del todo. Admito que, por cuestiones personales, de Solana y Rubalcaba apenas tengo recuerdos en el cargo, salvo porque se multiplicaron las Universidades y nació la LOGSE. El problema era el dinero, pero en teoría la cosa no pintaba mal del todo. En esto

Ideologías, mentiras y mayorías absolutas

Puedo equivocarme, pero cuando el gobierno de Zapatero decidió bajar los sueldos a los funcionarios se produjo un punto de inflexión en el modo de hacer política en España. Dejando al margen que fuera justo o injusto, evitable o no, ocurría con esa decisión algo tremendamente desasosegante y maquiavélico: los poseedores de una mayoría absoluta se vieron capaces de hacer cualquier cosa y la opinión pública no se rebelaba. Y, además, no era necesario disimular. En realidad siempre había ocurrido que, con cualquier excusa, no se cumplieran los programas electorales, o directamente se mintiese, o se olvidase intencionadamente una medida prometida, o que se hiciera directamente lo contrario de lo dicho. Pero o bien se disimulaba, o bien se justificaba con argumentos peregrinos, retorcidos, torticeros. Es política. O realpotilik.  O razón de Estado. Y todo se maquillaba para que las urnas no se resintieran. Pero desde hace unos años, quienes mandan creen que no lo necesitan. Aplican su