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El final de Mad Men

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Vuelvo a escribir sobre esta serie, ahora que acabó, tan inteligente que en el último instante del último capítulo me hizo sentir inteligente a mí. Porque durante toda la temporada estuvo facilitando pistas sobre lo que iba a ocurrir sin que nadie (yo al menos) pareciera darse cuenta. Y de pronto todo encajó. La excelente técnica narrativa atrajo la atención sobre elementos que distraían, aunque conformaban el relato de todas las subtramas, y nos hizo creer que el viaje vital del protagonista tenía que acabar en una crisis definitiva, la que le llevase al suicidio o por lo menos a un punto de inflexión tan rotundo que justificase el final de la serie. Y no fue así. La crisis de la última temporada era como otras, quizá más grave, pero la vida profesional y personal sigue. Ése es el excelente final. Un guiño a los aficionados a la publicidad, a una generación que todavía canta la melodía de ese anuncio de Coca Cola, a la chispa de la vida, a todos los creativos que sufren periódicame

La empatía con "los malos"

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En la primera columna, imágenes de Hijos del Tercer Reich , Banderas de Nuestros Padres y Carta desde Iwo Jima . En el centro, Santuario , Salvados y Asier y yo. A la derecha, Dexter , El francotirador y Los Soprano. Los asesinos no tienen empatía con sus víctimas. Pero el mundo de la ficción y de la información puede hacernos sentir empatía con el asesino casi con la misma facilidad que con sus asesinados. Ha ocurrido una vez más con el programa de Jordi Évole entrevistando al etarra Rekarte. Y sucede cada vez que un realizador le da el papel protagonista a quien la industria audiovisual del momento o el poder sin más se lo ha negado a lo largo de la historia: los perdedores, los malvados, los terroristas, los mafiosos, los nazis, los fascistas, los comunistas, los psicópatas, los pederastas.... En su último éxito, El francotirador (American Sniper) Clint Eastwood, el maestro y siempre controvertido director, da una visión cosificada de los "abatidos" por su protag

Algunos miedos sobre la libertad de prensa

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No es una opinión, es un dato: en España no interesa el boxeo. Lo deja claro Google Trends. Y en esto unos cuantos poderes mediáticos deciden que un combate es un acontecimiento y la noticia casi borra de las primeras páginas el terremoto de Nepal. Ayer todo el mundo parecía aficionado, muchos vieron la pelea en directo de madrugada. Era un notición. Una semana antes pocos de esos insomnes serían capaces de decir el nombre de un boxeador. La libertad de prensa, en su día internacional, sigue estando tan amenazada por la agenda como por las dictaduras. Las noticias se suceden a toda velocidad, como casi siempre. Y cada vez más emocionales. Tan pronto convertimos a una mujer de Baltimore en una madre coraje , como condenamos a un padre a tres meses por pegar a su hijo. Sí, ya sé que no es lo mismo, pero el péndulo informativo puede llevarnos a posiciones contradictorias con total impunidad. Espectáculo, por supuesto. Periodismo, también. El capital, la gran empresa, los g

Y si su socio no es honrado...

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Usted es honrado, pero detienen a su socio acusado de cualquier delito relacionado con corrupción, blanqueo, evasión de capitales. Su organización entra en crisis. ¿Qué puede hacer? Naturalmente, la "pena del telediario" no se puede evitar. Su clientela, proveedores, acreedores, personal, stakeholders en general (perdón por el término) le preguntarán con urgencia. Por no hablar de la prensa. Por no hablar de las redes sociales. El tiempo vuela y los nervios ayudan poco. No importa demasiado que el detenido sea culpable o no. Usted ha confiado en él. Por lo que sabe hasta ahora, nada le hace sospechar. Está convencido personalmente de su inocencia. De no ser así, usted sería el primer decepcionado y uno de los máximos perjudicados. Y desde luego, entiende que la ley no admite excepciones. Esto es más o menos lo que dice el manual básico de gestión de crisis y cualquier directivo o político mínimamente experimentado debería saber salir razonablemente del paso. Pero no a

Los blogs ya no están de moda

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Pero qué haces volviendo a escribir en el blog. Si ya no están de moda. Ahora si no estás en las redes sociales no existes. Bueno, los blogs de moda sí. Si eres blogger hipster, también. O si has conseguido que tu blog sea como una revista, con varios redactores y fotógrafos, todavía valen. Pero todos sabemos que nadie está demasiado en el mismo sitio salvo que esté leyendo titulares estilo Twitter o en Facebook o microvídeos estilo Vine. Un blog te exige varios minutos de lectura seguida de un texto. Aunque estadísticamente los blogs resisten, por primera vez disminuyen, al menos desde un punto de vista corporativo. Los comunicólogos rederos aseguran que deben ser sustituidos por el marketing de contenidos, lo que en el fondo sólo significa que alguien que escriba un blog tiene que hacer mucho más. Como siempre, por otro lado. La combinación "web-blog-redes sociales" es tan vieja como la existencia de las tres herramientas. Y el clásico reparto de papeles, equivalente

Ahora vuelvo

No es una disculpa, ni quiero hacer demasiada literatura de una cuestión personal. Pero hace dos años me dieron el alta tras una lesión medular provocada por un accidente de bicicleta. Sí, este blog ya había ido perdiendo actividad víctima del iPad, con el que es más fácil leer que escribir, que sustituyó en gran medida el portátil al que he estado pegado (en sus distintas versiones) desde hace 25 años. Al margen de ese detalle técnico, después del accidente me negué a redactar nada que no fuera un texto universitario, donde los fantasmas personales quedan guardados bajo siete llaves. Admito que lo echo de menos. El ejercicio diario de teclear sobre actualidad, sobre comunicación, sobre cualquier cosa que uno barrunte desviado por la mentalidad de periodista en la reserva es una gimnasia adictiva. Y si una sola persona lo lee ya es el paraíso. Hoy vuelvo a escribir. Después de una entrada publicada hace más de dos años y medio sobre la maldad. Una entrada que durante este tiempo no

La maldad

En una conversación de bar, comentaban a mi lado el posible origen de uno de los peores incendios del verano: el que quemó más de 15.000 hectáreas en Castrocontrigo (León), muy cerca de mi pueblo. En la zona viven del pino y de los níscalos, y no dejan que nadie ajeno vaya a cogerlos. Según el contertulio, no sería extraño que alguien cabreado, muy cabreado por no dejarle ir a setas hubiese esperado a vengarse plantando fuego. La teoría podría admitirse como un ataque de furia de no ser que los níscalos salen en otoño y el fuego en agosto. Si el causante, como el de tantos otros, recurre a la venganza de este modo, meses después, no es un calentón, ni un ataque de furia irreflexiva. Responde a la maldad. Si un padre, cualquier ser humano pero un padre mucho peor, mata a sus hijos incinerándolos en un horno tras dormirlos con barbitúricos para hacer daño a su ex mujer, no es un enfermo, ni ha perdido el control, no hay pasiones ni irreflexión. Hay maldad. Los malos existen y rara