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Lo que no queremos hacer por ideología o interés

Estamos creando un estado de opinión demoledor. En relativamente poco tiempo todo está patas arriba. El dinero lo tiene alguien pero no lo mueve: los bancos, las telefónicas, las petroleras y sus directivos (más que sus accionistas) se lo siguen llevando crudo. A los empresarios se les da más poder pero la mayoría están tan asfixiados financieramente que no los salva ni el despido libre; hay recortes pero no crecimiento, suben los impuestos y los despidos, bajan las prestaciones, el Estado se encoge, los indignados han vuelto a sus casas, miles de personas siguen acalorándose más por Ronaldo o Messi que por sus nóminas o se refugian en realities televisivos, otros pirados recurren a la violencia, a veces con uniformes a veces con capuchas. A un punto del conflicto social. O a la distancia que se quiera colocar por quien maneje los hilos. Me preocupa sobre todo la desconexión mental de quien tiene responsabilidades. Políticas, ejecutivas en empresas y administración, en los "merc

La ideología de los técnicos

Muchas personas honradas, normales y hartas de políticos prefieren que un presidente de Gobierno o un ministro sea una técnico. Algunos argumentan que así no caería en componendas de partido y otras politiquerías varias. Pero otros sostienen que el técnico no tiene ideología, que es casi como un científico o un ingeniero (que tampoco), incluso como una madre. Curioso cómo podemos creer que nuestra visión del mundo está libre del pecado político, moral, emocional... ideológico. A veces me divierto tratando de demostrar a mis alumnos (inútilmente casi siempre) que pensamos como pensamos porque somos un producto de nuestro tiempo, lugar, familia, etc. Que nadie es capaz de tomar decisiones como las tomaría un ordenador. Y que incluso un ordenador es fruto de una información preseleccionada que le condiciona. No hay técnico aséptico. No hay cirujano sin prejuicio. Ni ingeniero sin emoción ni madre sin ideología. Y no estamos demasiado dispuestos a aceptarlo. Porque nos creemos seres

Pero tú ¿realmente te ganas el sueldo?

La situación ahora es habitual. Parece una mezcla de American Beauty y Up in the air. Llega una consultora en recursos humanos para realizar un ajuste de plantilla y van realizando entrevistas al personal: –¿Le importaría decir exactamente en qué consiste su trabajo? En esos momentos ya estás a la defensiva y sólo aciertas a soltar con sarcasmo el cargo, la categoría o una función que, de pronto, incluso a tus propias parece prescindible. –¿Cómo cree que podría ser más eficiente? Los que saben que la sentencia está emitida de antemano ya sueltan frases del estilo de –Trabajando, no haciendo entrevistas estúpidas. Claro que los hay que pierden la dignidad y cargan contra otros departamentos, contra algún jefe, compañero o subordinado, perdón, cliente interno. Respuesta delatora tanto de los demás como de uno mismo. Roma no paga traidores (bueno, a veces) pero le saca un partido bárbaro a la lista de criticados. El caso es que la tribu de veinteañeros consultores (indios para los

Por qué me gusta Emilio Duró

A Emilio Duró no hay que tomárselo en serio, como él mismo dice. A pesar de su sentido del humor y de rapidez mental, dice bastantes cosas serias, pero te las tienes que tomar a broma, sin darle demasiada trascendencia, sin indignarte ni dejar que te afecten mucho. No importan ni sus teorías, ni su visión de la vida, ni siquiera su formación, que la tiene aunque la emplee de forma peculiar. Lo que importa de Emilio Duró es su capacidad de comunicar. Dicho de otra forma, no importa un pimiento lo que dice sino cómo lo dice y lo que provoca en la gente: risa, reflexión, desprecio, deslumbramiento... ¡hasta le piden consejo como a un psicólogo! Su forma de transmitir saltó a la fama gracias a las redes sociales, pero quien lo conociera antes seguro que le sorprendió su originalidad aunque jamás pensaría, como tantas otras veces, que el fenómeno pasara de círculos reducidos. YouTube y Buenafuente lo han convertido en una estrella de las conferencias amenas. Que en el fondo es lo que quie

Forofos

Me he tomado unas semanas de vacaciones porque sabía que, de lo contrario, iba a estar hablando de política. Y para qué cebarse con el árbol caído. Además, he desarrollado una especie de fobia a la bronca, a la discusión emocional, a los chillidos de fanáticos, extremistas, reaccionarios, histéricos, integristas... Bueno, soy padre de adolescentes, ya tengo suficientes salidas de tono en casa. El caso es que entretanto, he confirmado, por ejemplo, que mi cuenta de Twitter cojea de una pierna. Que buena parte de mis alumnos veinteañeros son incapaces de sustraerse a la pasión de la bandera (sea la que sea), como siempre, por otra parte. Que personas racionales, inteligentes, equilibradas y amigas echan espumarajos por la boca, incluso coincidentes con mis propias ideas aunque no por eso menos "salpicantes". Que los comentarios de los blogs o los periódicos que leo llegan a radicalismos tabernarios que meten miedo. Estamos abonando el camino a la violencia, porque el desbor

Calabazas, Samaínes y Halloween

Para que luego digan que el sistema educativo no funciona. Hace unos 20 años, en las escuelas infantiles se empezó a ahuecar calabazas y los niños de entonces ya han llegado a la Universidad. Halloween ha pasado de las guarderías a los locales de copas gracias a las actividades escolares. Que nadie se espante. Era un actividad más, como el magosto, o fabricar pan, los villancicos de navidad o la función de carnaval o fin de curso. Sólo que apoyada por Disney Channel y el resto de la industria audiovisual estadounidense. Claro que los profesionales de la educación somos únicos buscando explicaciones y se recurrió a la del Samaín, la fiesta celta origen de Halloween. Que es más o menos lo mismo que vestir a los niños de vaqueros diciendo que no son norteamericanos, sino tejanos, por tanto españoles, montando caballos de origen árabe. O que la hamburguesa es de Hamburgo y el hot-dog de Frankfurt. Podemos disimular si nos da vergüenza, negar que nuestros niños celebran Halloween aunque

Conciliación, horarios, usos y husos

Vivo en Galicia. La punta noroeste de España, encima de Portugal. Este fin de semana nos cambian la hora. Empieza el horario de invierno. Cuando nuestro reloj diga que son las 3, nosotros diremos que son las dos. Pero el Sol, si fuera de día, dirá tozudamente que en Galicia es justo la medianoche: 00 horas. Nos suele dar pereza hacer este ejercicio mental de husos horarios. Incluso nos da pereza el ejercicio geográfico. Galicia está al sur del oeste de Irlanda. En el mismo huso solar de las Islas Canarias. Pero la oficialidad recoloca las horas por cuestiones políticas, económicas y pretendidamente funcionales. De hecho, si dices en Madrid que Galicia debería tener la hora de Canarias o Portugal te miran como si fueras nacionalista. Y cuando les comentas que Madrid debería tener la hora de Londres, se quedan extrañados. Todas estas obviedades, que seguro conoce, vienen a cuento, más que de los husos, de los usos y costumbres que nos quieren cambiar respecto a horarios con razones q