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La buena educación

No está mal que se vuelva a discutir por enésima vez de educación. Que la derecha aparentemente la desprecie o la utilice como filtro entre clases sociales, que la izquierda la convierta en arma sindical o fuerza "empleabilizadora". El poder debe controlar para ser poder. Incluso el poder del profesor vitalicio amamantado por el sistema. O el del padre "propietario" de su vástago. O el del estudiante crecido por tanto mimo y derecho. Machacar al funcionario, al político, al niñato es casi una reacción "natural" de la sociedad que se puede alimentar fácilmente desde los medios de comunicación. Así que siempre que se haga algo más, por poco que sea, no está mal. Los periódicos están repletos de artículos de opinión. Pero los hechos son los hechos. Y según los hechos, en este país no creemos en la educación. Al menos no tanto como decimos. Nos faltan dos pilares esenciales: el pragmático y el idealista. El pragmático sostiene que la educación acaba siendo r

Hijos de mala madre

La madre de un amigo mío es una de las personas más buenas que conozco. Pero él se casó con una mujer "menos" buena: algo egoísta, algo parásita, algo malhumorada, algo mandona, algo bruja. Para no separarse (no tiene mucho dinero y los divorcios salen caros), gestiona sus emociones con cuentagotas. Así no se desgasta más de lo necesario. Sus primeros "recortes" emocionales fueron las risas. Se ríe menos, pero cuando se ríe es muy muy feliz. Como quien bebe sólo un sorbo exquisito. También se enfada menos, porque cuando se enfada sospecha que le puede dar un infarto. Dedica poco tiempo al ocio, pero el poco que disfruta le parece paradisíaco. Y al final se considera aceptablemente feliz a pesar de la pareja. Será porque es tan bueno como su madre. Tanto como el de las grandes situaciones de crisis, siempre me han llamado la atención los modelos de gestión de lo cotidiano. Exigen una inteligencia a largo plazo que debe contar con  unas sólidas bases de carácter y m

No son los mercados ni los bancos, son los directivos

Los únicos culpables de la situación económica mundial son los individuos, en concreto los directivos de las grandes entidades financieras. Claro que también los políticos que desregularon el sistema. Y también los especuladores, cualquier especulador, incluido yo, e incluso, si me lo permite, seguro que también es culpable usted (aunque es posible que me equivoque) a poco que haya vendido o comprado algo sacando o pensando en sacar una plusvalía  que fuera más allá de lo "razonable". Sueldos, bonus, incentivos, retiros de lujo, aviones, privados, mansiones. El dinero lo tienen ellos, y lo siguen teniendo. No es el mercado, no es la banca. Son ellos. Los que apuestan y ganan siempre. Mientras no se desande el camino andado, mientras los gobiernos no se enfrenten a esos rentistas del sistema, mientras no se invadan los paraísos fiscales y mientras no se recupere todo el dinero que han ganado a espuertas no hay recorte del gasto público que valga. Siempre estaremos en sus man

Sólo dos horas más de clase

Un experto en técnicas para hablar en público comentaba ayer que una buena intervención requiere una preparación mínima de tres semanas. Sobre todo si es una charla breve, que motive, una charla eficaz. Hay que dominar el tema, ensayar ante el espejo, repetir una y otra vez el inicio, los cambios de ritmo, captar la atención, mantenerla y recuperarla cuando baja, sin olvidar naturalmente el objetivo principal: que el mensaje se fije en la mente del receptor. Si usted ha tenido que hablar en público, hacer una presentación, incluso un mínimo discurso familiar, conoce el miedo escénico, sabe el trabajo que da, la tensión que provoca. Lo de menos es que deba hablar un minuto, diez o sesenta. Claro que eso se debe a que no es profesor. Porque al parecer, los profesores no necesitan preparar sus clases y sólo trabajan cuando las están impartiendo. De hecho, algunas administraciones han decidido transmitir la idea de que los profesores sólo trabajan las horas lectivas que les corresponde

Mi mono y yo

Quizá le haya pasado alguna vez. Sobre todo si vive en una localidad no muy grande. Alguien se salta un stop o un ceda, o hace cualquier otro tipo de pirula y usted le pita, le abronca, le menta a la madre. Es tarde cuando usted se percata de que conoce al sujeto en cuestión: un vecino, un cliente, un jefe, un amigo, un familiar. Y se mezclan las sensaciones: vergüenza, sí, pero menuda ha hecho... quizá he exagerado... ahora ¿qué hago?, ¿le saludo?, ¿me disculpo?, ¿no debería disculparse él?, ¿hago que no lo conozco?, ¿qué nos diremos la próxima vez que nos veamos? Somos la persona educada pero también la que pierde el control. La frecuencia de esa pérdida y el nivel de descontrol alcanzado es lo que marca la diferencia entre el ser humano racional y el estúpido, entre el empático y el egocéntrico, entre la inteligencia y el mono. Con perdón para los monos. Ira, miedo, chulería, inmadurez, rigidez mental, sentimiento justiciero... Dicen que el dinero no nos vuelve idiotas, sino que s

Mensaje para García y otras historietas

Durante las vacaciones, entre otras cosas, me he dedicado a hacer limpieza. He tirado, con mucho dolor de corazón, papeles de mi infancia, de mi etapa universitaria, de etapas profesionales anteriores, de becario, de temporal, de fijo, de parado, de empresario, de funcionario.... Releí alguno y me encontré con historias repetidas, por ejemplo, esas que alguna vez te contaron en clase y que luego tú usas en tus propias charlas, con alguna imprecisión. Una de ellas (quizá la conozca) es la del "Mensaje para García".  La primera vez me impresionó. La segunda la aprecié más aún. Después la incorporé a mis anécdotas para pedir iniciativa (y en el fondo obediencia) a mis colaboradores (en realidad subordinados) o para ilustrar clases de comunicación y dirección de personas. No hace falta que la lea pero por si acaso le pongo el  enlace .. En resumen es una historia que cuenta como el teniente Rowan recibió un difícil encargo del presidente de los Estados Unidos y lo cumplió sin p

Empiezo a pagar por prensa digital

Pues al final, empiezo a comprar. Han pasado unos días desde mi última entrada en este blog buscando explicaciones sobre mi extraño comportamiento ante los quioscos digitales. Y por pura disciplina "profesional" me he obligado a comprar periódicos y revistas aprovechando ofertas de lanzamiento veraniegas. A diario. Tirando la casa por la ventana: gastando las astronómicas cifras de 0,79 céntimos por ejemplar e incluso 2,30 euros si se trataba de una revista. Hala, será por dinero. Y en efecto, en el caso de las revistas definitivamente prefiero leerlas en el iPad que en papel. Mejores fotos, posibilidades de diseño llamativas y mucha, mucha comodidad. En el caso del papel prensa, aún no he superado la sensación de novedad, me siguen sobrando las interacciones y los "enriquecimientos" de noticias con vídeos que no enriquecen nada o galerías de fotos que tampoco suponen una gran mejora. No puedo compartir el ejemplar con los otros miembros de mi familia, ni lo puedo l

No sé por qué no compro

A pesar de que llevo más de 25 años delante de una pantalla de ordenador, no soy un nativo digital. Mis amigos más "de letras", de esos que siempre piden ayuda con el ordenata o que no quieren aprender nada demasiado nuevo, llevan años vacilándome sobre mis escasos niveles de lectura en papel, que ciertamente he reducido a tres o cuatro novelas al año y una docena de manuales y muy pocos artículos "científicos". El resto ha caído claramente del lado digital. Y desde el iPad , más aún porque estoy descubriendo el placer de las revistas y periódicos en versiones de "pdf enriquecido", muy poco enriquecido, por cierto. Pero aún estoy comprando poco, quizá estoy a punto de lanzarme, pero aún no. Y la verdad es que no sé por qué. La aparición de Orbyt , el próximo lanzamiento de Kiosko y más, o iniciativas tipo Zinio (hay muchas más pero no quiero aburrir) están dirigidas a lectores como yo. Lectores que cuando están leyendo, incluso ojeando, no navegan. Lee

La noche de Sanjuán y de San Juan

Me gustaría decir que esta es mi noche por muchos motivos. Pero sigo asustado por la capacidad de atracción que tiene la actriz Antonia San Juan. Al menos atracción de tráfico hacia este blog. Esta noche, como las últimas diez o doce noches, más de cien personas pasan por esta minúscula parte de Internet porque alguna cadena de televisión emite una serie donde sale la canaria. Así que esta noche es de San Juan por partida doble, triple, si me permiten la vanidad. Y esta entrada me sirve para reflexionar sobre cómo la televisión sigue siendo, pese a quien pese, el gran totem de la comunicación. Puede que la publicidad siga cayendo , pero será una mala idea para la rentabilidad y para el motor de la recuperación económica. De muestra, añado a las montañas de evidencias y datos este humilde botón. Ay, tele y morbo, qué mezcla tan eficaz. Me cago en la leche.

Gente de orden e indignados

Este fin de semana vi un documental en la Noche Temática de la 2, titulado "Verdadero o falso" de Pandorga S.L. y TVE, en el que entre otras cosas un científico llegaba a afirmar que nuestro cerebro se acababa "haciendo" de derechas o de izquierdas. Por pura distorsión de la realidad. La neurociencia tiene estas cosas. Un escáner demuestra que algunas zonas de nuestro coco se activan ante determinados estímulos. Seguramente eso justifica la reacción irreprimible ante una bandera, un equipo de fútbol o una ideología. Ocurre también con el orden. La gente de orden es lo que tiene. Y si usted es gente de orden, le ponen nervioso los perroflautas, prefiere que los sintecho puedan ser retirados por la policía de las vías públicas, se sube por las paredes cada vez que un calzoncillo o una braga asoma por encima de un pantalón, las rastas de esos guarros y, naturalmente, los violentos. En realidad a los violentos no los aguanta ni su madre, pero en cuanto aparecen entre

Prensa en estado crítico

Siguen los despidos, sigue el descenso de la publicidad, siguen los procesos de concentración empresarial, los medios de comunicación, especialmente la prensa y la TDT, se debaten entre el estado de coma, el "no natismo" de muchas teles locales y el recorte inflexible y permanente de los grandes grupos. Nadie atisba soluciones. El jarro de agua fría con The Daily, que alguno encuadra entre los grandes fracasos tecnológicos de lo que va de año, ha ralentizado la apuesta empresarial, que no la de contenidos, para iPad. Y eso a pesar de sus ochocientas mil suscripciones iniciales. ¿Modelo de negocio o calidad de los contenidos tanto desde la perspectiva periodística como técnica? ¿Es irreversible el proceso de no pagar y más irreversible cada día que pasa? Pero si la respuesta es reducir plantillas, ediciones, corresponsales, redactores, producción propia, diferenciación, experiencia ¿cuál será el futuro? Y si todo el mundo entiende que el futuro es inevitablemente el cierre,