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Adiós Wert, otro a la lista

Otro ministro de Educación que cae. El peor. Uno de los peores. ¿Llega otro que bueno lo hará? Lo cierto es que, salvo por el intento de Ángel Gabilondo de alcanzar un consenso educativo, no recuerdo un solo ministro "del ramo" (qué bonita expresión) que me dejara un mínimamente aceptable sabor de boca. Quizá la figura no es la más adecuada. Pero a muchos me los he tenido que tragar, como estudiante, como periodista y como profesor. Estudié la EGB y el BUP de Villar Palasí. Entré en la Universidad saltando de Mayor Zaragoza a Maravall, con los "penenes" en huelga constante, la revolución de la LRU que acabó muy lentamente con la Universidad franquista, que en el fondo fue la que sufrí mientras la nueva no llegaba del todo. Admito que, por cuestiones personales, de Solana y Rubalcaba apenas tengo recuerdos en el cargo, salvo porque se multiplicaron las Universidades y nació la LOGSE. El problema era el dinero, pero en teoría la cosa no pintaba mal del todo. En esto

Ideologías, mentiras y mayorías absolutas

Puedo equivocarme, pero cuando el gobierno de Zapatero decidió bajar los sueldos a los funcionarios se produjo un punto de inflexión en el modo de hacer política en España. Dejando al margen que fuera justo o injusto, evitable o no, ocurría con esa decisión algo tremendamente desasosegante y maquiavélico: los poseedores de una mayoría absoluta se vieron capaces de hacer cualquier cosa y la opinión pública no se rebelaba. Y, además, no era necesario disimular. En realidad siempre había ocurrido que, con cualquier excusa, no se cumplieran los programas electorales, o directamente se mintiese, o se olvidase intencionadamente una medida prometida, o que se hiciera directamente lo contrario de lo dicho. Pero o bien se disimulaba, o bien se justificaba con argumentos peregrinos, retorcidos, torticeros. Es política. O realpotilik.  O razón de Estado. Y todo se maquillaba para que las urnas no se resintieran. Pero desde hace unos años, quienes mandan creen que no lo necesitan. Aplican su

Contra la eliminación de Facultades (2)

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No existen demasiadas universidades públicas en España, y mucho menos en Galicia. En los países desarrollados cuentan como mínimo con una Universidad cada 750.000 habitantes. Y las mejores Universidades del mundo tienen una dimensión semejante: unos 20.000 estudiantes, casi 30.000 personas implicadas si sumamos profesores, investigadores y trabajadores de administración y servicios. La gran diferencia es el presupuesto por estudiante. Y la procedencia de ese presupuesto. Las mejores universidades privadas estadounidenses tienen más presupuesto público que las universidades públicas españolas. Además cuentan con la participación privada de empresas, antiguos alumnos y una enorme capacidad comercializadora de patentes y contenidos divulgativos y científicos. El gobierno español ha recortado en educación y sanidad. La Universidad está en la ruina. Se reducen becas, sueldos, puestos de trabajo, se suben matrículas, acortan la duración de las carreras, se rebajan las horas dedicadas

Contra la desaparición de Facultades en la Universidad

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En mi Universidad quieren fusionar Facultades. No es la primera vez ni será la última. El argumento "aparente" es el ahorro. Un 0,2% en nuestro caso. Aunque fusionasen las 21 Facultades en una sola, el ahorro "aparente" sería poco más del 1%. Simplemente con los extras que cobran rector, vicerrectores y gerencia ya se ahorra lo mismo. Así que no es "ahorro". Ahorro es reducir viajes, protocolos, burocracia, papel, experimentos digitales, coches oficiales... No cerrar Facultades, Laboratorios, Departamentos. Ahorro es usar software libre y hasta gratuito. Hacer más videoconferencia y menos aviones. Tener una central de compras que pueda operar en Internet y no usar intermediarios con márgenes disparatados por poner simplemente una tarjeta de crédito. Ahorrar no es montar falsas televisiones universitarias, tener la calefacción encendida en edificios cerrados. Ni poner trabas a conseguir ingresos, hacer una patente, una spin-off o enterrar en papeleo a un

El final de Mad Men

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Vuelvo a escribir sobre esta serie, ahora que acabó, tan inteligente que en el último instante del último capítulo me hizo sentir inteligente a mí. Porque durante toda la temporada estuvo facilitando pistas sobre lo que iba a ocurrir sin que nadie (yo al menos) pareciera darse cuenta. Y de pronto todo encajó. La excelente técnica narrativa atrajo la atención sobre elementos que distraían, aunque conformaban el relato de todas las subtramas, y nos hizo creer que el viaje vital del protagonista tenía que acabar en una crisis definitiva, la que le llevase al suicidio o por lo menos a un punto de inflexión tan rotundo que justificase el final de la serie. Y no fue así. La crisis de la última temporada era como otras, quizá más grave, pero la vida profesional y personal sigue. Ése es el excelente final. Un guiño a los aficionados a la publicidad, a una generación que todavía canta la melodía de ese anuncio de Coca Cola, a la chispa de la vida, a todos los creativos que sufren periódicame

La empatía con "los malos"

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En la primera columna, imágenes de Hijos del Tercer Reich , Banderas de Nuestros Padres y Carta desde Iwo Jima . En el centro, Santuario , Salvados y Asier y yo. A la derecha, Dexter , El francotirador y Los Soprano. Los asesinos no tienen empatía con sus víctimas. Pero el mundo de la ficción y de la información puede hacernos sentir empatía con el asesino casi con la misma facilidad que con sus asesinados. Ha ocurrido una vez más con el programa de Jordi Évole entrevistando al etarra Rekarte. Y sucede cada vez que un realizador le da el papel protagonista a quien la industria audiovisual del momento o el poder sin más se lo ha negado a lo largo de la historia: los perdedores, los malvados, los terroristas, los mafiosos, los nazis, los fascistas, los comunistas, los psicópatas, los pederastas.... En su último éxito, El francotirador (American Sniper) Clint Eastwood, el maestro y siempre controvertido director, da una visión cosificada de los "abatidos" por su protag

Algunos miedos sobre la libertad de prensa

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No es una opinión, es un dato: en España no interesa el boxeo. Lo deja claro Google Trends. Y en esto unos cuantos poderes mediáticos deciden que un combate es un acontecimiento y la noticia casi borra de las primeras páginas el terremoto de Nepal. Ayer todo el mundo parecía aficionado, muchos vieron la pelea en directo de madrugada. Era un notición. Una semana antes pocos de esos insomnes serían capaces de decir el nombre de un boxeador. La libertad de prensa, en su día internacional, sigue estando tan amenazada por la agenda como por las dictaduras. Las noticias se suceden a toda velocidad, como casi siempre. Y cada vez más emocionales. Tan pronto convertimos a una mujer de Baltimore en una madre coraje , como condenamos a un padre a tres meses por pegar a su hijo. Sí, ya sé que no es lo mismo, pero el péndulo informativo puede llevarnos a posiciones contradictorias con total impunidad. Espectáculo, por supuesto. Periodismo, también. El capital, la gran empresa, los g