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La Universidad que tenemos y la que queremos

A los periódicos españoles les ha dado por hablar de la Universidad. Varias elecciones a rector casi simultáneas, con el morbillo, al parecer inevitable, del color partidista, las primeras quejas del sistema Bolonia , runrún sindical, exceso de títulos con pocos alumnos , problemas de financiación para gastos corrientes, decretos decepcionantes como el   estatuto del estudiante o de doctorado , oscurantismo y sospechas en las llamadas "agencias de calidad" que deciden sobre le futuro laboral de los profesores, controversias territoriales con los llamados "campus de excelencia" , rebajas en las partidas de investigación ... los problemas se amontonan. Nadie está contento. No quiero entrar demasiado hondo en los porqués, pero seguramente la universidad que queremos no es la universidad que tenemos. Y esta es la sensación de los profesores, los investigadores, los estudiantes, los padres, las empresas... y los medios de comunicación. Las relaciones de los medio

Y tú, ¿de quién eres?

Un domingo lluvioso. Como para reflexionar. La semana pasada, debió ser por los carnavales y por esa florecida fauna del management y los recursos humanos que habla tanto ahora de la felicidad, estuvo ocupada por conversaciones largas y "conceptuales". Vamos, que hasta me preguntaron ¡bajando una escalera! cuál era mi concepto del ser humano . Apenas 24 horas más tarde, otra persona me preguntó en qué creo. Y al día siguiente, por mi visión global de la política , así, a las bravas. No son conversaciones habituales. No suele haber ni tiempo ni ganas de pensar, ni mucho menos de escuchar, no siendo que te cuenten su vida, etc, etc. Pero ando leyendo a Antonio Damasio , escuchando a "coachs" mediáticos como Mario Alonso Puig , a ese monstruo emergente de la felicidad que es Santiago Vázquez , e incluso a mi amigo Ramón Gil (que fue el que me puso en la pista de la alegría de Spinoza, más que de la felicidad). Son intelectuales pragmáticos. Con la ciencia, la gest

Presidente, se me ha ocurrido que...

Soy un ignorante. No sé por qué si excedo el límite de velocidad en 30 kilómetros por hora me multan con 100 euros y si como pipas en la calle o paseo con el perro por la playa me multan con 300 e incluso con 1.125. Ambas noticias son de hace un año, pero no creo que haya habido ninguna "revolución" normativa que haya transformado el panorama. Hoy ha empezado la limitación de velocidad en autopistas y autovías a 110 km/h. Cuando la gente poco capacitada se le entrega el poder sobre los demás ocurren cosas como estas. En realidad mucho más graves, aunque al parecer estas se entienden mejor. No sé si dar ideas, pero por ignorante soy de lo más idóneo para tomar serias decisiones que afecten al prójimo, así que, señor presidente, escuche lo que se me ha ocurrido: Se podrían poner límites al consumo eléctrico , además aquí se puede atemorizar de dos formas: multando a quien se exceda de la barrera arbitraria que se le ocurra al ministro o directamente cortando la luz al inf

Escribe un papel y viaja con él

Llevo unas semanas en que no paran de hablarme de una nueva casta de famosos: los speakers (resista la tentación de traducirlos por charlatanes, por favor). Los entrevistan en televisión, se ofrecen en correos masivos, en folletos, en webs, adornan congresos, galas, banquetes y convenciones. Quizá con este blog yo hago algo parecido, en malo, naturalmente. Aunque me enfrento a mis propios problemas. Por ejemplo, desde que uso un iPad me he convertido más en lector de internet que en escritor, mi blog poco a poco tiene menos y menos entradas. Pero es curioso que también puede coincidir con esa sensación que muchas personas tienen de que es mejor "escribir un papel y viajar con él". Casi un único mensaje, al menos durante una temporada, repetido ante distintos públicos, con los mismos chistes. Puede ser una teoría, un discurso de motivación, un ejercicio de "coach", una "performance", una charla sobre hombres y mujeres. A la gente le encantan esas cosa

Los Goya de Internet

Han sido los Goya de Internet, de las relaciones del cine e Internet para ser más exactos. Aunque en realidad habría que decir de las relaciones entre la cultura, la educación, el poder e Internet.  Un discurso de Alex de la Iglesia que bien vale para remarcar el cambio que el poder siempre se resiste a ver: el cambio en el cine, en el aula , en la empresa, en la comunicación en general. Nunca ha sido tan fácil ni tan barato producir contenidos con una impensable calidad técnica. Nunca ha sido tan fácil ni tan barato distribuirlos. Nunca ha sido tan fácil ponerles un precio ridículo. Nunca ha sido tan barato ponerle puertas al campo. Los que mandan se seguirán resistiendo. Seguirán siendo lentos en sus reacciones. Conservadores, en definitiva, que tratan de parar el avance del río con las manos. Como siempre. Como cuando trataron de impedir que la gente aprendiera a leer y a escribir. Como cuando querían controlar la imprenta. Como cuando quieren, aún, válgame el cielo, "conced

Dudas de editores de periódicos

Los editores europeos no se llevan bien con el iPad. No me extraña. Lo que puede ser su penúltima esperanza se convierte en un verdadero quebradero de cabeza. Las dudas son muchas. ¿Cobrar o no?, y si es sí ¿cuánto?, ¿venta al número o suscripción?, ¿venta en lote con otras publicaciones?, ¿cambiar al quiosquero por Apple?, ¿prefieren hacer versiones para varias tiendas como la nueva de Yahoo, la de Google o BlueVia de Telefónica?, ¿tienen que ofrecer versiones para iPad, android, ereader... o se 'casan' sólo con una plataforma?, ¿buscan nuevos lectores o reconvierten a los que tienen?, dicho de otro modo ¿llevar lectores del papel a la pantalla o internautas interactivos y multimedia a la lectura sin tanta distracción?, ¿trasladan los ahorros de la impresión y distribución del papel a los lectores o a las redacciones?, ¿solo texto y fotografía o también vídeos y enlaces a la web y en especial a las redes sociales?, ¿diseño gráfico mejorado o animaciones y audio y todas cuanta

Somos mansos

No sé exactamente que les está ocurriendo a los españoles, ya no como país, sino como un suma de individuos. El pesimismo, una vez más en la historia, nos paraliza. El colchón familiar, supongo que también la economía sumergida o el calcetín del ladrillazo, amortigua los efectos del paro. Somos uno de los países con mayor fracaso escolar. El cuarenta por ciento de los más de cuatro millones de parados tienen menos de treinta años. No nos reproducimos. No montamos nuevas empresas. Asistimos sin inmutarnos al progresivo empobrecimiento general presente y futuro. Modificamos por tercera vez el sistema de pensiones en la democracia y estamos convencidos de que se seguirá modificando, siempre a peor, en los próximos años. Coincidimos en que los políticos son más mediocres que nunca, que los bancos y los mercados mandan sobre la democracia pero no surgen nuevas alternativas y nadie con un currículum mínimo piensa en dedicarse a la política. Visualizamos los dramas ajenos como las estadística